
PENSAMIENTOS DE TAYLLERAND
Charles Maurice de Tayllerand, sacerdote, político, diplomático y estadista francés, nació en París el 2 de febrero de 1754. Imposibilitado de seguir la carrera militar por problemas físicos, estudió Teología. Obispo de Autun, apoyó más tarde la Constitución Civil del Clero aprobada por la Asamblea Constituyente surgida de la Revolución, lo que implicaba nacionalización de bienes ecleciásticos y sometimiento al nuevo Estado, razón por la que fue excomulgado. Fue Ministro de Relaciones Exteriores de Bonaparte, se opuso a la guerra contra Austria, Prusia y Rusia y, tras la derrota del Emperador, representó a Francia en el Congreso de Viena de 1814. Falleció en 1838.
“La oposición es el arte de estar en contra tan hábilmente que, luego, se pueda estar a favor”.
“Existe un arma más terrible que la calumnia: es la verdad”.
“Lo que no puede ser, no puede ser, y, además, es imposible”.
“Cuando se dice que algo es urgente, ya es demasiado tarde”.
“La palabra ha sido dada al hombre para que pueda encubrir sus pensamientos”.
“La vida privada de un ciudadano, debe ser recinto amurallado”.
“Los diplomáticos piensan dos veces lo que van a decir, solo para, después, no decir nada”.
“Cuando se hace demasiado hincapié en la oratoria de un político, se duda de sus aptitudes”.
“Nadie puede sospechar cuantas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero”.
“En tus retiradas, no olvides dejar instalada una cabeza de puente en la orilla abandonada”.
“Un arte importante de los políticos es encontrar nombres nuevos para instituciones que bajo nombres viejos se han hecho odiosas al pueblo”.
“Un hombre es digno para todo empleo, hasta la víspera del día en que es nombrado”.
“Con las bayonetas todo es posible, menos sentarse en ellas”.
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