«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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Sobre dignidad y vergüenza

Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

Doctor en Historia. Universidad de Concepción.

El vergonzoso incidente que aconteció días atrás entre el Ministro del Interior y el Intendente del Biobío, dio cuenta no solo de la forma con la cual se relacionan algunas autoridades -coloquial diría alguien- o bien el estilo que utiliza el Ministro para tratar a sus subalternos, sino que dejó en evidencia una situación peor, el poco respeto que tiene la máxima autoridad regional para consigo mismo. Permitir que lo reprendan en público como si nada o querer presentar el hecho como una “anécdota”, no hace otra cosa que ridiculizar aún más la figura de Jorge Ulloa.

Pero este bochornoso incidente viene a comprobar una vez más que la figura del actual intendente tiene poco peso político y relevancia a nivel local y eso lo saben con creces en La Moneda. Si el propio jefe (Ministro) le da ese trato en público, usted se podrá imaginar lo que se dice y piensa de Ulloa en privado. En otras palabras, estamos en presencia de una autoridad que simplemente está ahí para gestionar y hacer cumplir las órdenes que le dan desde el palacio de gobierno.

Pero no es todo, algunos (nostálgicos) han enarbolado las banderas del regionalismo, ese “discursito” anti Santiago para solidarizar con la ninguneada autoridad local, al señalar que no es posible aceptar que desde la capital se nos falte el respeto, como si Ulloa fuera representativo de todos quienes vivimos en el Biobío; por lo tanto la afrenta de la cual fue objeto nos afecta a todos. Nada más alejado de aquello y qué argumento más simplón y vergonzoso; incluso hemos visto a uno que otro hombre progresista y de izquierda salir a defender al Intendente. Qué acto más lleno de empatía, pero de una vergüenza que está al límite de lo grosero. Es que la ética y los valores están tan trastocados en este país, que para algunos es más importante levantar la voz para solidarizar con Ulloa ante la actitud del poder central, que oponerse y criticar que un defensor de la dictadura y de Pinochet ocupe el cargo de intendente. Allí están esos hombre que se dicen de izquierda, que se revelan y dicen no aceptar que vengan a dar órdenes y de manera prepotente desde Santiago, pero si aceptan y sin inmutarse a un pinochetista como autoridad regional.

En consecuencia, que poco digno lo del señor Ulloa, al seguir en el cargo después de semejante humillación y que vergonzoso esos progresistas -y de izquierda- con su peregrino reclamo provinciano y su adhesión carente de ética.

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2 Comentarios en Sobre dignidad y vergüenza

  1. Que nostalgia de otros INTENDENTES de antes. Sin ser de su alero, recuerdo muy bien a Alfonso Urrejola Arrau, emblemático.

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