
“NUESTRA VENGANZA ES SER FELICES”
La frase del sociólogo Víctor Orellana, “Nuestra venganza es ser felices”, publicada en el periódico El Desconcierto, refleja claramente lo que pienso de la situación política actual. No porque se trate de una venganza en el sentido académico de una “satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos”, sino de sentirse libre de apreturas, injustas, mal intencionadas. O sea, en sentido positivo, la búsqueda de la felicidad se convierte en venganza cuando has sufrido y consigues deshacerte de sus causas, sin dañar a nadie, sino consiguiendo culminar con éxito tus esfuerzos.
Esto es lo que siento en este momento de la realidad que vive nuestro país. Nuestro pueblo, en forma mayoritaria, ha buscado fórmulas democráticas para sacudirse de la inmunda corrupción que nos corroe como sociedad. Ha venido luchando calladamente desde hace muchísimos años por construir esas mayorías que permitan avanzar en una dirección diferente a la que nos llevó a esta profunda crisis. El abuso, la injusticia, la inequidad permanente, han ido creando la conciencia social suficientemente fuerte como para abrir las compuertas que la democracia nos ofrece, y caminar en paz hacia un futuro lleno de esperanzas.
No se trata de dar vuelta a la tortilla, sino de preparar otra tortilla diferente, más igualitaria, más sabrosa, con los mismos ingredientes, pero que alcance para todos. Se trata de acortar las brechas de las oportunidades, del desarrollo humano, del crecimiento con equidad. Se trata de abrir puertas y ventanas para que entre el aire fresco y se pueda respirar más hondo y profundo como sociedad nueva y pujante.
Yo quiero esa venganza que me conduzca hacia la felicidad. Desatar las trabas que nos impusieron grupos minoritarios y poderosos. Romper los canales de ignorancia que nos obligaban utilizar como riego cotidiano, para continuar con el abuso y la explotación. Pero no quiero hacerle daño a nadie que no lo merezca, sino establecer reglas igualitarias que nos permitan crecer, para que broten todos los talentos enmudecidos, minimizados por las ansias del poder por el poder, o del dinero fácil.
Esa es la venganza de los justos, de los que han ido buscando las fórmulas del bien común. Aquellos que desde las sombras de la pobreza, con la inteligencia del hombre sencillo, fueron inculcando valores a las generaciones que le sucedían. Porque todo esto que estamos viviendo no es sólo de ahora, sino que ha venido creciendo poco a poco. Y ha florecido porque fue ese hombre sencillo el que los regó cotidianamente, con paciencia, con amor y con sólida esperanza.
Estamos a las puertas de una decisión trascendente en la Historia de Chile. Vamos caminando por la senda democrática que nunca antes en el mundo se había conocido. Hemos conseguido, por una mayoría aplastante, decidir que necesitábamos una nueva Constitución. Y aún más, que esa Carta Magna fuera escrita por quienes nosotros eligiéramos y con paridad de género. Y así se hizo. Con errores, malos gestos y equivocaciones, en un principio, la Convención Constitucional comenzó su tarea. Pero a poco de avanzar, encontró la fórmula correcta y la culminó con un texto moderno, esperanzador y que abre aquellos caminos democráticos de esperanza.
Ahora nos falta pronunciarnos en Plebiscito. Debemos coronar el esfuerzo de las generaciones anteriores. Y debemos hacerlo con decisión, sin temor, sin hacerle caso a los ladridos que buscan impregnarnos de miedo y de rencor. Sin escuchar las mentiras y tergiversaciones de quienes temen perder sus privilegios vergonzantes.
Por eso, confío en que ·nuestra venganza consistirá en un voto limpio, claro y contundente. Y que nos va a hacer felices. Lo conseguiremos en nombre de los que ya no están, en nombre de quienes tuvieron la gran visión y proyectaron los caminos que conducen a la construcción de un Nuevo Chile. Porque ese objetivo es posible.
¿Se puede encontrar online el articulo que publicó El Desconcierto donde se dice aquí que apareció la frase, «nuestra venganza es ser felices»?