«En tiempos de deterioro intelectual y por sobre todo pérdida de valores, ética, moral y buenas costumbres en la sociedad, la cura, digo yo, está en que el ser humano, debe asumir un fuerte desarrollo espiritual y buscar comunión en una vida más colectiva, de la mano con valores como la solidaridad y humanismo y el respeto por la creación y el creador…»

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OTOÑO DE NOSTALGIAS

OTOÑO DE NOSTALGIAS

Por Fernando Arriagada Cortés
chiquilln@yahoo.es

Una vez más ha llegado el otoño en la perenne ronda de las estaciones. Se nos fue el verano de días extensos y soleados, de tardes de patio y sandías con harina, de visitas de familiares y amistades que cada vez son menos. En nuestros recuerdos volverán los artistas presentes en la semana pinteña o la rutina de los humoristas en diversos festivales. Los días de sol se irán acortando hasta la vigilia de san Juan. Mientras tanto, los escolares siguen en sus clases recién iniciadas, en un extenso proceso que llegará a diciembre. A las primeras lluvias, los agricultores sacarán las papas, harán la limpieza y roces de potreros para preparar la tierra, arar y sembrar para la nueva temporada.

Algunos cosecharán zapallos, membrillos, castañas y hasta chicha, evocando los tiempos cuando en todo el valle había muchas más viñas y algunas arrancadas por sus propietarios y vendidas las tierras a las forestales. De Araucanía llegarán los piñones y las tardes se irán pintando de amarillo, arrastrando las hojas secas y quebradizas “hasta nublar el cielo y ponerse a llorar” como cantan Los Iracundos. Muchos continuarán con la poco afortunada tradición de quemar las hojas, hasta dejarlas hecho cenizas, cuando lo mejor es juntarlas en un rincón del patio o sitio a la espera de las lluvias que las transformarán en generoso humus vegetal.

Muchos abuelos seguirán con la cantinela que “todo tiempo pasado fue mejor” tal vez pensando en sus tiempos de su propia juventud, recordarán tradiciones ya idas como la Cruz de Mayo, otros irán al cementerio en Semana Santa, alguien se acordará del mes del mar y el resto, seguirá su rutina, acortando noches con la teleserie favorita o la noticia de turno, como la carrera presidencial y parlamentaria.

En otoño “cae” la cuaresma y la semana santa, tiempo de oración, reflexión y solidaridad. Muchos cristianos evocarán el misterio de salvación que Jesús nos trae y cuya conmemoración se inicia con el domingo de Ramos, para finalizar con la Pascua de Resurrección, la gran fiesta de los cristianos. Esta última  está volviéndose solo en una buena disculpa para implementar una tradición importada hace algunos años desde Alemania y estimulada por el mundo comercial, como es la pascua de los conejos, en donde los niños reciben caramelos, chocolates y otras golosinas, como señal de alegría por la resurrección, lo cual va en aumento del ya avanzado sobrepeso mórbido y antiestético de muchos menores y otros no tanto.

Nostálgico el otoño, en donde lo antecede el verano aventurero y cálido, ideal para paseos y compartir, como ese otoño que añora el poeta Jorge Teillier: “es bueno saludar los platos y el mantel puestos sobre la mesa / y ver que el viejo armario conserva su alegría / el licor de guindas que preparó la abuela / y las manzanas puestas a guardar. / Cuando la forma de los árboles / ya no es sino un leve recuerdo de su forma / una mentira inventada / por la turbia memoria del otoño”.

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