«En último término, la democracia es una cultura de vida. Si sus valores de respeto y tolerancia no los inculcamos  desde la familia y la escuela, estaremos dejando que la barbarie y la violencia se impongan»

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La izquierda y la policía del pensamiento

Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

Doctor en Historia. Universidad de Concepción.

La situación que actualmente ocurre en Venezuela ha puesto nuevamente sobre el tapete de la discusión dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, el papel de la izquierda latinoamericana y chilena respecto al régimen de Maduro, de si es posible respaldar un régimen que progresivamente ha avanzado en la conculcación de las libertades, en el control sobre las instituciones del Estado y que ha terminado por militarizar la vida pública y cotidiana o bien se sitúa en una posición distante y crítica respecto a una cultura autoritaria.

En segundo lugar y relacionado con lo anterior, el debate sobre el la importancia y el respeto a determinados principios democráticos, como el valor de la libertad, pluralismo, diversidad y tolerancia. En otras palabras, ¿se puede ser de izquierda y abrazar las ideas del socialismo sobre la base de una cultura o principios que atentan contra aquellos valores? Definitivamente no. Menos aún sustentarlo bajo el poder o fuerza que ejercen los militares. Si de algo han servido las experiencias de izquierda en América Latina durante gran parte del siglo XX, es que una cosa es el combate que se impulsó por parte de jóvenes e intelectuales a determinadas dictaduras y otra es replicar esas misma prácticas una vez que se tiene el poder, más aun haciéndolo a nombre del “pueblo” o de la “revolución”.

Pero los acontecimientos que por estas horas transcurren en la Venezuela de Maduro, también han generado otro fenómeno, que parecía extinguido o marginal el interior de la izquierda. Nos estamos refiriendo a la irrupción o fuerza que ha tomado nuevamente aquel fenómeno conocido como la policía del pensamiento. Al respecto, recuerdo un análisis de Jacques Rancière en el cual hacía una clara distinción entre política y policía. Mientras la primera se caracteriza por romper determinadas configuraciones, la (política) policía era una forma particular de orden, en el cual las personas no solamente son disciplinadas, sino también un dispositivo que busca que estas tengan definidas sus formas de ser, decir y hacer en la sociedad. Un buen ejemplo de aquello, lo señala el gran intelectual Todorov en su libro “La experiencia totalitaria”, en la cual analiza y describe sus vivencias bajo un Estado comunista, como fue Bulgaria.

Hoy, en pleno siglo XX, y a partir de las críticas que se han planteado a la conducción de Maduro, nuevamente ha tomado fuerza la policía del pensamiento. Toda crítica o diferencias que alguien de izquierda plantee al régimen de Maduro, de inmediato son descalificadas, atacado o amenazado. Epítetos como burgués, imperialista, facho, amarillo, converso o contrarrevolucionario, a lo cual se suma uno que otro insulto o amenaza, son expresiones claras de esa cultura de la policía del pensamiento. Es más, sus partidarios y adláteres comentan, difunden y hasta argumentan que en Venezuela la variopinta oposición se puede reunir, marchar y protestar, es más, agregan: bajo qué “dictadura” se puede hacer aquello o qué dictadura más extraña. Sus defensores parecen olvidar la diferencia entre un régimen autoritario y totalitario, donde el primero deja espacio a un “pluralismo político limitado”, como para no ser tachado precisamente de totalitario.

En consecuencia, una cosa es esa izquierda, que en hora buena, aprendió de sus errores y horrores del pasado y otra aquella que sigue impregnada de esa cultura autoritaria, donde los comisarios y la policía del pensamiento cumplen un papel central a la hora de defender lo que ellos llaman o definen ser de izquierda y revolucionario.

Fuente de figura: https://www.google.com/search?q=izquierdas&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj7

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2 Comentarios en La izquierda y la policía del pensamiento

  1. Bela abordagem. O artigo levanta uma questão sensível; que a militância de esquerda, por muitas vezes, defende posições políticas sombrias e anti-desenvolvimento, como o que passa a venezuela atualmente, apenas em prol de um cunho ideológico e de expansão do poder.

  2. Un siete , señor un siete importante aporte a una discusión que está aún pendiente.
    Ojalá se abra un diálogo enaltecedor, buen punto de partida este razonamiento.

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