LA LEÑA Y EL HUMO
Carlos Eduardo Bonifetti Dietert
Ingeniero C. Mecánico UdeC
Ambientalista
La leña es el combustible más usado en Chile y, por tanto, de gran incidencia en la contaminación del aire. En los fríos inviernos, muchas ciudades chilenas sufren por la contaminación del humo producto de la mala combustión de leña en los hogares, en cocinas y calefactores, siendo los lugares más afectados Padre las Casas, en Temuco y la ciudad de Coyhaique, entre muchos otros. En Concepción, según datos del Ministerio de Medio Ambiente, el área residencial da cuenta del 59% de emisión de partículas de tamaño 2,5 micrones (PM 2,5 de tamaño menor que el grosor de un pelo), el resto lo emite la industria y el transporte.
¿Por qué sucede esto y es tan notorio hoy en día, siendo que hace varias décadas esto no era problema ni tema de discusión? La causa principal de la generación de humo visible con alto contenido de partículas combustibles y materia volátil no quemada, es el uso de leña con alto contenido de humedad, conocida como “leña verde” y el desconocimiento de gran parte de la población del arte del buen manejo del fuego y de los artefactos. Otra razón es el crecimiento urbano y la alta densidad de las casas; a mayor cantidad de casas, obviamente, mayor cantidad de humo.
El tipo de artefacto tiene mucho que ver en esto. Antiguamente se usaban calefactores a leña – estufas o salamandras – que tenían muchas rendijas por las cuales entraba aire en exceso aunque la palanca del tiraje estuviera cerrada. Este exceso de aire hacía que la combustión se realizara en forma completa sin producción de humo visible.
En cambio, en la actualidad, con la aparición en el mercado de calefactores más eficientes, conocidos como “de doble cámara” o “de combustión lenta”, que son muy herméticos y poseen un mecanismo de ajuste y control de la entrada del aire para la combustión, surgió una situación complicada: cuando se opera el calefactor con la palanca de admisión de aire casi cerrada, con déficit de aire, la combustión es incompleta, genera partículas y contamina la atmósfera. Por esto, los calefactores de combustión lenta más eficientes, en la práctica provocan mayor contaminación que las salamandras menos eficientes. Debemos tener muy claros estos conceptos que son a menudo presentados de modo confuso en cartillas oficiales de buenas prácticas de uso de leña como combustible de los ministerios de energía y de medio ambiente.
Una mala práctica es usar leña húmeda para que “dure más” ya que la leña muy seca “se va muy rápido”. La cuestión no es cuánto dura la leña sino cuanto calor produce el artefacto. La leña seca es aquella que tiene un contenido de humedad menor que 25%, “base seca” (lo que equivale a un contenido de humedad menor que 20%, “base húmeda”). La leña seca se caracteriza por su color claro, rajaduras en sus extremos, corteza desprendida y sonido metálico al golpear palos entre sí.
En conclusión, para quemar bien la leña con combustión completa, lograr confort térmico en las viviendas y disminuir la contaminación, debemos cumplir las siguientes buenas prácticas:
- Usar de preferencia artefactos de buena calidad con certificación.
- Utilizar siempre leña seca.
- Mantener limpios los artefactos y los caños.
- Manejar bien el fuego con llama viva y cierto exceso de aire para mantener la combustión sin producción de humo visible. Hacer esto con intención, observando la salida de gases por el caño para verificar el buen comportamiento.
- Recargar el artefacto con frecuencia, no dejándolo que se apague, con por lo menos dos astillas a la vez.
- Aislar bien la vivienda y controlar las rendijas y abertura hacia el exterior para evitar la infiltración de aire frío.
Para disminuir la contaminación se debe educar y capacitar para el buen uso de los calefactores a leña por medio de campañas permanentes con monitores entrenados y prácticas reales a través de las Juntas de Vecinos.
La mejor calidad de combustión de logra con calefactores a “pellets”, combustible muy uniforme que tiene un contenido de humedad del 12 a14%. Tienen una eficiencia térmica mayor a 85% y operan con suministro de aire y tiraje controlados, de modo completamente automático.
Estimado Carlos, felicitarlo por su artículo, sin dudas un gran aporte.
Yo sé que usted tiene mucho para aportar, debería hacer una propuesta mas integral, la idea es nutrir a los expertos y autoridades del área medio ambiental, pero también a la ciudadanía, púes hay que educar y nutrir con ideas…Usted sabe, este es un tema de muchísimo interés, no podemos reaccionar tarde,ya casi lo es.
Gracias Juan Luis, la idea es esa, aportar para que entre todos contribuyamos a disminuir los índices de contaminación ambiental. Como dice el ingeniero japonés Kaoru Ishikawa – uno de los padres del concepto moderno de calidad -: «el control de la calidad comienza y termina con el entrenamiento». Parafraseándolo podemos entonces decir que «la calidad de la combustión comienza y termina con la capacitación». No basta con difundir las buenas prácticas con seminarios y folletos si, acto seguido no se capacita a la gente. La leña es un buen combustible, noble y nuestro, y no contamina si lo usamos bien.
Que instructivo y educativo su artículo señor.
Muchas gracias Chabela, me alegro que le haya gustado. Lo que tenemos que remarcar es aprender a «no echar humo» y eso es asunto, como lo he explicado, de leña seca y voluntad.