¿Qué Matará al Neoliberalismo? (V)
Guilmo Barrio Salazar, desde Georgia, E.U.A.
Para finalizar esta serie, iniciada hace 4 semanas, presentándoles grandes personalidades muy entendidas en la materia expuesta, hoy les dejo al autor del libro «Con Libertad y Dividendos Para Todos: Cómo Salvar Nuestra Clase Media Cuando Los Trabajos No Pagan Suficiente», el señor PETER BARNES, quien nos hablará sobre UN INGRESO BASE UNIVERSAL.
No hay una sola solución para la desigualdad económica y la inseguridad existente en los Estados Unidos de Norteamérica, pero existe una que podría llegar más lejos que cualquiera otra. Es un ingreso base universal, que es muy distinto al ingreso básico universal.
Un ingreso base universal de unos pocos cientos de dólares al mes, no es lo mismo que un ingreso básico universal, digamos de U.S.$1.000 dólares al mes. Esto, tal vez en algunos lugares, sea suficiente para sobrevivir, debido al cambio monetario; pero no en esta nación, donde la carestía de la vida es enorme, así que unos pocos cientos de dólares mensuales no son suficientes. Mientras muchos piensen que esos mil dólares mensuales sean un sueño, pero para los estadounidenses es intimidante debido a la ética laboral, y puede que eso se haga efectivo en un futuro cercano. Si alguna vez sucediera lo de un ingreso básico universal, será porque fue precedido por muchos años por un ingreso base universal, gradualmente subido a codazos cada año, como ha sucedido con la jubilación otorgándose como un beneficio del Seguro Social, y con el pago del salario mínimo. Vamos a echarle una ojeada a esto el día de hoy.
Un ingreso base universal es ambos, un trampolín y un cojín, para cada participante en nuestra cambiante economía mercantil; es como darle US$200 cada vez que se avanza en el juego Monopolio. ¿Se acuerdan de haberlo jugado alguna vez?. Solamente suple, pero no reemplaza, el ingreso recibido por el trabajo que se hace, el cual en los últimos 30 años ha permanecido estancado o ha ido declinando, y ocurre sin ser juzgado o estigmatizado. Es castigado bajo el principio que, en una economía próspera aunque volátil y desigual, cada uno tiene el derecho a un dinero en efectivo y puede contar con él.
En términos prácticos, un ingreso base universal sería simplemente administrarlo. Las personas elegibles, cualquier persona que tenga una tarjeta con su número de serie otorgada por el Departamento del Seguro Social, lo que incluye a cualquier inmigrante que haya entrado al país con sus propios documentos legales, recibirán la misma cantidad de dinero cada mes, la que puede ser depositada directamente en una cuenta bancaria o en una tarjeta de débito. El sistema lucirá y se sentirá como el Seguro Social estadounidense, o como una versión mensual de los dividendos que reciben todos los trabajadores en el Estado de Alaska. Las personas que no necesitan el dinero extra serían capacitadas con la opción de donar y contribuir en parte a una obra de caridad de su preferencia, siempre que haya sido aprobado por el Departamento de Servicios de los Ingresos (IRS, siglas en Inglés).
Un ingreso base universal, debo hacer notar, no tiene nada que ver con la automatización, con los robots, o con la inteligencia artificial. Tiene mucho que ver con acrecentar la seguridad de cada estadounidense, reduciendo su estrés personal, dándole a nuestra clase pobre y a la clase media una forma de apoyo donde poder pararse, que es muy opuesto a lo que nuestra economía está haciendo en la actualidad.
Un ingreso base universal podría tener otros beneficios también. Lo que es una respuesta, y talvez sea «la respuesta», al estancamiento económico por tanto tiempo, estimulando nuestra economía por medio de un aumento de los gastos hogareños. Por otra parte, si se financia a través de honorarios sobre actividades no productivas, como la contaminación y la especulación, podría ayudar a solucionar otros dos profundos problemas causados por el capitalismo en este siglo XXI: el cambio climático y la inestabilidad financiera. Y no se necesitaría reemplazar o reducir los gastos en los programas actuales que beneficien a la clase pobre, un comercio regresivo con el cual los conservadores están a favor, pero al que los más progresistas se oponen.
Hay 6 grandes grupos demográficos que podrían formar el núcleo principal de un movimiento por un ingreso base universal : Los «milenios», que es la primera generación de estadounidenses destinados a ganar menos dinero que lo que ganaron sus padres; los trabajadores de bajos ingresos que están en demanda, que son los llamados «precarios»; las mujeres trabajadoras, que todavía ganan menos que los hombres, haciendo el mismo trabajo; los trabajadores afro-americanos que sufren las injusticias tanto del pasado como del presente; los jubilados y los trabajadores a punto de jubilar, quienes no pueden vivir sólo de los beneficios ofrecidos por el Seguro Social; y la gente pobre de toda nacionalidad y que vive en este país. Como un dato relacionado, actualmente hay 30 millones de niños que crecen pobres en los países más ricos del mundo.
Los luchadores por el medio ambiente también pueden unir sus armas con la causa si uno de sus recursos financieros es un pago de impuesto por la contaminación. Naturalmente, por supuesto, no será algo simple de persuadir a estos grupos tan diversos que lo que no han podido lograr separados, ahora ellos lo pueden conseguir trabajando juntos. Ha sucedido en el pasado, y después de la era de Bernie Sanders, puede ocurrir otra vez.
En la esfera política, un ingreso base universal traería a nuestra nación una unidad, afirmando que todos nosotros estamos en el mismo bote económico. Uniría a nuestros desesperados pobres y a nuestra ansiosa clase media, a los jóvenes y a los ancianos, a las mujeres y a los hombres, a la gente blanca y a la gente de color. Haría a millones de estadounidenses menos estresados, más saludables, y tal vez mucho más felices. Y nos haría a muchos de nosotros muy orgullosos de ser estadounidenses.
Ochenta y dos años atrás, el Comité de Seguridad Económica de Franklin Délano Roosevelt produjo el clásico reporte que permitió el voto que creó la primera Ley del Seguro Social. El reporte fue más allá de la seguridad de los ancianos. El documento proclamó: «La única medida de seguridad es un ingreso asegurado. Un programa de seguridad económica, como lo observamos, debe tener como su puntería primaria el aseguramiento de un ingreso económico para cada persona humana, ya sea en su infancia, en su juventud, en su edad media, o cuando sea un anciano, ya sea en enfermedad o en salud».
El Comité agregó que, por razones de conveniencia política, estaba proponiendo solamente un ingreso asegurado para los ancianos, pero que esperaba que el resto de su visión podría ser implementado en un futuro cercano. Mucho de lo propuesto se ha cumplido, pero lamentablemente no todo lo indicado. Un ingreso base de por vida, junto con un seguro de salud para todos, son los próximos pasos a seguir.-
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