«A propósito de los 50 años del golpe: Negar, esconder o tergiversar el horror provocado en ese nefasto acontecimiento, es una acción, una actitud tremendamente perversa que daña y mancha el futuro de la Nación. Perversidad: Cualidad de quien obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello.»

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La cola del diablo en Chile

Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

Doctor en Historia. Universidad de Concepción.

Con ese título, José María Aricó analizó lo que fue el itinerario de Antonio Gramsci en América Latina, de quien este mes de abril se cumplirán 82 años de su muerte. Para Hobsbawn, su figura y pensamiento lo convirtieron con el tiempo en el intelectual marxista más original de occidente desde 1917 y hasta nuestros días.

Como se sabe, su pensamiento fue tardío tanto en Europa como en América Latina, en esta última, Argentina y Brasil serían los destinos donde el pensador sardo tuvo mayor recepción. Por lo tanto, son los denominados “gramscianos argentinos” quienes se encargan de iniciar el capítulo de Gramsci en las ideas políticas en nuestro continente, principalmente a través de la revistas Pasado y Presente. Posteriormente vendrá -como señala Nelson Coutinho- la acogida en Brasil a comienzos de la década del sesenta.

La recepción de Gramsci y su difusión en América Latina fue más bien acotada o ausente ante de los años 50 del siglo XX, luego adquirió mayor difusión en los círculos de la llamada izquierda renovada de los años sesenta, setenta y con mayor fuerza en los ochenta, en plenas dictaduras del cono sur.

Para el caso chileno, se puede dar cuenta de su presencia o algunas referencias hacia la primera mitad del siglo XX. Por ejemplo se habla de un encuentro casual que tuvo Luis Emilio Recabarren con Antonio Gramsci en el IV Congreso de la Internacional Comunista el año 1922. Un segundo momento sería una edición local de una selección de artículos de José Carlos Mariátegui en 1934, donde el nombre de Gramsci aparece mencionado. El tercer momento se sitúa en 1946, cuando Renato Treves, socialista italiano exiliado en Argentina publica un artículo en la Revista Babel, revista de arte y crítica. En aquel artículo se habla de Piero Gobetti, un luchador antifascista que habría compartido con Gramsci en los Consejos de Fábrica de la ciudad de Torino. En consecuencia la presencia de Gramsci en Chile muestra que sus escritos propiamente tal no comienzan a circular entre nosotros antes de la década de los cincuenta.

Al respecto, Osvaldo Fernández fue uno de los primeros en leer y difundir a Gramsci en Chile, lo introdujo en un grupo cercanos de compañeros de Valparaíso, entre los cuales se puede contar a Sergio Vuskovic, Nelson Osorio, Juan Barattini y Leopoldo Benavides; por lo tanto, desde Valparaíso se habría comenzado a enseñar Gramsci en Santiago y de ahí hacia otras regiones del país.

Para Enzo Falleto, los intelectuales chilenos a diferencia de los argentinos, brasileños y peruanos, tienen cierta desconfianza a las cuestiones teóricas, por lo tanto, la recepción que tuvo Antonio Grasmci estuvo más centrada en los aspectos político-prácticos de su pensamiento, no tanto así en la teoría.

El golpe de Estado de 1973 y la derrota/fracaso de la Unidad Popular, llevó a que la izquierda realizara un duro análisis sobre las causas del 11 de septiembre. En ese proceso irrumpe con fuerza un Gramsci en clave democrática, donde la crítica a la dictadura chilena, también pasaba por la crítica a la dictadura del proletariado. En otras palabras, no había dictadura buena y dictadura mala.

En consecuencia, ¿qué se buscó en las lecturas de Gramsci? Básicamente una nueva forma de pensar la política y concebir el poder, más cercano a la idea de hegemonía, entendida como la construcción de una mayoría social y política.

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1 Comentario en La cola del diablo en Chile

  1. muy interesante articulo, no tenia idea de la pasada de Gramsci por Ámerica Latina. Se agradece.

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