«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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¿RUEDAS DE CARRETA?

J. Antonio Zelada Espinosa

Arquitecto Premio Regional de Arquitectura y Diseño Consejo de la Cultura y las Artes 2012

Resulta abrumador que en nuestro territorio local y regional estemos casi permanentemente (y obviamente en un sentido figurado) en un diálogo de sordos, es decir nos decimos cosas que nadie escucha y los que contestan cuando lo hacen, lo que dicen denota que no escucharon nada de lo que el otro dijo.  Pasa cuando los que opinamos en los medios sobre alguna obra en programa o en curso,  sobre un problema urbano en desarrollo y ninguna autoridad responsable toma el pandero para tan solo susurrar una semi-respuesta; o surge otro opinante que descalifica sin entender lo que antes dijimos.

Entendemos que es difícil entablar un diálogo, casi imposible, ya que se trata de colectividades, no son cosas personales de uno y otro, sino cosas de la comunidad las que están en juego. Y ahí aparece un elemento clave pero que no funciona: el sentido de comunidad. ¿Cómo tenerlo claro? Si no entendemos que hablamos o razonamos sobre cosas que nos afectan a todos ¡estamos a fojas cero!  Y lamentablemente estos intentos de diálogo quedan en cero, en un desgaste infructuoso. Pero pienso que esto no sucedería hasta el extremo desgastantemente improductivo si hubiese buena, profusa y bien emitida información. Pero a eso tampoco se llega. En una columna sobre participación ciudadana (un mito a mi juicio) dije que todos, por lo general, estamos mal informados sobre las cosas que nos afectarán ahora o en el futuro.

Dos ejemplos latentes: el trazado del puente industrial en proyecto  y  el estudio del nuevo Plan Metropolitano de Concepción en desarrollo.  ¿Quién ha visto publicado los planos de trazado del puente y su conexión en San Pedro con la  ruta 160, pero de manera clara e inequívoca (que no de margen a malinterpretar, como pasa con  los videos de fantasía)?  ¿Quién ha visto grandes planos del gran Concepción y sus ciudades con sus nítidas zonificaciones y redes viales de manera clara y entendible por profanos?   Sabemos que para la verdadera participación hay procedimientos y técnicas  que aquí nosotros ni soñamos aun.  No pedimos eso, pero si un empeño porque los otros (los ciudadanos ni más ni menos), entiendan para donde vamos (y no para donde quieran llevarnos). Si el país fuese de verdad un miembro pleno de la OCDE, deberíamos saber hacerlo.

Recuerdo de los años 60, cuando los arquitectos Emilio Duhart y Roberto Goycoolea estudiaban un nuevo Plan Regulador para Concepción armaron en la entonces vacía Galería Alessandri una exposición con gigantescos planos, dibujos y textos sobre lo que se pretendía hacer, además de dar explicaciones verbales al público. Inédito en la ciudad y en Chile, nunca se ha replicado algo así. Intentos increíbles desde el subdesarrollo, con fuerza,  creatividad y pocos recursos, pero lo hicieron: el mejor Plan Regulador que esta ciudad un día tuvo (y que duró poco por el neoliberalismo a ultranza que nos llegó ya sabemos desde donde).

La administración pública debiera atreverse a más y a tomar en serio la transparencia y la participación ciudadana, a como dé lugar. Refugiarse en la alturas unos y tragarse las ruedas de carreta otros ya no puede tener sentido.

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2 Comentarios en ¿RUEDAS DE CARRETA?

  1. Estoy muy de acuerdo con el certero análisis de Antonio. Estamos sumergidos en una sociedad ensordecida.

    Me permito comentar sobre el comentario y la pregunta de René ¿Qué pasa con los ciudadanos?
    Lo que pasa, veo yo, es que han despertado de la apatía que evidentemente ha sido inducida por el individualismo fomentado desde las altas esferas del poder y la política, para actuar a través de las organizaciones y redes que van creando. En la práctica, se ha notado que muchos, autoridades y jefes de servicios del Estado (servidores públicos) saben poco o nada; así también muchos ciudadanos ‘de a pie’ si saben y, como ven que los entes de gobierno central y locales trabajan de modo burocrático, dando bote e improvisando todo sin planificación alguna -pues en eso consiste este «modelo neo-liberal» que dice que para qué planificar si todo lo regula el mercado- , se unen en agrupaciones ciudadanas de diverso tipo, comunales, medio ambientales, artesanales, artísticas y culturales en general, para trabajar en forma colaborativa en el desarrollo y aplicación de sus capacidades para la solución de sus problemas e inquietudes. Poco a poco van logrando notable resultados y eso entusiasma a más personas que se suman.
    Es muy bueno esto.

  2. El individualismo reinante, no nos permite aprender a escuchar y razonar de modo colectivo.
    Menos aún a las autoridades «sobreempoderadas» y que creen que las saben todas, no escuchan a nadie.
    Y, qué pasa con los ciudadanos?

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