«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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Terminar con la impunidad: Depurar la Iglesia, también la Universidad

Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

Doctor en Historia. Universidad de Concepción.

La Iglesia Católica y las universidades se encuentran al día de hoy sumergidas en un cuestionamiento debido a determinadas prácticas que se han naturalizado en sus espacios. Mientras la Iglesia busca hacer frente al tema de los abusos sexuales que han cometido sacerdotes en complicidad con algunos obispos, la Universidad busca dar respuesta a los temas de acoso sexual y prácticas machistas en sus aulas y pasillos. El tema no ha sido fácil, ya que se trata de dos instituciones antiguas que de una u otra forma han reproducido por años formas y mecanismos de dominación, abuso de poder y de autoritarismo.

Por ello resulta loable destacar el papel que a la fecha han venido cumpliendo tanto los denunciantes de abusos en la Iglesia, así como el movimiento de mujeres. Lo anterior no es menor, da cuenta de un cambio cultural que se ha venido instalando en los últimos años en nuestro país. Un cambio cultural que entre otros aspectos implica superar la indiferencia, conformismo (resignación) y la vergüenza a lo que se pueda pensar o decir (cargar con algún estigma), pero sobre todo, romper el miedo (a las represalias), el autoritarismo y formas de ejercer el poder, el cual se ha encargado durante décadas de silenciar los abusos y acosos, extorsionar a los/as denunciantes, incluso cooptar las denuncias para de esa forma seguir actuando en la más absoluta impunidad.

Es precisamente ésta impunidad disfrazada de misericordia o piedad la que ha imperado durante años en la Iglesia, es esa impunidad encubierta bajo los ropajes de admiración intelectual, excelencia académica, creación del conocimiento la que se instaló en las Universidades. Por eso ha llegado el momento de hacer frente a esta cultura de la violencia que en ocasiones en visible y palpable y en otras opera de formas solapada, sutil, incluso imperceptible, convirtiéndose en una violencia simbólica y cultural que carcome la sociedad en su conjunto.

Terminar con la impunidad no solo tiene que ver con cuestiones reglamentarias (determinados protocolos o reglamentos), sin desconocer aquello o restarle méritos, se requiere avanzar en otros aspectos de fondo, que dicen relación con patrones culturales, tales como el respeto hacia los otros, con la igualdad de trato, con los mismos derechos, con la dignidad de las personas. Por eso, la sorna, ironía, descalificación, el chiste o broma, aquellos comentarios “inofensivos”, “inocentes” e “indirectas” como algunos lo llaman, no son otra cosa que formas de discriminar, menoscabar y violentar la dignidad de una persona.

Lo que ha acontecido en la Iglesia, así como en las Universidades, no son temas nuevos, todo lo contrario, en instituciones tan jerarquizadas y donde el poder, entendido por varios, como forma de dominación (control) y autoritarismo, se convierte en una de las cosas más deseadas, éste tipo de prácticas han terminado por aceptarse como naturales, casi formando parte del quehacer diario. Es ahí el problema, ahí ésta la impudicia e impunidad con la cual se ha actuado y amparado.

En consecuencia, estamos en una coyuntura histórica, un momento único que de una u otra forma nos interpela y convoca para hacer frente y luchar por terminar con la impunidad, sancionar la cultura de poder basada en el acoso y abuso y de esa forma poder sanear la Universidad.

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3 Comentarios en Terminar con la impunidad: Depurar la Iglesia, también la Universidad

  1. Mientras no seamos conscientes que el sistema económico y social nos somete a conductas individualistas, no podremos salir de esta amarga noche…

  2. Cruda realidad, qué quiere que le diga, las transformaciones de la sociedad, si van de la mano con cambios estructurares de las instituciones y cambios de conductas de quienes dirigen e integran estas instituciones, obviamente produciránloolal un choque, conflicto y graves alteraciones sociales.

  3. Si bién las conductas son administradas y operadas ´por personas…
    Lo que hoy enfrenta la sociedad es un tema no sólo conductual, es un tema de concepción de sociedad, y sus marcos regulatorios, éticos morales y conductuales.
    Claro que hay que dar pasos urgentes, pero éstos no pueden ser sólo emocionales, se requiere mucho razonamiento serio, colectivo y cambios estructurales en las instituciones de los estados y de las sociedades.
    Recien ahí tendremos un marco para impulsar «un cambio conductual en las personas».

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