«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

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Lo que el viento se llevó

La Arquitectura no existe, lo que existe son las obras de Arquitectura. Las obras son el reflejo de nuestra sociedad, de la situación económica, política o geográfica en la que se insertan para esa ciudad en particular. Así se han generado ciudades con identidades compartidas por sus habitantes que incluso aparecen en la memoria de quienes no las han visitado pero que pueden reconocer en ellas elementos singulares o lenguajes arquitectónicos que las convierten en lugares con carácter único.

En base a lo anterior, se tiende a definir a la cuidad de Concepción como una ciudad carente de identidad debido a los fuertes terremotos y maremotos que la han azotada durante toda su existencia (1570, 1657, 1751, 1835, 1939, 1960 y 2010). El innegable deterioro de los edificios significativos que aún se mantienen en pie y la preocupante demolición de obras de menor escala presentan a Concepción como una ciudad con una identidad prácticamente borrada. Los ejemplos son numerosos. Tras el terremoto de 1939 y un posterior incendio, el imponente Portal Cruz protagonista de la Calle O´Higgins terminó por ser sacrificado en 1951 dando cabida posteriormente al actual Teatro de la Universidad de Concepción y a la Galería Olivieri. Así mismo, en 1963 se ordenó la demolición total del antiguo y elegante edificio que albergada la Municipalidad de Concepción que también enfrentaba la plaza para dar paso a la era de la modernidad. Con ello, se sepultó probablemente la última pieza urbana neoclásica habitada de la ciudad penquista imaginaria.

Hace 15 años, se demolió por completo uno de los barrios históricos que había logrado sobrevivir a las catástrofes para dar cabida al conjunto de edificios del Gobierno Regional que acompañan al reciclaje de la Ex Estación de Ferrocarriles de innegable valor.  Otro caso, a 5 años del incendio del histórico Mercado de Abastos de Concepción y a pesar de encontrarse a solo una cuadra del corazón de la ciudad, la única Plaza de la Independencia del país, ofrece un testimonio de lo que el viento de llevó, a la vez que desconcierta su estado y su posible destino.

En estas últimas semanas, se ha levantado una gran preocupación, la que provoca la intervención y anunciada demolición del actual edificio de la Inmaculada Concepción e intervención del edificio del conjunto proyectado por los arquitectos Emilio Duhart y Roberto Goycoolea, ambos premios nacionales en 1988 y 1995, respectivamente. Probablemente dicho proyecto se convertiría en una de las trasformaciones más relevantes dentro del casco fundacional de la ciudad, y a la vez resignificaría una nueva pérdida para nuestra identidad.

Por otro lado, somos testigos de los esfuerzos que se realizan por recuperar las ruinas del ex Teatro del Liceo Enrique Molina y su acceso, que enfrenta el renovado Parque Ecuador; o proyectos que permitirán la consolidación de un nuevo skyline urbano mediante la Explanada Cívica con vista al río que junto al soterramiento de la línea férrea nos hablan de una ciudad con sueños y visión de futuro. Aún sobreviven barrios históricos o de valor patrimonial del gran Concepción, tales como la Villa San Pedro, el barrio Pedro del Rio Zañartu y barrio Cruz de Concepción, barrios textiles en Tomé, o barrios obreros tales como Lan B y Lan C de Hualpén, Lorenzo Arenas o Higueras de Talcahuano, que dan cuenta de una escala distinta que sobrevive y se resiste a desaparecer.

Hoy más ciudadanos se han hecho conscientes que hacer ciudad es sin duda construir comunidad, donde su historia, memoria y patrimonio fundan identidad. Hacer ciudad no es sumar edificios uno al lado del otro. Sin duda la belleza de los edificios es fundamental, pero es la trama de calles y lugares públicos los que dan cabida a los edificios y no a la inversa. El desafío de lograr el equilibrio apropiado entre el vacío urbano y la armonía del lleno que nos rodea es la tarea que debe motivar a planificadores, arquitectos, constructores y autoridades, y sin duda invita al habitante común a soñar, compartir y construir una sociedad más justa e inclusiva y a transformarse en protagonista de su presente y futuro.

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4 Comentarios en Lo que el viento se llevó

  1. Sabe qué Soledad, disculpe, con mucho respeto…
    Su sólo artículo desmiente su primera frase: La arquitectura EXISTE,es útil, necesaria e indispensable si queremos barrios, ciudades y países armónicamente diseñados!
    Por otra parte un buen diseño arquitectónico, armónicamente concebido, lleva implícito valores Medioambientales, sobre todo, de acuerdo con su artículo anterior, si se consideran entornos ornamentados arborizados.
    Finalmente Un diseño arquitectónico con mirada integral, considerará evitar contaminación acústica , contaminación visual y… mucho mas.

  2. Comparto ambas opiniones, de Carlos y Rene. Sobre el “destino” de lo que queda de la colosal estructura del Mercado, considero que es impresentable su deplorable estado. Sin embargo mas me aterra la inacción de una ciudadanía y autoridades aparentemente dormidas e indolentes ante tal espectáculo urbano. Hacer ciudad no es solo construir m2 por el contrario, es “imperativo ético” construir y/o mantener nuestra identidad como una forma de sobrevivencia

  3. Muy interesante su análisis sobre las ‘obras de Arquitectura’, Soledad. Es una verdad palpable que muchas de dichas obras, construidas en las cuatro décadas pasadas y las intervenciones groseras de edificios emblemáticos y patrimoniales de Concepción dejan bastante que desear. Aprovechando la oportuna mención que hace sobre el famoso Mercado de Concepción cabe remarcar que es estado es penoso y más penosa aún es la inacción sobre su refacción; intencionalmente no digo destino, pues lo que debe hacerse a mi juicio es reconstruirlo ahora con un renovado diseño de su espacio interior y recuperar la prestancia arquitectónica que la obra tuvo. Es impresionante la comparación entre las dos fotografías que enmarcan el artículo. Esa absoluta falta de respeto por las obras arquitectónicas de calidad, en este caso pos-modernista con clara influencia de la Bauhaus, es lo que ha provocado la perdida de identidad de la ciudad de Concepción ¿Será posible detener la destrucción y recuperar esa identidad?

  4. La arquitectura es una Filosofía, ciencia y, si va ligada al arte mejor!
    Se ha perdido su sentido histórico, obviamente que construir y diseñar, mas aún cuando construimos ciudad,debe ir de la mano con una concepción social, ciudadana y de proyección futura.
    Debiera ser un imperativo ético construir considerando el bienestar ciudadano y la armonía de las ciudades, de la mano con el medio ambiente.

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