Las vueltas de la vida.
Siempre, al cerrar un año, es bueno mirar hacia atrás para poder apreciar con alguna perspectiva todo lo que se vivió. Este ejercicio pedagógico nos permite apreciar lo bueno y lo malo, los aciertos y los errores, y formarnos un juicio acerca de la realidad tanto nacional como internacional. Las áridas informaciones económicas que nos entrega la prensa traen entre bambalinas datos y circunstancias que no dejan de ser sorprendentes.
Es difícil, por supuesto hacer un recuento serio y acabado de todo lo acontecido en 2017, pero es muy bueno escarbar en este mundo tan distante al parecer de las preocupaciones de la gente común y corriente. Brevemente, comentaremos algunos casos.
Uno. Hay personas (de seguro ignorantes, amargadas o flojas) que viven criticando al capitalismo y a la matriz ideológica que lo inspira. Pero los porfiados hechos terminan siempre por imponerse. El “Indice Bloomberg” que analiza la evolución de la riqueza de los 500 más altos multimillonarios en dólares del planeta, nos demuestra que todo es posible. El dato es elocuente. Entre el 27 de diciembre de 2016 y el 26 de diciembre de 2017, la fortuna de estos esforzados caballeros, gracias a su trabajo incesante, subió de 4,4 billones de dólares (millones de millones de dólares) a 5,3 billones, es decir se incrementó en 900.000 millones de dólares, o sea, cada uno aumentó en promedio su riqueza en 1.800 millones de dólares. Jeff Bezos, el fundador de Amazon, tenía al concluir el 2016, un patrimonio de 65.400 millones de dólares y ahora registra 99.600, pese a que en los últimos días perdió algunos miles de millones. Es así como se ha transformado en el hombre más rico del mundo. Sus tradicionales oponentes, Bill Gates y George Soros, han bajado su lugar en el ranking puesto que uno y otro ya han donado prácticamente la mitad de su fortuna a Fundaciones de Beneficencia que trabajan en pro de la investigación científica y en la asistencia a los pueblos más castigados del Cuarto Mundo. Es probable que entre los “500 de la fama” haya algún chileno y que pronto se filtren los datos relativos a las fundaciones que sustentan.
Dos. Durante los últimos doce meses, diarios como El Mercurio y La Tercera, cotidianamente entregaron informaciones acerca de la grave crisis de la economía chilena la que se encontraba al borde de la recesión. Los expertos vaticinaron que si no había un “cambio de rumbo político” la cosa iba a empeorar pues los actores que se desenvuelven en este ámbito mostraban profunda desconfianza. Hoy, a la época de los balances, se nos informa que la Bolsa de Comercio experimentó durante el 2017, un alza (ponga atención) de 32% mostrando el mejor desempeño de este ente en 7 años. Con más datos a la mano, podremos comentar esta curiosa situación.
Tres. Al concluir el primer Gobierno de Sebastián Piñera, muchos de sus colaboradores se asilaron en la Pontificia Universidad Católica de Chile, plantel que, pese a su indiscutida calidad académica, se ha transformado en el centro del pensamiento conservador del país. Su ex Ministro de Hacienda Felipe Larraín Bascuñán retornó a su “Alma Mater” (ahí estudió Ingeniería Comercial gracias la beca “Luis Cruz Martínez” que le otorgó el Presidente Pinochet) y creó CLAPES (Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales) al alero de la PUC. Dadas las estrecheces económicas del plantel, es probable que el mismo Larraín haya gestionado recursos en sectores empresariales afines. Durante los últimos cuatro años, CLAPES se dedicó a criticar sistemáticamente al Gobierno usando el timbre de la PUC, sin que se le haya conocido una sola opinión positiva, contando con la amplia cobertura (¡cómo no!) de El Mercurio y el silencioso respaldo del Rector. El diario La Segunda (27.12.2017) ha cerrado el círculo al respecto, dando a conocer que este “centro de investigación”, con todo su cuerpo funcionario, ha entrado a la pelea por cargos en el gobierno electo, disputando puestos de poder con los think tanks de la UDI, Libertad y Desarrollo y Fundación Jaime Guzmán. Bien por Larraín que ha demostrado su habilidad y su paciencia. Mal por la “Ponticato” que torpemente ha mostrado dónde está su corazoncito.
Cuatro. En un período en que nos hemos visto afectados por la colusión de las grandes cadenas farmacéuticas, con la colusión de los pollos, con la colusión del papel tissue (todavía no nos pagan los $7.000.-), la puerta se cierra con el reflotar del “caso ampollas”, bastante silenciado por la prensa formal como es su costumbre. ¿De qué se trata? Las firmas privadas Fresenius Kabi Chile, Laboratorios Sanderson y Laboratorios Biosano, elaboradoras de la amplia gama de sueros que se utiliza en todos los hospitales de Chile en enormes cantidades para el tratamiento de pacientes, fueron descubiertas en febrero del 2013 por la Fiscalía Nacional Económica, adecuadamente coludidas para repartirse cuotas de mercado y para vender sus productos “con sobreprecio” a la CENABAST (Central Nacional de Abastecimientos de los Servicios de Salud). Pedro Echeverría Bacuñán, gerente de Fresenius Kabi; Mariano Ojeda Martínez, de Sanderson; y los hermanos Claudio y Maurizio Reginato Vásquez, de Biosano, almorzaban regularmente juntos desde 1999, para hacer “la pega”, y se habrían coludido, de acuerdo a los antecedentes que obran en el proceso, nada menos que en 1.262 ocasiones. En último término, además de la colusión, nos encontramos ante una patética defraudación al Estado. Los defensores de la libre empresa y la libre competencia han guardado silencio (amparándose en que a los querellados los protege por ahora “el principio de inocencia”). Pero, sin duda, muy pronto serán particularmente drásticos para condenar estas conductas antiéticas.
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