
LOS TRABAJADORES QUE DONALD J. TRUMP OLVIDÓ
LOS TRABAJADORES
QUE DONALD J. TRUMP OLVIDÓ
Por: Guilmo Barrio Salazar, desde Georgia, E.U.A.
Donald J. Trump se presentó como un gran hombre en la planta constructora CARRIER, donde se construyen hornos, equipos de aire acondicionado hogareños, y estufas, en la ciudad de Indianápolis del Estado de Indiana, el día 1 de Diciembre del 2016, a tan solo pocas semanas de su victoria presidencial. Junto con su vicepresidente y anterior gobernador de Indiana, Mike Pence, que, caminando a su lado, le estaba dando a conocer toda la fábrica, Trump, en su forma acostumbrada con los obreros, les daba palmaditas en los hombros antes de subir al estrado para darles su discurso sobre la «Misión Cumplida». Tal como lo había prometido durante su campaña presidencial, él estaba ahí para decirles a los trabajadores que la fábrica CARRIER no cerraría la planta, como los ejecutivos de esa empresa habían indicado a finales del 2015. Incluso les prometió que esa fábrica «nunca abandonaría el país». Además, felicitó al presidente de la Corporación de Tecnologías Unidas, que es la empresa madre de la compañía CARRIER, por ser un «gran ejecutivo», y señaló que más de 1.100 trabajos continuarán con sus posiciones en la planta, y como una recompensa gubernamental, la Corporación de Tecnologías Unidas (UTC siglas en Inglés), obtendría la cantidad de 7 Millones de dólares en sus descuentos en los pagos de las contribuciones anuales.
Los trabajadores le dieron una enorme ovación muy emocionados y contentos por la noticia dada por el presidente recién electo.
Pero, a pesar de la gran celebración de esos obreros, CARRIER iniciaría una sucursal de la planta, llevándose 550 posiciones de trabajo a la ciudad de Monterrey en México, demostrando con eso, que Trump estaba mintiendo en sus declaraciones. Claro está que esta no es la única empresa que hará desaparecer los trabajos del Estado de Indiana. Otras compañías también harán lo mismo, agregando otras 850 posiciones de trabajo que serán enviadas a México. Pero los medios de comunicación a nivel nacional han permanecido silenciosos al respecto, y lo relacionado con la planta CARRIER siempre ha sido tratado en forma incompleta, porque los trabajadores de esta compañía, en su amplia mayoría son votantes blancos, que colocaron a Trump en el poder.
La desaparición de empleos en Indianápolis también le pertenece a los trabajadores negros y latinos. Casi la mitad de los empleados de CARRIER son afro-americanos, latinos y mujeres. La noticia de que CARRIER cerraría sus puertas, se dio a conocer el 10 de Febrero del 2016, cuando informó que la planta se trasladaría a México. El trabajo industrial es raramente placentero, y cuando CARRIER instaló un sistema de bajos salarios, debido a la crisis financiera en el año 2008, se vio venir una ola de sueldos mínimos en todo el país, y comenzó a culparse al NAFTA, que promovería el envío de más trabajos a países extranjeros.
Tras lo que estaba ocurriendo en la planta CARRIER, también se inició un proceso semejante en la compañía REXNORD, ubicada a la vuelta de la esquina de CARRIER, la que ha permanecido en Indianápolis por décadas fabricando partes que reducen la fricción en las maquinarias. Aunque es más pequeña que CARRIER, con sólo 300 empleados, el promedio de los sueldos de sus trabajadores es de 25 dólares por cada hora trabajada. Hasta que un viernes 14 de Octubre del 2016, REXNORD indicó a sus empleados que estaba viendo la necesidad de despedir trabajadores, y que finalmente cerrarían la planta. Esto, no solamente afectaría a los empleados de la planta. También sufrirían las consecuencias sus familias, como el resto de los negocios que dependen de ellos, y la ciudad, en general, se vería en serios problemas.
La realidad comenzó a hundirse cuando la compañía comenzó a enviar sus maquinarias en trenes hacia México, donde naturalmente pagarán sueldos inferiores por hacer el mismo trabajo, sin la necesidad de tener un sindicato laboral que proteja los derechos y los beneficios de cada empleado.
