
Qué es la ética?
Andrés Cruz Carrasco.
Abogado.Udec
Magister en Filosofía moral.
Magister en Ciencias Políticas.
En la actualidad, al parecer, hemos dejado de lado ciertos conceptos que antaño tenían gran trascendencia para determinar como debíamos obrar, que acciones debíamos ejecutar, cuando las mismas podían generar consecuencias en “otro”. A este respecto, no un “otro” como objeto, sino como un igual, un “ser-ahí” o un “dasein”, como nos diría Heidegger. Para algunos este concepto resulta muy difícil de entender, tal vez porque nunca han tenido la oportunidad de aprehenderlo y obrar conforme a él. Esto, por cuanto no se trata de un valor que pueda cuantificarse fácilmente, no se tranza en el mercado financiero y asumirlo, en algunas ocasiones, puede significarnos más costos que beneficios.
Por ello vemos como ámbitos tan importantes como el de la política o la función pública se han ido deteriorando cada vez más, perdiendo para los que la ejercen su contenido primigenio: el servicio al “otro” y no para uno mismo.
Resulta difícil para algunos asumir que frente a frente está un individuo dotado de la misma legitimidad que la propia, y que en ocasiones es un contradictor, válido, igual que uno mismo.
Para algunos autores, moral y ética son simplemente sinónimas, para otros la moral es concebida como el obrar para uno mismo y la ética sería la exteriorización de la acción que incide en “otro”, distinguiendo de este modo entre ética individual y ética colectiva. Para Platón y Aristóteles la ética forma parte de la política. Finalmente, hay quienes conciben a la ética (también denominada filosofía moral) como la ciencia que forma parte de la filosofía y que estudia la moral. Nosotros nos quedamos con esta última definición. Pero aún más, tal como lo sostiene el profesor José Luis Aranguren, hay que hacer otra distinción entre “filosofía moral o ética” y “moral vivida”, en el sentido, y cita este profesor a Heidegger quien ha afirmado que una tragedia de Sófocles nos dice más sobre la esencia de la ética que un libro de Ética. Con esto queremos referir que la ética no es una cosa abstracta, desligada de la vida, sino que todo lo contrario, es el contenido de la misma, es la que le da sentido a nuestras acciones, tanto así, que no se termina nunca de aprender de la misma, nos educamos sobre ella toda la vida. Querámoslo o no, al ejecutar una conducta lo hacemos teniendo como prisma una jerarquía de valores morales (buenos o malos). Esta es nuestra guía y orientación, sobre esta base tendremos que tomar una decisión, y sobre los efectos de ésta, asumir las consecuencias que necesariamente trae aparejada la acción así dirigida.
La ética trata de actuaciones humanas. Pero no cualquiera, sino aquellas que se realizan con conocimiento (deliberación) y voluntad libre. A este último respecto, adherimos con Sartre, cuando nos dice que el hombre está condenado a ser libre. Toda actuación humana termina siendo ejercida por la propia voluntad libre del hombre. No importa la amenaza que exista detrás, es el hombre quien toma la decisión de actuar, otra cosa diferente será el miedo a las consecuencias de obrar de un modo distinto.
Al ser el hombre un ser eminentemente social, la moral es más que un ideal, es una necesidad que adquiere fuerza y vigor al relacionarnos con “otro”. Y no de manera aislada, no como seres abstractos, sino que como seres humanos que se desenvuelven en un medio ambiente específico. La prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia, sólo por nombrar algunas virtudes, adquieren todo su sentido, tanto desde la perspectiva del individuo como del mismo inserto en un grupo o de la colectividad en su conjunto. Tomando también al hombre no sólo como razón, sino también como pasión, como un ser complejo que no es posible desligar o parcializar en uno u otro sentido. Sin ser necesariamente bueno o malo en términos absolutos.
El objeto de la ética no consiste sólo en una mera referencia al bien moral y las conductas y hábitos buenos, sino también, al estudio del mal y de las acciones u omisiones o bien hábitos que podemos considerar como malos. Porque eso somos como seres humanos, no una perfección, sino que un ente idealmente perfectible.
En fin, una conducta (sea por acción u omisión) ejecutada sobre sólidos cimientos éticos y morales, obviamente nos permitiría no sólo tener una conciencia tranquila, sino que contribuir al perfeccionamiento y revitalización de los espacios.
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