
SOCIEDAD CIVIL Y ESPACIO PÚBLICO.
En la actualidad vemos que surge un rehacer conjunto del rol del Estado y de la sociedad civil para lo cual es necesario repensar las políticas y formas de participación lo que significa ser ciudadanos y consumidores; esto lleva a reformular la esfera pública la que no se encuentra ni subordinada al Estado ni disuelta en la sociedad civil, por lo que la tensión entre ambos continua. La esfera pública es vista como un campo de tradiciones en competencia, un espacio de heteroglosia en el que ciertos significados y tradiciones son fortalecidos (papel del Estado). En este proceso hay nuevas fuerzas que atribuyen distintos significados o énfasis a los mismos conceptos (papel de la sociedad civil), evitando por esto los riesgos del autoritarismo; aquí el desafío es revitalizar al Estado como representante del interés público, como árbitro, garante de la información colectiva, recreación e innovación, para que éstas no sean subordinadas a la rentabilidad comercial.
Por lo antes dicho es necesario políticas culturales, sectores críticos del neoliberalismo, movimientos ciudadanos y sociales entre otros los cuales creen estrategias certeras para actuar en los medios de comunicación; se tiene que buscar la alta cultura con bibliotecas, escuelas, editoriales, museos públicos, junto con hacer valer los intereses públicos en los medios de comunicación masivos. Lo que se busca es un espacio sociopolítico alternativo en donde todos participen socialmente y en donde las ciencias cooperen en dicha situación, en especial las Ciencias Sociales para así entender la multiculturalidad, los principios abstractos de la democracia y la justicia con relación a las condiciones locales, nacionales e internacionales.
Por lo tanto la reivindicación de lo público se da dentro de lo transnacional, ya que hay un reordenamiento del mercado en donde la administración global crea una sociedad civil mundial, en la cual las macro empresas son las protagonistas al tener mayor poder de decisión que los ciudadanos, sindicatos, partidos políticos, etc. dentro de los Estados modernos al configurar un espacio público particular, esto lo hacen a escala mundial subordinando el orden social al privado y conciben el ejercicio de la ciudadanía a un nivel local o nacional en donde siempre el más grande aplasta al pequeño.
Al recuperar el espacio público se está promoviendo la ciudadanía con el fin de poder actuar frente a las empresas transnacionales, en donde la globalización del consumo actúa como ser mediático y en donde las interacciones políticas no terminan en ámbito nacional, debido a que esto comprende las actividades estatales vinculadas a los actores sociales que inciden en la organización del sentido colectivo y en las bases culturales/políticas de los desempeños ciudadanos.[1]
El espacio público es de toda la sociedad al ser el medio en donde los sujetos se entregan a sí mismos como espectáculo, hay que tener en cuenta que en el último tiempo el espacio público no se encuentra dentro de las fronteras nacionales de la sociedad civil, por el proceso de integración vía globalización el que influye en los hábitos de consumo y en el ejercicio de la ciudadanía; de esto nace la ciudadanía global o la internacionalización de la ciudadanía. A pesar de la globalización de los bienes materiales y de la información la convergencia de los hábitos de consumo, las tradiciones locales o regionales, siguen estando conformadas por la distinción entre lo público/privado como por la exclusión /inclusión.
En la globalización se debe expresar un desempeño global de la ciudadanía, por las diferentes formas de ser ciudadano global constituyendo para la sociedad civil un desafío por la decadencia producida por el neoliberalismo y su modernización, por lo que esta debe reasumir el interés por el espacio público con el objeto de participar y ejercer mejor su ciudadanía en estos tiempos tan complejos con el fin de recuperarlo para todos en un amplio sentido para hacerse visibles de manera concreta ya sea individual o colectivamente, la idea es aportar a una mejor sociedad de manera crítica, responsable, amena e inclusiva sin ningún tipo de distinción en donde en diálogo constante predomine y domine en la sociedad para una buena calidad de vida tanto actual como futura.
[1]García, Clanclini Nestor: “Consumidores y Ciudadanos”. Conflictos multiculturales de la globalización. Edt. Grijalbo S.A. México 1995.
En Tanto la ciudadanía no se fortalezca orgánica mente, no podrá lograr que el Estado juegue un rol verdaderamente fiscalizador y se la juegue por defender los intereses ciudadanos.