
Jardines de Shakespeare
Que tienen en común la granada; los sauces, el hinojo; la ruda, los ranúnculos, las violetas, las rosas rojas y las blancas, el romero, o el exótico sicomoro, ese que Tony Bennett menciona en su preciosa canción “Luz de Luna en Vermont” . Todos ellos aparecen consignados en las obras de William Shakespeare ( 1564-1616), el más grande escritor de todos los tiempos .
Efectivamente lo es. La mejor demostración es que en un mundo donde los hombres y mujeres notables pasan, son superados, se olvidan, el perdura, quizás porque nadie ha logrado aunar, en su más alto grado la tragedia, la comedia, el amor, la ternura, el odio y el horror propio de la condición humana.
Siempre aparecen maneras originales de recordarlo y homenajearlo. Los jardines temáticos fueron creados al cumplirse 400 años de su muerte. Existen 33 en todo el mundo y son lugares donde se cultivan y crecen únicamente las flores, hierbas y plantas mencionadas en sus obras. Un método por el cual a través de la botánica, la floricultura, podemos acercarnos al genio de la literatura.
Los jardines de Shakespeare, se han convertido en sitios de interés literario y amoroso y lugares inspiradores de otros escritores. Abundan las novelas donde los amantes se reúnen en el espacio dedicado a Romeo y Julieta, en Inglaterra, o en Viena, San Francisco, Barcelona; dentro del Central Park en Nueva York, en Cleveland, entre otros. En este último, además, los caminos conducen a un busto del poeta, filósofo e historiador, capaz de producir textos que tienen la propiedad de elevar o de hundir a los seres, en estudios sicológicos, donde florece lo mejor y lo peor de las almas. ¿No le parece, a la luz de sucesos ocurridos en nuestro país lo acertado y vigente de este planteamiento?
El primero data de 1988 cuando se plantó un jardín botánico complementario a la propiedad de Anne Hathaway, esposa del dramaturgo, en Shotery , muy cerca Stratford -on -Avon, por lo que es posible hacer el recorrido a pie entre ambos lugares. Hay banquillos para sentarse a observar el paisaje, mientras se escuchan sonetos declamados por actores famosos. El soneto 25 con sus caléndulas; también se puede ingresar a un escondite de sauces vivos que crecen, en medio de líneas de “Hamlet”, “Otelo” y “Noche de Reyes”
Hinojos, aguileñas, rudas (la hierba del perdón que se dispersa los domingos). Ofelia coronada de ranúnculos, también las violetas que la misma Ofelia ofrece a Horacio con ese inolvidable y conmovedor “las violetas se marchitaron cuando murió mi padre”.
Rosas rojas y blancas en” Enrique VI”, presagio de la guerra de las rosas. La pastora Perdida de “Cuento de Invierno” recuerda a Polixemo que el romero (Rosemary en inglés) y la ruda son flores que mantienen la forma y el perfume durante la estación fría y perfuman tanto lechos de novia como lechos de muerte.
Las trinitarias abundan en Hamlet. Desdémona le canta al sauce, mientras que la doncella de su madre lloraba a los pies del sicomoro. Romeo también se pierde en un bosque de estos árboles de hojas verde oliva. El sicomoro y su madera incorruptible se usaban para hacer sarcófagos. En la despedida de “Romeo y Julieta” un pájaro canta sobre el granado, que produce flores rojas y cuya fruta es la granada. Una manera distinta de acercarnos al dramaturgo, su obra y al idioma inglés, lo que nunca está demás.
Qué jardín «Mamma mí» qué jardín de ideas…
Maravilloso no mas…
Una pluma privilegiada para un artículo altamente armónico y bello.
Mas embellecida aun con el título y la ilustración.
Bravo, así se escribe, cátedra para los estudiantes de hoy.