¿Qué esconde el revuelo del COVID-19?
He leído varios artículos de médicos y científicos de prestigio universal que han dicho que el coronavirus ha matado a menos personas en tres o cuatro meses que los accidentes de tránsito mundial en dos semanas; que en un escenario pesimista la epidemia puede durar un año y medio y matará a tantas personas como los accidentes de tránsito en uno o dos años.
La economía sufrirá una severa crisis, después de la cual el mundo volverá a la normalidad, tal como ha sucedido en otros períodos críticos, como con la epidemia de “gripe española” de 1918. La crisis financiera paralela llevará a fuertes pérdidas financieras en los fondos de pensiones, pero se resolverá con los salvavidas de siempre, los del Estado, o sea con el dinero de los ciudadanos.
Los medios le han dado tribuna a los científicos para explicar la pandemia, lo que en poco tiempo, a lo más un par se meses, llevó al público a comprender la situación. Ahora bien, según el nivel y calidad de la información, y el nivel de competencia de los gobiernos para tomar decisiones, las reacciones políticas se produjeron bastante rápido, aunque no en todas partes a un debido tiempo o de modo adecuado. El despliegue informativo ha sido amplio en casi todo el mundo. El contenido de los medios es abundante en artículos entrevistas sobre la epidemia. Las discusiones son amplias y los enfoques diferentes y algunas veces contradictorios, dado el aprovechamiento por una u otra corriente política, pero el resultado ha sido un consenso general con gran revuelo informativo. A pesar de toda la agitación imperante, la epidemia del coronavirus pasará a la historia sin mayor pena ni gloria, a más tardar, hacia el año 2021. ¿Qué vendrá después?
Si comparamos esta reacción anti-viral con la reacción ante la crisis climática y la catástrofe medioambiental, la sobrepoblación mundial y el consumismo exacerbado, notaremos que hay una gran desproporción. Los espacios naturales para los animales y la flora autóctonos, están desapareciendo rápidamente, en Chile y en todos los países, debido a la rápida expansión de la agricultura y la silvicultura y al crecimiento de las ciudades y metrópolis. Esa pérdida se ve agravada por la contaminación antrópica y la destrucción de los hábitats por la acción de insecticidas y herbicidas.
Los pronósticos científicos sobre un aumento de la temperatura debido a los gases de efecto invernadero, ya desde los años 80’, y las predicciones, han resultado muy certeros. Las consecuencias de la crisis climática derivada de ello las estamos viendo desde hace varios años: inundaciones, marejadas, sequías, hambrunas, guerras y migraciones. A pesar de ello y desde hace por lo menos cuatro décadas, las personas, los medios y los políticos, no han entendido (o no han querido entender) lo que se nos viene. Las informaciones científicas serias sobre esos álgidos temas, han sido neutralizadas por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), que depende de varios gobiernos. Con una manejo burocrático en su accionar, el IPCC está ocultando los fenómenos climáticos, meteorológicos y oceanográficos que señalan que las temperaturas pronosticadas oficialmente, en cualquier momento pueden hasta duplicarse o acelerarse sin control.
Los científicos que vienen estudiando desde hace décadas, y siguen advirtiendo, la extrema gravedad del Cambio Climático, son ignorados o evitados en los foros mundiales. Hay toda una campaña mundial montada y manipulada desde el “país del norte” -como se le llama eufemísticamente a los EE.UU. de N.A.-, para contrarrestar la irrefutable verdad bajo una sarta de estupideces climáticas propaladas por sectores “negacionistas” ligados al gran capital. Los que se auto-proclaman “dueños de la verdad” se esmeran en denigrar a los científicos serios tratándolos de «alarmistas» y “extremistas». Las respuestas políticas siguen esperando en las trastiendas, confiando en que las soluciones aparecerán desde las Conferencias Anuales de las Partes -las no bien ponderadas COP-; ya han transcurrido veinticinco conferencias, ¡25 años perdidos, mientras la temperatura del caldero sigue subiendo! Y los multimillonarios subsidios en dólares a la industria de los combustibles fósiles, siguen sin que nadie los detenga.
La política y lo mediático está dedicado hoy, en todo el orbe, al coronavirus, lo demás ya no cuenta. La crisis ambiental y climática, por otra parte, apenas tiene cabida en la política y los medios, aunque en los próximos (y yo diría muy cercanos) años amenazará la existencia de la humanidad y de todos los ecosistemas de la Tierra. Esto es lo que se esconde tras la parafernalia del COVID-19.
¿Quiénes serán las víctimas?
No los adultos mayores, las personas de terceras o cuartas edades, que están “ya jugados”. Los líderes y potentados que gobiernan y manejan la economía mundial, están entre ellos, son los más vulnerables, los más amenazados por el coronavirus. Con su poder logran que los medios (de los que son dueños) y la política defiendan sus mezquinos intereses. No sufrirán con la crisis climática y medioambiental porque lo más probable es que ‘desaparezcan del mapa’ antes de que los problemas se agraven. Por tanto, lo más cómodo para ellos es ¡seguir haciendo lo mismo y…más de lo mismo!, desentendiéndose de esos problemas que no los tocarán. Y las víctimas serán las generaciones jóvenes, las que, o tienen poca claridad de lo que viene o no tienen las condiciones o medios para defenderse…¡Alea iacta est!
Fuente de figura:
Es gratificante encontrar en medio divergente, serio y entretenido.