
LA PLANIFICACIÓN Y POLÍTICOS
NOTA DE LOS EDITORES Este es un artículo que nos ha enviado nuestro colaborador columnista Antonio Zelada y que fuera publicado en el diario El Sur de Concepción Chile el año 2004. Lo reproducimos en nuestra Ventana Ciudadana dada la importancia de los conceptos y virtudes mencionadas de los personajes -sobre todo para las nuevas generaciones de profesionales- que antaño estaban a cargo de diseños y planificaciones de las ciudades, y que se agigantan con el transcurso de los años. |
Los que trabajamos con la planificación como herramienta, en mi caso la planificación física urbana y territorial, rara vez nos topamos con autoridades políticas que se manejen bien en el tema; y los políticos que no son autoridades (que los hay), en general se manejan todavía menos.
Lo anterior es muy lamentable, ya que los técnicos podemos estudiar y proponer acciones de un modo planificado, es decir sabiendo hacia donde vamos y lo que queremos, pero somos meros proponentes para que las autoridades políticas, que normalmente son nuestros mandantes, o de otro modo, quienes encargaron los estudios que hemos hecho, tomen las decisiones y lleven adelante los planes y las inversiones consecuentes.
Y si las autoridades políticas no manejan bien los conceptos, y menos aún las metodologías, suelen no encontrar mejor salida que despreciar la planificación. Y a veces, para peor, descalificar a los técnicos que hemos hecho un trabajo muy a conciencia. La salida del ignaro (sabrosa palabra que usaba con deleite uno de mis profesores del INBA) es, entonces, ignorar.
En la década del ‘60, cuando recién salía yo del horno universitario, la planificación estaba en una onda emergente, y todos la mirábamos con un cierto dejo de curiosidad y de mediana comprensión (mediana, que quede claro, no meridiana). Nuestros profesores de la Universidad de Chile, pioneros en esto, nos dieron una base de entusiasmo que ahora me parece como increíble; y claro, era la época de las utopías, y nosotros teníamos que postular la utopía. Con la planificación por medio. La visión de los arquitectos era, obviamente, distinta de la de los economistas, o de la de los ingenieros civiles, o de los agrónomos. Pero todos creíamos en ella.
Un buen político (que siempre los hay) tiene que ser también un poco técnico. Y comulgar con los técnicos, trabajar bien con ellos, darles crédito (intelectual no más, basta con eso). Y recuerdo a un intendente, Intendente de Concepción, el único que vi, hasta ahora, actuar como un verdadero intendente, por eso lo digo de esa manera, y con mayúscula: don Alfonso Urrejola Arrau. Que en la década del ‘60, fue el Intendente del presidente Frei Montalba. Y que hacía funcionar como un reloj la entonces Comisión del Plan Intercomunal de Concepción, el “plan Papá” de los planes reguladores ahora llamados metropolitanos, generados a partir de ese promulgado el año 1962, y reformulado en dos oportunidades: en 1982 y en 2003.
Bueno, pero el cuento era que en esa comisión participé yo como arquitecto director de urbanismo de Talcahuano. Era un joven casi imberbe, pero, sentados a la mesa con otros varios técnicos comunales y ministeriales, dábamos nuestras razones sólidas para hacer esto o aquello, y don Alfonso nos creía. Sentado yo al lado del gran jefe arquitecto del Plan Intercomunal, mi desde entonces amigo Cesar Burotto, me sentía muy bien, casi de igual a igual. Pero discutíamos en un nivel muy técnico con don Alfonso y sus “Boys”, y eso daba pie para tomar decisiones políticas de alto vuelo. ¿Como cuáles? Ni más ni menos que la ubicación del aeropuerto Carriel Sur, como el emplazamiento y el plan de obras del Puerto de San Vicente, como el plan para el barrio de las industrias petroquímicas, que comenzaban a idearse.
Y don Alfonso creía en nuestros razonamientos, y luego los hacía tan suyos como para pelearlos en el nivel central. Quiero decir con este cuento que también antes hubo menos burocracia que ahora y mayor liderazgo en las posiciones regionales, aun cuando ni siquiera éramos todavía una región, no obstante, sabíamos que ésta se venía perfilando. Yo también, antes, entonces un imberbe absoluto, trabajé con esos mis profesores de ‘la Chile’ en la formulación de las micro regiones y las regiones, entonces en la carpeta del Ministerio de Obras Públicas, en su Dirección de Planeamiento, donde mis profesores trabajaban (y quienes fueron además los mismos que crearon, en el nivel técnico, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo).
En mi área de trabajo profesional, creo que Barcelona no sería lo que es, una ciudad hoy paradigma en el mundo, si no hubiese sido por su gobierno autónomo y sus políticos, como Joseph Maragall, o como Jordi Pujol, que han sido tan urbanistas y arquitectos como los urbanistas y arquitectos que la han ido haciendo, ¡y de qué manera! …Ese tipo de políticos es el que nos falta en Chile, y específicamente en nuestra Región del Biobío. No tenemos esos liderazgos, y cuanta falta nos hacen.
Cuando aún jovencito, en mis clases en la naciente escuela de arquitectura de la Universidad Técnica del Estado, ahora la Universidad del Biobío, hacía soñar a mis alumnos en que algún día no lejano, allá por el 2000, seríamos una metrópoli casi desarrollada, y casi como Barcelona. Les hacía proyectar arquitecturas con una madera entonces casi despreciada, el pino radiata Don, o pino insigne, y proyectábamos la idea que en el siglo XXI esa madera sería de una calidad nada que ver con la de entonces, en los nacientes ‘70, y que Chile sería un líder mundial en su producción. ¿Casi me equivoqué? ¿Tal vez no? ¿Estamos cerca de eso? ¿sí? …Bueno, eso es soñar, pero con fundamentos, y algo tiene que ver con la planificación, y con la política, pero hecha por buenos políticos.
AZE
27.06.2023
Fuente de figura:
https://libros.uchile.cl/files/presses/1/monographs/1075/submission/proof/148/
[Plano, monocromo en sepia, coloreado a mano, en Archivo MINVU]: MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS DE CHILE [antiguo Ministerio], DIRECCIÓN DE ARQUITECTURA, Departamento de Urbanismo y Vivienda de Concepción, (mayo de 1962): «Plan Intercomunal de Concepción. SATÉLITE B: Coronel y Lota». Escala original 1:20.000.
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