«Lo que le ocurra a las bestias, pronto le ocurrirá al hombre. Todas las cosas están relacionadas.»

Jefe Seattle.

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

MODELO NEOLIBERAL Y POPULISMO

Miguel Horacio Hinojosa Machuca

PhD, docente facultad de educación. Universidad de Concepción.

Vivimos una democracia de baja calidad no exenta de corrupción y redes clientelares. No hay más que ver las propagandas electorales para darse cuenta como los señores feudales de la política salen a la palestra con sus séquitos a cuesta. Allí están los parlamentarios con sus dóciles y abnegados servidores.

El populismo que se esconde detrás de la máscara del progresismo y que se encuentra en todo el espectro político muestra su novedosa propaganda: “siempre a tu lado”, “sirviendo como siempre”, “aplicado y cumplidor” y otras sandeces de tal jaez. Teniendo seguro el rebaño a no pocos de aquellos  les interesa poco y nada quién sea el próximo (a) presidente (a) de Chile, lo importante es asegurarse una cuota de poder político, sueldos y privilegios de excepción.

Vivimos una democracia representativa con notables fallas. Propia de un paradigma neoliberal que ha engendrado muchas desigualdades en una sociedad chilena tensa y molesta. Políticos de todo el caleidoscopio ideológico desean perpetuarse en el poder para mantener el inmovilismo y la rigidez. Una vez instalados en sus cómodos sillones bicamerales se olvidan de su clientela más lejana y sobretodo de una mayoría sustantiva que desea cambios profundos para mejorar su calidad de vida.

El modelo neoliberal ha calado profundo en nuestros políticos y en el mundo político en general. La moda hoy día es ser socialista liberal, un engendro que nadie entiende pero que sirve para encubrir a los que hoy día reniegan de sus principios. Si bien no se puede negar que hay períodos de gran crecimiento macroeconómico ayudado por el ciclo de exportaciones ligado a materias primas que provoca un buen momento económico, no es menos cierto que este buen momento beneficia especialmente a las grandes empresas y a los bancos que mueven los capitales. Los beneficios de este crecimiento no llegan a los sectores más vulnerables de la sociedad.

En el presente, el populismo es transversal a toda la clase política chilena, sin embargo, podemos constatar en los hechos que el populismo de derecha encabezado por su inefable candidato, se ha olvidado que fue presidente y no cumplió con lo que había prometido: terminar con la puerta giratoria hacia la delincuencia y realizar el mejor censo en la historia de Chile. Todavía lo estamos esperando. En todo caso el populismo no convence, la corrupción se ha enseñoreado por doquier, enlodando a todos los sectores  políticos del país, en especial a la centro izquierda. “La izquierda y derecha unidas jamás serán vencidas” (Nicanor Parra).

Vemos con profunda preocupación como muchos de estos sujetos “por amor a la Patria” insisten como candidatos repetirse los platos y aunque hayan pocos votantes, en ganando las elecciones, tendrán asegurado su presente y su futuro y en vez de servir al pueblo seguirán sirviéndose del pueblo, algunos quieren hacerlo por 30 años y más.

A partir de estas reflexiones es que debemos pensar en construir otro Chile. Partir construyendo  una educación en valores, reinventar nuevos comportamientos ciudadanos basados en la honestidad, transparencia y en el servicio a los demás. Educar a las nuevas generaciones en los valores de la solidaridad, en el respeto al otro. La sociedad chilena está cansada de los políticos y de su politiquería populista. Concordando con el historiador Gabriel Salazar existe “un terreno más o menos específico de “lo social” en el que se mueven actores colectivos portadores de identidades propias siempre interactuando entre sí, y dando origen a conflictos y movimientos sociales…. Aportamos a una visión que se fija más en lo diverso y lo dinámico que en lo monolítico y estático y que en esa misma virtud consideramos más fiel a la complejidad que es parte de la vida en sociedad.”

Estos actores colectivos surgen de lo más profundo de la realidad social, tienen sus propias organizaciones con identidades propias alejadas de la rígida realidad que nos pone delante de instituciones que han perdido su legitimidad aunque no su legalidad. Han perdido su legitimidad porque no escuchan el clamor popular, en una actitud autolaudatoria sólo se escuchan a sí mismos.

Hay que denunciar públicamente los millonarios sueldos y otras tantas garantías que tienen los parlamentarios mientras que no pocos ciudadanos perciben pensiones asistenciales apenas por sobre los cien mil pesos. Que es una vergüenza y un atentado a la democracia que estos pseudo servidores públicos quieran eternizarse en el poder, se resisten al necesario recambio que permita a las nuevas generaciones estar más conscientes del servicio público. Es necesario cambiar los viejos paradigmas políticos, la rigidez de un modelo económico que ha venido produciendo un paulatino desencanto en la sociedad chilena.

Contra el inmovilismo político es necesario creer y fomentar instancias intermedias de participación, motivando espacios de educación e incitando a las personas a ejercer una ciudadanía plena. Una nueva  constitución política debe considerar la participación de cuerpos sociales intermedios, donde el ciudadano, desde que nace hasta que muere, tenga plena decisión en los asuntos que le conciernen directamente: salud, educación, vivienda, trabajo, pensiones, esparcimiento etc. El plebiscito, como elemento de presión debe permitir al ciudadano enmendar errores y deshacer los acuerdos copulares que se cocinan en el parlamento a espaldas de la sociedad.

Vía una educación cívica eficiente y eficaz promover con fuerza la creación y participación de cuerpos sociales intermedios y que con una participación consciente tendremos reales posibilidades de confeccionar mejores leyes y perfeccionar las que existen: la Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública, la Carrera Docente, la Ley de Educación Superior, La Ley de Pesca, La Reforma Tributaria, entre otras, deberán revisarse a la luz de una nueva institucionalidad. Hacer leyes más  humanas y más perfectibles será misión de una sociedad al servicio del bien común, especialmente para servir a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Una sociedad bien cohesionada y bien organizada estará en condiciones de exigir a quienes eventualmente dirijan el Estado que orienten su accionar al servicio de toda la sociedad en un ambiente de inclusión, de transparencia y de justicia y fomentando una educación cívica en valores que nos son comunes: autonomía personal y colectiva, respeto a la alternancia en el poder, solidaridad, austeridad, tolerancia, amplia participación en los asuntos de Estado.  Este nuevo enfoque social pude ser una superación dialéctica de los populismos que mantienen la rigidez y el monolitismo en las formas de gobernar que tanto molesta a la sociedad chilena y que se traduce en el desencanto y en el desinterés en la política y en los políticos.

Estos nuevos grupos sociales emergentes e intermedios se caracterizan por tener conciencia de sí mismos, una conciencia que los lleva a tener la voluntad de influir sobre su “yo y sus circunstancias” protegiendo y extendiendo su libertad. Según Alain Touraine, eminente sociólogo francés, a quien actúa en ese sentido se le considera un sujeto, un actor social,  e histórico, “constituye la figura central de la modernidad”.

El sujeto social que deseamos debe tener la vocación de influir sobre su destino, cambiarlo, de transformar la vida social en la cual está inmerso. Este sujeto social ha de salir, organizadamente junto a otros, del “peso de la noche”. Este malestar de la sociedad debe ser enfrentado y cambiado más allá de cualquier evento electoral.

Recuerda que puedes seguirnos en facebook:

Déjanos tu comentario:

Su dirección de correo electrónico no será publicado.

*

Sé el primero en comentar

sertikex-servicios-informáticos www.serviciosinformaticos.cl