¿METROPOLITANISMO VS (O +) REGIONALISMO?
Nos sorprendió hace ya tres años (2014) el adelantado anuncio de la creación de tres regiones metropolitanas en el país. En verdad serían dos nuevas (ya que la región metropolitana, Santiago, existe hace ya muchos años): Concepción y Valparaíso, aunque ahora, después del estudio del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) al que me referí en una publicación anterior en esta misma Ventana, (Asamblea Ciudadana Pencopolitana, 14/08/2017) podrían ser varias más a lo largo del país, ni más ni menos que diez, y con un ímpetu confesado para nuclear todo un proceso de descentralización. Es más, el Informe del CNDU propone mayores competencias para las Metrópolis y la fusión de cuatro ministerios en uno de Ciudades y Territorios. Pero con el poco tiempo que le queda a este gobierno, creo que eso no pasará de buenas intenciones, menos si la propia ministra que lo encargó, si bien lo presentó y se publicó a nivel oficial, lo enfrió con las declaraciones que hizo cuando se publicó.
Pienso que esta estrategia de “metropolitanismo” surgió por la casi imposibilidad política de establecer en las grandes ciudades, conurbadas o intercomunales, autoridades metropolitanas como tal, y entonces se recurre a la figura de un Intendente Metropolitano, con mando ejecutivo sobre todos los alcaldes de las ciudades comprendidas. La autoridad metropolitana, como existe en grandes ciudades del mundo desarrollado (económica, culturalmente y también políticamente desarrollado) no habría sido aceptada aquí por las autoridades comunales, especialmente por los alcaldes y su concejos comunales, como se ha demostrado cada vez que el tema se ha planteado, que incluso sucedió durante la dictadura. Y es que en verdad la idea medular es establecer Gobiernos Metropolitanos, y no meras administraciones que es lo que son y lo que hacen los municipios: conceptualmente y jurídicamente es así. Ahora se trataría de un nivel de Gobierno Urbano para la adecuada gobernanza con todo lo que el concepto implica.
Si uno lo mira un poco egoístamente, para el Gran Concepción, así como para el Gran Valparaíso, es una oportunidad deliciosa desde la óptica urbanística y también desarrollista, en un territorio muy acotado y privilegiado (recordemos que las grandes ciudades son hoy más que nunca antes motores económicos, basta ver el modelo de las ciudades-estado asiáticas y también occidentales). El problema creo que tiene una vertiente ética, en relación con el resto de los territorios regionales, donde hay más “ruralismo” que “metropolitanismo”. Superados los sentimentalismos, la oportunidad la pintan calva, y debiéramos saborearla. Claro que deduzco que falta todo un paquete legislativo, muchas pugnas internas y externas, con la ideología incluida, un largo camino aun para esta intención gubernamental, con toda la carga de descentralización que lleva (y ahora ya hablaríamos menos de regionalización, que nos ocupó por tanto tiempo). Y si se hace, hay que procurar que se haga bien, y no como en el caso de los Gobiernos Regionales, que aun, increíblemente aun, están en “borrador”. Lo dije hace ya años atrás, y aun no pasan a estar “en limpio”, cuando ya se vendrían estos cambios, del cual el único seguro es el de la Presidencia de la República. Esperemos que el gobierno que venga no nos deje, una vez más, “colgados de la brocha” a los territoriales no santiaguinos.
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