
REFLEXIONES DE UN ENÓLOGO (III)
La comuna de Coelemu se destaca por poseer una gran cantidad de agricultores viñateros con pequeñas superficies con plantas centenarias y tres cepas principalmente de la variedad País, Moscatel de Alejandría y Cinsault o “cargadora” como la conocen en el campo los productores. Materia prima de muy buena calidad con producciones bajas por ser sectores de secano que hacen que la calidad organoléptica aumente.
La complicación de ésta situación ya se acentúa cada año más y más habiendo temporadas en las cuales los precios bajos del kilo de la uva no dan abasto ni siquiera para cosecharla teniendo que dejar la producción en el campo botada e incluso llegando a $30/kg y estos precios obviamente no son rentables económicamente para cosechar y vender. Los precios de la uva están siendo cada año más bajos complicando la permanencia del rubro vitivinícola.
Para la temporada pasada (2016) los precios de la uva estuvieron a $80-100/kg que propusieron los poderes compradores que generalmente provienen de la zona central (siempre son los más grandes entre 4-5 marcas). Para esta temporada 2017, considerando la alta demanda que existe por las uvas sabiendo que el año pasado se pudrieron más de 250.000.000 millones de kilos entre las regiones del Maule y Biobio hizo que el mercado aumentara la demanda y lógicamente subiendo los precios después de largas luchas con los compradores para que pudieran pagar más por la materia prima los precios estuvieron entre los 160-200 $/kg. Con estas cifras por kilo cosechado la situación se veía como un “salvavidas” para los productores. Todo se veía bien para este año pero una primavera 2016 complicada con mucho aborto floral, las altas temperaturas de este verano, bajas precipitaciones durante el año, senescencia de hojas prematuras, bronceados de racimos, etc. Hicieron que los rendimientos de cosecha se redujeran hasta un 60% en algunos campos y por NINGUN motivo en un 30% como indicaron varios medios de prensa hace meses atrás, la situación actual acá es gravísima (pueden verlo en terreno y entrevistar a agricultores). A esto hay que sumarle la escasa mano de obra que año tras año es más difícil conseguir gente que la coseche.
En síntesis, los precios aumentaron al doble pero la producción bajó y los precios de cosecha subieron considerablemente porque los temporeros deben caminar más para conseguir llenar el cajón (17 kilos aproximados) lo que en años anteriores bastaba con 3-4 plantas de vid para llenar un cajón y este año la realidad fue diferente llegando incluso de 10-13 plantas para obtener los mismos kilos cosechados. Los cosecheros estaban pidiendo en temporadas pasadas montos entre 300 y 450 $/cajón y para este año partieron pidiendo 400 $/cajón terminando en las ultimas semanas cobrando los 600 $/cajón más las 3 comidas diarias y transporte. Aún así hay productores que están pagando los 600 $/cajón pero no logran armar equipos de cosecha grandes por la baja cantidad de gente dispuesta a trabajar en vendimia en el Valle del Itata por poseer plantas en sistemas de conducción en cabeza (sin alambres) y además con pendientes pronunciadas que dificultan la cosecha rápida y cómoda.
Como enólogo amante de este valle me encuentro alarmado con esta situación ya que todos saben que el Valle del Itata es incomparable cuando se habla de cepas ancestrales, paisajes únicos y gente humilde de avanzada edad. Pero la situación es crítica y si no se da a conocer esto el valle se llenará de cultivos forestales en sus cerros que están siendo más “rentables” en este último tiempo y con menor necesidad de mano de obra, matando lo que nos caracteriza como valle que por cierto es el primer valle vitivinícola de Chile.
Es mi reflexión sana y preocupante. El Valle del Itata merece ser atendido de «mantel largo», es digno de visitar y beberlo hasta el último sorbo. Vive y toma Itata.
Muy bonitos, buenos y profundos sus comentarios de ese hermoso valle del Itata.
Gracias Mario.
Salud con un buen vino blanco al lado de unas ricas «patitas» de jaiva.