Los trabajadores de otra empresa de nombre SUMCO, comenzaron a padecer lo mismo que los de CARRIER y REXNORD, sin tener derecho a sus días de vacaciones ni contar con aumentos de sueldos por 2 años seguidos. El enojo de los trabajadores era palpable, a pesar de los riesgos de perder sus trabajos, porque SUMCO fabrica placas eléctricas utilizando productos químicos cáusticos que a menudo han producido quemaduras y heridas, al extremo que algunos de los trabajadores perdieron un pie o una mano. Esto ocasionó huelgas de los obreros por la falta de seguridad en el trabajo. Pero eso no quedó ahí: la empresa determinó cerrar la planta y mudarse a México.
Estos trabajadores demuestran lo mucho que se sacrifican para lo que realmente ganan, las largas jornadas de cada día, la falta de vacaciones y días libres, y el alto nivel de divorcios que se genera en debido a que trabajan hasta 80 horas semanales, ya que la obligación de cumplir horas extras es lo más común, dificultando planificar actividades personales y familiares. La situación no está cambiando mayormente a pesar de las constantes promesas del presidente en cuanto a que la industria manufacturera debe permanecer en el país. Mientras tanto, la generalidad de las empresas se encuentra en países extranjeros, al extremo que los Departamentos de Servicio al Cliente de la mayoría se encuentra en la India, donde los salarios de los trabajadores son de hambre. ¿Es esa la forma de llevar a cabo el logo que Donald J. Trump utilizó durante su campaña presidencial, que decía: «Hagamos América Grande Otra Vez», (Make America Great Again))?.
Ninguno de los dos partidos mayoritarios de esta nación, ya sea Republicano o Demócrata, ha ofrecido mucho a la clase obrera desde que se inició la ola de trabajos desplazados al extranjero, con el fin de pagar bajos sueldos, sin beneficios a los obreros, y evadir el pago de los impuestos federales al gobierno estadounidense. Los republicanos han adoptado la posición de que los trabajadores necesitan bajar sus exigencias laborales. Los demócratas, de acuerdo con el economista laboral del Centro de Investigaciones Keystone, Mark Price, han intentado empujar la política hacia una «mejor» negociación comercial para superar los esfuerzos laborales normales, pero se han encontrado con una gran oposición por parte de los trabajos organizados. Mark Price ha dicho: «La gran falla en conseguir los resultados que levanten las comunidades impactadas por los comercios actuales, mientras se vea una expansión comercial, le ha presentado a las mentes de las personas trabajadoras, un contraste muy poco saludable entre sus experiencias vividas de una tremenda desarticulación, de una declinación, y de una desesperación, y el lenguaje usado por los demócratas cuando señalan en su lucha política, que ellos colocan a la gente primero».
Durante la campaña presidencial primaria, el senador del Estado de Vermont, Bernie Sanders, señalaba que se le debería negar a las empresas privadas toda clase de contratos gubernamentales, y encarar una penalidad en sus impuestos, si esas empresas enviaban los trabajos a países extranjeros, protegiendo así a los empleados de esta nación. De lo que se hizo eco Donald J. Trump en su campaña, para terminar haciendo todo lo contrario, como quedó demostrado con el caso CARRIER, en que se le dio una recompensa económica descontándole millones de dólares en sus impuestos anuales, razón por la cual, los contribuyentes del Estado de Indiana debieran esta furiosos, pero desafortunadamente no es así.
Como se puede ver, la situación desesperada que va en aumento entre los trabajadores estadounidenses, no será remediada dándole compensaciones a las corporaciones, como se ha hecho con REXNORD y CARRIER. El verdadero enfrentamiento laboral deberá envolver una confrontación al serio problema del capitalismo global, que está menospreciando el nivel de vida de la clase trabajadora, al eliminarles toda oportunidad de poder superarse en la sociedad, pero sí enriqueciendo cada vez más a las empresas privadas, mientras se mantienen excluidos del avance nacional, a los trabajadores latinos, los obreros negros, las mujeres trabajadoras, y también a los obreros blancos de la clase media de esta «desarrollada» nación estadounidense.
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