Prefacio del libro “Más Allá de los Límites del Crecimiento” (Parte 2)
(La Parte 1 de este artículo se publicó en la edición de LVC del 26.09).
Hasta donde podemos informar desde los datos globales, con el modelo World-3 y de todo lo que hemos aprendido en los últimos veinte años, las tres conclusiones que delineamos en ‘Los Límites del Crecimiento’ siguen siendo válidas, pero se deben reforzar. Ahora las deberíamos establecer como sigue:
1. La utilización humana de muchos recursos esenciales y la generación de muchos tipos de contaminantes ha sobrepasado ya las tasas que son físicamente sostenibles. Sin reducciones significativas en los flujos de materiales y energía, habrá en las décadas venideras una incontrolada disminución de la producción de alimentos per cápita, del uso de la energía, y de la producción industrial.
2. Esta disminución no es inevitable. Para evitarla son necesarios dos cambios. El primero es una revisión global de las políticas y prácticas que perpetúan el crecimiento del consumo material y de la población. El segundo es un incremento rápido y drástico de la eficiencia con la cual se utilizan los materiales y las energías.
3. Una sociedad sostenible es aún técnica y económicamente posible. Podría ser mucho más deseable que una sociedad que intenta resolver sus problemas por la constante expansión. La transición hacia una sociedad sostenible requiere un cuidadoso equilibrio entre objetivos a largo y corto plazo, y un énfasis mayor en la suficiencia, equidad y calidad de vida, que en la cantidad de la producción. Exige más que la productividad y más que la tecnología; requiere también madurez, compasión y sabiduría.
Estas conclusiones constituyen una advertencia condicional, no una mera predicción. Ofrecen una elección de vida, no una sentencia de muerte. La elección no es necesariamente tenebrosa. No supone que los pobres queden congelados en su pobreza o que los ricos deban convertirse en pobres. Podría en realidad suponer el alcanzar finalmente los objetivos que la humanidad ha perseguido en sus continuos intentos de mantener el crecimiento físico.
Esperamos que la elección del mundo sea en favor de la sostenibilidad. Esa es la razón última de escribir este libro. Pero no minimizamos la gravedad o la dificultad de esa elección. Pensamos que la transición hacia un mundo sostenible es posible técnica y económicamente, quizá incluso simple, pero también sabemos que es psicológica y políticamente intimidatoria. Tanta esperanza, tantas identidades personales, tanta moderna cultura industrial, se han construido sobre la premisa del perpetuo crecimiento material.
Un profesor preceptivo, observando la reacción de sus estudiantes ante la idea de la existencia de límites, escribió una vez:
Cuando la mayoría de nosotros se enfrenta al ultimátum del desastre potencial, cuando escuchamos que es «necesario» elegir alguna forma de estabilidad planificada, cuando hacemos frente a la «necesidad» del diseño de un estado sostenible, nos sentimos empujados al desaliento, aun cuando nos demos plena cuenta de ello. Cuando somos enfrentados a nuestros recursos de esta forma, sentimos, intuimos, un cierto tipo de soledad cósmica que no podíamos haber previsto. Nos convertimos en huérfanos. Ya no nos seguimos viendo como criaturas de un orden cósmico, beneficiarios de un proceso histórico. Los límites al crecimiento niegan todo eso. Nos dicen, quizá por primera vez en nuestra experiencia, que el único plan debe ser el nuestro. De un solo golpe nos desnudan de la seguridad ofrecida por las formas pasadas de la providencia y el progreso; de otro, arrojan sobre nuestras reticentes manos la responsabilidad del futuro. Nosotros atravesamos por toda la secuencia emocional —pena, soledad, responsabilidad reticente— cuando trabajamos sobre el proyecto del Club de Roma, en 1970 y 1971, hace veinte años. Muchas otras personas, a través de muchos otros acontecimientos formativos, han pasado por una secuencia similar. Se puede sobrevivir a ella. Puede incluso abrir nuevos horizontes y sugerir futuros excitantes. Esos futuros nunca llegarán a ser, sin embargo, hasta que el mundo en su conjunto no se enfrente a ellos. Las ideas de límite, sostenibilidad, suficiencia, equidad y eficiencia no son barreras, obstáculos ni amenazas. Son guías hacia un mundo nuevo. La sostenibilidad, y no mejores armas o luchas por el poder o la acumulación material, es el reto último para la energía y creatividad de la raza humana. Pensamos que la raza humana está preparada para ese reto. Pensamos que es posible un mundo mejor, y que la aceptación de límites físicos es el primer paso para alcanzarlo. Vemos una desaceleración de la insostenibilidad no como un sacrificio, sino como una oportunidad de dejar de golpear los límites de la Tierra y comenzar a trascender límites autoimpuestos e innecesarios en instituciones humanas, estados mentales, creencias y éticas. Por eso decidimos finalmente no limitarnos a actualizar y reeditar “Los Límites del Crecimiento”, sino reescribirlo por completo y titularlo “Más allá de los Límites del Crecimiento” [1] [2] [3].
DONELLA H. MEADOWS, DENNIS L. MEADOWS, JORGEN RANDERS,
Durham, New Hampshire, Noviembre de 1991.
REFERENCIAS
[3]https://www.buscalibre.cl/libro-mas-alla-de-los-limites-del-crecimiento/32392016/p/32392016
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