La Ola de Crímenes de Odio y las Deportaciones
Por: Guilmo Barrio Salazar, desde Georgia, E.U.A.
En dos semanas más, el 20 de enero de 2017, la extrema derecha de esta nación, para celebrar el triunfo del nuevo presidente del país, Donald J. Trump, revelará la lista de deseos que ha venido acumulando por muchas décadas. La supremacía anglosajona y nacionalista, muchos de ellos operando bajo la etiqueta de un «patriotismo», ahora ven la gran oportunidad de inculcar en la ciudadanía, su visión contraria a los inmigrantes extranjeros, contraria a los musulmanes, contraria a todas las razas y las religiones que aparezcan diferentes a sus sentimientos hegemónicos..
Aún, antes de que Trump tome su posición en la Casa Blanca de Washington, D.C., ya estamos viendo las implicaciones de colocar estas ideas en toda la sociedad estadounidense. Hasta la fecha, se han reportado 1.300 incidentes de maltrato e intimidaciones a nivel nacional, en los cuales los causantes de estos problemas, han invocado el nombre de Trump durante los asaltos personales.
En una escuela pública del Estado de Washington, muchos estudiantes de raza blanca, a la hora del almuerzo, comenzaron a gritar en la cafetería escolar: «¡Construyan el muro! ¡Construyan el muro!». En la ciudad de Oakland, del Estado de California, a una persona asiático-americana que salía de una estación ferroviaria, unos jóvenes blancos le comenzaron a gritar: «¡Regrésate a China!». Una empleada afro-americana de 18 años de edad, en la ciudad de Kalamazoo, del Estado de Michigan, le preguntó a un cliente blanco, si le podía ayudar en algo. El individuo le respondió groseramente: «No tengo que preguntarte por ninguna ayuda «maldita negra». Donald Trump es nuestro presidente y él nos ayudará».
¿Cómo podemos asistir para que se comprenda, para poder hacerle frente y también combatir esta creciente vorágine de odio y ataques personales? Se necesitará un acercamiento de tres púas: Comprendiendo y nombrando a los de extrema derecha, tomando una posición de carácter público, y organizando un movimiento que nos regrese el poder político.
La clave principal es obtener la debida información. Tal como lo señalara Malcolm X, cuando dijo: «Leyendo y estudiando son las actividades que mejor premiarán nuestros esfuerzos». Hay millones de cosas que podemos leer, pero para comenzar puedo mencionar: «La Sangre y Los Políticos: La Historia del Movimiento Blanco Nacionalista Desde el Margen hasta el Centro Ciudadano», del autor Leonard Zeskind, quien además es el presidente del Instituto de Investigación y Educación sobre Los Derechos Humanos. También les recomiendo: «Cómo Trump Conquistó los Grupos de Odio de La Sociedad», escrito por David Neiwert y Sarah Posner, de la revista «Mother Jones». Solamente comprendiendo cómo lograron la atención nacional, podremos establecer una estrategia que los vuelva a empujar hacia atrás y los saque del medio de una vez por todas.
Necesitamos llamar a los medios de comunicación más importantes, cada vez que ellos suavizan las noticias o símplemente excusan a los de extrema derecha cuando cometen actos de racismo, discriminación, islamofobia y misoginia; debemos protestar frecuentemente y pacíficamente, uniéndonos a la gente que tiene el coraje y que ya está protestando contra el odio, tanto en las calles como en las escuelas y en los trabajos, como también a través del internet.
Debemos dedicarnos a llegar a los centros de atención de los de extrema derecha en forma demográfica, donde sea que estén, ya sea utilizando la alta tecnología, o en las universidades, si es necesario, ir de puerta en puerta hablando con las personas, haciéndoles saber el aumento de los blancos – nacionalistas y la necesidad de oponerse a tal movimiento, para crear conciencia y una cultura de resistencia y solidaridad, de forma que esta ola negativa pueda revertirse.
Trump ha dicho que deportará a 3 millones de inmigrantes, principalmente «criminales», pero ya se ha comprobado que en esta nación no hay 3 millones de inmigrantes que posean un archivo criminal. Muchos han sido detenidos por violaciones menores, tales como conducir un vehículo sin una licencia para manejar, y otros arrestos que no tienen nada que ver con violencia o un crimen envuelto.
Resistir una deportación masiva va a requerir una respuesta legal muy fuerte, además de una gran organización comunitaria. Trump no podrá cumplir tal deportación masiva, sin el debido proceso judicial, que permita una justificada infraestructura protectora de los derechos civiles. Una detención arbitraria puede tener resultados negativos en las cortes de justicia estadounidenses.
La administración de Trump puede enviar a oficiales del Departamento de Inmigración a las industrias donde la mayoría de los trabajadores sean inmigrantes, tal como lo hizo George W. Bush, quien provocó un terror enorme entre los trabajadores. En el año 2008, casi destruye la economía de la ciudad de Postville del Estado de Iowa. Muchos de los trabajadores inmigrantes, que por temor a ser deportados, no encaraban a sus jefes, quienes no les pagaban los sueldos que les correspondía, además de trabajar en condiciones completamente inseguras, y en especial las mujeres, quienes han sufrido violencia sexual por parte de sus supervisores.
Por estas razones, los centros de trabajos, los sindicatos laborales y otros organismos protectores deben permanecer a favor de los trabajadores inmigrantes protegiéndoles sus derechos, porque en el mundo laboral son los más vulnerables, ya que ellos se encuentran en un ambiente hostil, donde muchas veces no perciben ni el sueldo mínimo por sus trabajos.
Ahora, más que nunca, se necesita actuar en forma constante evitando que las voces de los trabajadores inmigrantes permanezcan en silencio. El sábado 14 de enero se celebrará a nivel nacional, el Día de Acción sobre Los Derechos Inmigrantes, para resistir las leyes xenofóbicas existentes; y proteger a las mujeres trabajadoras, para que se les otorguen sus derechos de inmigrantes y, luego, el día sábado 21 de enero próximo se efectuará la Marcha del Millón de Mujeres.
Con estos movimientos masivos en este mes de Enero, el nuevo presidente Donald J. Trump se verá más ocupado de lo que se imaginó, iniciando sus cuatro años de administración nacional, los cuales no le serán muy fáciles.
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