«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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REGION METROPOLITANA DEL BIOBIO: EL MODELO TERRITORIAL-REGIONAL-URBANISTICO PARA CHILE

J. Antonio Zelada Espinosa

Arquitecto Premio Regional de Arquitectura y Diseño Consejo de la Cultura y las Artes 2012

Mi percepción de larga data es que nuestra ciudad pencopolitana (me refiero a lo que muchos llaman el Gran Concepción) se ha desperfilado en contraste con lo que antes fue. La década del 60 para mí fue significante, ya que comenzaba mi vida profesional y la potencia que la ciudad entonces demostraba fue lo que decidió mi arraigo aquí, saliendo de la UCh., no obstante mi ya privilegiada red santiaguina. En aquellos ya lejanos años, por ejemplo, pesábamos entre un 11 y 12 % en la columna del PIB nacional;  en casi todos los aspectos, llevados a índices estadísticos, veíamos estos dígitos repetidos. Para que remontarse al periodo de la independencia nacional, cuando Concepción  llevaba la de ser capital de ese proceso revolucionario, lo que fue frustrado por Santiago, obviamente.  Esos protagonismos no han vuelto; para mi, parte de este involución tiene causas como el quiebre democrático del 73, y con ello el rol que los economistas de la dictadura militar le asignaron, a dedo, a nuestro territorio y por ende a la ciudad, un bastión donde el Estado había jugado sus mejores cartas, especialmente por la CORFO y por los planes de reconstrucción después de un sismo como el del 39.  Las “ventajas comparativas”  y el neoliberalismo a ultranza reconvirtieron la región y el rol de polo industrial singular alcanzado ya a mediados del siglo XX, derivando todo en una angustiante y continua baja que ha visto casi desaparecer la gran industria, la agricultura tradicional y viñatera, con un macro territorio con monocultivos forestales productor de recursos primarios cuyos beneficios escasamente se ven aquí,  también  un centro geográfico de explotación de los recursos marinos ya semi agotados, algunos en verdadero e irracional colapso.

Este polo urbano ya no pesa en el país del modo que llegó a significar en la década del 60. Su mayor fuerza está en la provisión de servicios generales, como el comercio y la salud, pero principalmente lo es el noble servicio de la educación, que denota su mayor  brillo en la educación superior con sus universidades y los centros de formación técnica, con el lógico plus de la investigación científica y las tecnologías aplicadas. No obstante, pienso que aquí contamos con el mejor capital: el capital social, una masa crítica ciudadana educada, calificada para el trabajo, brillante en las ciencias y en el arte.

Por otra parte, en el mundo actual, el fenómeno urbano es una de las grandes claves: sabemos que las ciudades son un fenómeno social antropológico-cultural,  pero que sí o sí  deriva en un fenómeno económico. Una gran ciudad es tan potente como una gran industria productiva de bienes físicos, y puede sustentar a su población y mucho más que eso (el País-Cataluña, tan de actualidad, es Barcelona ciudad; sin Barcelona no habría ni intenciones de ser un país independiente, como han estado a punto de lograrlo nuestros amigos catalanes, a quienes por lo demás queremos mucho). Nuestra ciudad, el Gran Concepción, si bien está en un proceso de crecimiento más que de desarrollo, tiene la potencia urbana como para ser la segunda ciudad en importancia del país, y nada impedirá nuestro verdadero desarrollo con la energía de nuestros ímpetus ciudadanos, nunca doblegados.

Creo que el nuevo protagonismo de nuestro ámbito de vida deberá venir al transformarlo en un modelo de gestión urbano regional (en ese orden) que dé pautas al resto del país, incluida la única y actual región metropolitana que es Santiago. Con las reformas del Estado que sí o sí vendrán, estaremos en una posición privilegiada: habrá traspaso de facultades y de recursos a las regiones como no ha sido nunca hasta la fecha.

  • Se van a potenciar los gobiernos regionales, con un presidente elegido en la región y con mayores recursos que los históricamente asignados, capaz de formular sus propias políticas públicas y planificar en serio el territorio
  • Está en ciernes de legislación la estrategia de encauzar la descentralización mediante metrópolis regionales (10 en el país). Así se crearán oficialmente áreas (macro ciudades) metropolitanas  como nivel de gobierno, con una autoridad metropolitana capaz de hacer gobernanza y gestión urbana del mejor nivel; y la nuestra es la más paradigmática por su especial espacio urbano-geográfico, sus estructuras adelantadas y su experiencia probada.
  • Deberán venir mayores atribuciones y recursos a las comunas, potenciando como debe ser el municipio, el más directo nivel de autoridad del Estado.

Y lo principal: tenemos el mejor capital humano dispuesto a coger el desafío y potenciarse  a sí mismo (lo que escasamente ahora sucede), y deslumbrar al país con una gestión regional-territorial-metropolitana brillante.

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