La urgente reindustrialización en el mundo y en Chile
Antonio Turiel, físico español, y una de las voces más autorizadas en el estudio de la declinación de los combustibles fósiles, la transición energética mundial y el cambio climático acaba de lanzar en España su último libro: ‘EL FUTURO DE EUROPA – Cómo decrecer para una reindustrialización urgente’.
Su libro nace de la necesidad mundial de proponer soluciones reales al fin de los combustibles de origen fósil tradicionales y al crecimiento indefinido que se sigue voceando urbi et orbi y que acabará con los bienes naturales comunes de la Tierra.
Tal como lo destaca claramente en su blog “The Oil Crush”, la producción de todos los combustibles líquidos derivados del petróleo crudo alcanzó su máximo en 2018 y desde entonces ha comenzado un descenso lento que se acelerará en los próximos años porque las compañías petroleras ya no están invirtiendo en nuevas prospecciones de yacimientos dados el aumento de los costos de búsqueda como de su posible explotación. Este hito histórico es consecuencia del agotamiento geológico debido a la sobreexplotación del planeta y está marcando el comienzo de una nueva era geológica, la de la progresiva escasez de todo tipo de recursos no renovables, tanto energéticos como materiales y minerales.
El mundo ha estado apostando, desde la última década del s.XX y los comienzos del s.XXI, por una transición renovable para paliar el declive energético tradicional y, además, intentar combatir el cambio climático. Sin embargo ambos objetivos son asaz utópicos por cuanto los modernos artilugios generadores de energía eléctrica –las turbinas eólicas y las placas solares fotovoltaicas– son dependientes prácticamente cien por ciento de los combustibles fósiles, tanto para su fabricación como para el resto de procesos y movimientios para llegar hasta los lugares de intalación y uso.
Por otra parte, la gran industria eólica está pasando por una mala y desatrosa racha por problemas de costos y fallas de graves de los nuevos equipos cada vez más potentes atribuibles a la excesiva rapidez en los escalamientos de potencia antes de alcanzar su necesaria madurez funcional. La producción de equipamientos fotovoltaicos, a su vez, ha sufrido crecientes restricciones. Si sumamos a todo ello la continua caída del consumo eléctrico notable en Europa desde 2008, observamos un mensaje inequívoco: el modelo de transición energética no está funcionando.
Europa ha entrado también en una espiral deterioro industrial acelerado, tanto en la industria pesada como en la manufacturera, que se está transformando en crónico y que puede tener consecuencias funestas para el futuro. La razón principal que respalda este fracaso es la incapacidad de los líderes políticos y de la gran industria de visualizar los límites y de superar el marco conceptual en afán de crecimiento permanente: la verdadera sostenibilidad en el buen sentido del término basado en la precisa definición de Fritjof Capra es incompatible con una idea de crecimiento que ya no se sustenta, ni con los bienes naturales comunes disponibles ni con la creciente degradación ambiental de todos los ecosistemas.
La situación en Chile es muy similar a la europea y como somos poco originales y bastante “copiones”, nuestras autoridades y los políticos como asimismo los gremios de la industria en general, han adoptado el modelo de desarollo que se está aplicando en Europa. Hemos cometido los mismos pecados capitales de avaricia, soberbia y pereza por los estudios serios y multidisciplinarios, con excesiva liviandad y sin sopesar las consecuencias
Ante los recientes planes de desarrollo que nos están presentando las autoridades desde las altas esferas del poder, tanto para la región de Magallanes y Territorio Antártico Chileno como para la del Biobío, es recomendable andarse con cuidado y examinarlos con lupa para detectar que tan adecuados son para un desarrollo sostenible de verdad, el de la concepción de sostenibilidad de Fritoj Capra. Desde ya podemos ir descartando todo lo que se está planeando con el hidrógeno llamado verde para afianzar el “futuro de Chile” porque ya se sabe que no tiene ningún futuro. Ya había hablado del tema en un artículo anterior [1].
Para buscar un verdadero futuro sostenible es oportuno analizar qué sugiere Antonio Turiel, que tipo de soluciones ofrece, que miradas tiene sobre nuevas tecnologías y las viejas conocidas, que tan efectivas y suficientes pueden resultar para satisfacer las necesidades de los países del viejo continente y de nuestro continente centro y sudamericano con enfoques industriales innovadores, sostenibles en el largo plazo y útiles de generar empleos en el marco de una economía a escala humana, estacionaria pero saludable y resiliente, sin la necesidad de una búsqueda retrógrada de un crecimiento que, ya sabemos, es insostenible. No olvidemos las llamadas “tecnologías apropiadas” [2][3][4] que se usan exitosamente, principalmente en zonas rurales.
“La sostenibilidad consiste en el desarrollo de las comunidades humanas de manera que su estilo de vida, sus negocios, su economía, sus estructuras físicas y su tecnología no interfieran con la capacidad inherente de la naturaleza de generar y sostener la vida en el planeta”. Fritjof Capra |
Referencias:
[1] https://laventanaciudadana.cl/chile-futuro-sera-el-futuro-de-chile/
[2] https://www.youtube.com/watch?v=09puQRsjEOU
[3] https://latam.practicalaction.org/peru/
[4] https://ashden.org/awards/winners/practical-action-peru/
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