«No tendremos una sociedad si destruimos el medio ambiente.»

Margaret Mead.

 

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

LA HOJA BLANCA

Gladys Semillán Villanueva

Embajadora por la Paz de las Naciones Unidas por la Letras UNILETRAS. Ave viajera de Semillas para la Juventud Primer Premio Internacional de Dibujo, otorgado por U.F.P. Argentina.

Gladys Semillán Villanueva

Embajadora por la Paz de las Naciones Unidas por la Letras UNILETRAS.

Ave viajera de Semillas para la Juventud

Primer Premio Internacional de Dibujo, otorgado por U.F.P. Argentina.

Desde Castelar, Argentina

Hacía mucho tiempo que no subía al altillo, se ayudó con una linterna pues no recordaba en qué condiciones estaba el sistema eléctrico.

Con mucho cuidado iluminando en el ambiente, un fuerte olor a humedad le dio en el rostro haciéndola retroceder un poco.

Se sostuvo de un mueble al que casi no veía tratando de recordar los lugares de los elementos que solía recorrer.

Se abrió paso entre sillas y baúles, hasta llegar a un arcón de madera finamente tallado con unas iniciales en la tapa.

Pasó la mano suavemente, entrecerró los ojos como tratando de recordar e

imperceptiblemente, casi como en un sueño, retrocedió en el tiempo.

Imágenes de una casa iluminada, voces de seres queridos, ambientes

resplandecientes por el sol, los ventanales con sus preciosas cortinas corridas dejando que la luz jugara en los pisos, paredes, cuadros.

La fragancia de las lavandas no solo llegaba desde el jardín, sino que se

esparcía desde los jarrones que se encontraban en cada ambiente.

Le parecía escuchar diálogos familiares, se estremeció.

Muy despacio fue levantando la tapa del arcón para que el polvo no se

depositara en el interior perjudicando el contenido.

Cajas, una bolsa de tul rosa guardando flores secas, fotos y de pronto esa tela profusamente adornada de puntillas envolviendo una prenda doblada con

esmero para que nada la arruinara.

Su mano se detuvo con miedo, deseaba abrir el paño, pero algo la detenía.

Como un sonido lánguido, apenas audible, le pareció escuchar la voz de su abuela indicando ¡que venga a probarla, aunque estoy segura que le quedará bellísima!

De a poco fue apareciendo la túnica, la tela conservaba el blanco, pero no las puntillas que habían adquirido un tono ambarino, haciendo una agradable

diferencia.

La estiró con cuidado, no había deterioro en la prenda, de ella emanaba un aroma, mezcla de lavanda y vainilla.

La puso sobre su cuerpo, esa suavidad le dio escalofrío.

De entre los últimos pliegues cayó una hoja donde había escrito

unas indicaciones por si algo le sucedía.

Ese papel ya no tenía grafismos, la tinta había desaparecido.

Dejando la prenda sobre la tela que la protegía, se asomó a una ventana, la abrió disfrutando del paisaje y la calidez del día, miró la hoja y dejó que se la llevara el viento.

Esa preciosa prenda tendría ahora otro destino.

Gladys Semillán Villanueva

Argentina

Recuerda que puedes seguirnos en facebook:

Déjanos tu comentario:

Su dirección de correo electrónico no será publicado.

*

2 Comentarios en LA HOJA BLANCA

  1. Te estábamos extrañando Gladys. Gracias por es bello recuerdo de alguien que subió a un altillo a hurgar. Es nostálgico ese ejercicio pues siempre aparecen cosas inesperadas.

    • TARDE PERO DESEABA LLEGAR CARLO E.
      GRACIAS POR EXTRAÑARAME.YO TAMBIEN QUEÍA ESTAR PERO EL REFRÁN DICE… UNO PROPONE Y DIOS…DISPONE.
      AHORA S PUEDES SÍGUEME EN E PASEO QUE HAREMOS JUNTOS EN EL TEXTO…
      » ESPERAR»…PASEAREMOS AL CORAZON MISMO DE LA VIDA Y LA NATURLEZA.
      ……………….VEN…………….

sertikex-servicios-informáticos www.serviciosinformaticos.cl