«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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TIEMPO DE PANDEMIA

Fernando Arriagada Cortés

Investigador y escritor.

Desde fines del año pasado, la humanidad está siendo víctima de una de los flagelos más agresivos conocidos como es el caso del Corona virus, que lentamente empezó a hacer estragos en Chile, contabilizándose por miles los compatriotas contagiados y centenares los muertos, especialmente las personas mayores con enfermedades crónicas. Quien no ha lamentado un conocido y hasta familiar que ha fallecido de este mal, que por su rapidez en expandirse, su rápido contagio y su letalidad, obliga a darle la característica de mal mundial actual, es decir pandemia.

Ninguno de nosotros puede decir que está libre o inmune a un virus que no tiene remedio en la actualidad a pesar de los esfuerzos de la ciencia por descubrir el antídoto correcto. El corona virus ha alterado la economía, la vida social y familiar, como los programas de casi todos los gobiernos del mundo que están de veras preocupados por la evolución de este mal que nos aflige. Por el bien de todos es necesario insistir en el aseo personal, las mascarillas, el uso de gel con alcohol protector, el aislamiento social, el abstenerse de salir a lugares públicos, el toque de queda, y tantas precauciones más son elementos fundamentales para salir inmune de esta tragedia mundial que cuenta ya con cientos de miles de muertos en todo el planeta.

A nuestro Chile llegó con fuerza a partir del otoño, con los primeros enfermos y fallecidos hasta alcanzar cifras que alcanzan los cuatro mil enfermos promedio diario a fines de mayo. Anhelamos alcanzar la cúspide de la curva y que de ahí empiece pronto a descender por el bien de esta humanidad sufriente.

Muchos han pensado que este puede ser un castigo divino por el maltrato que ha sufrido el planeta con tanta contaminación, destrucción del mundo natural y una perversa y egoísta carrera materialista en donde todos quieren tener las mejores comodidades, ganar mucho dinero y así poder disfrutar la vida, sin importar el prójimo y menos la naturaleza. Vivimos como ateos prácticos. Si no es un castigo divino al menos es un fuerte tirón de orejas a nuestra conciencia para que enmendemos el rumbo, la cuarentena debe ser un tiempo de reflexión, para que seamos mejores personas en todo sentido, para que volvamos a los valores que diferencian a un ser humanos de otro ser vivo como la fe, solidaridad, amor al prójimo como a uno mismo, sentir empatía con la desgracia ajena, buscar en la cultura y el deporte una sana distracción  para nuestro tiempo libre, volver a ser sencillos y más humanos como fueron nuestros abuelos que vivieron con menos vanidad y más humanidad.

Si algo pudiéramos sacar en limpio de esta cruel lección viral, como lo anotado, estimo que el sacrificio de tantos no fue en vano, que la memoria de nuestros muertos por la pandemia vivirá en un mundo mejor, más solidario, más humano, con un mejor ambiente y en armonía con la naturaleza. De hecho ya tenemos algunas buenas noticias como el cierre de la capa de ozono que tanto daño hizo al planeta, la limpieza de algunos cursos de agua, la aparición de especies animales que se pensaban extinguidas, porque eran ellos los dueños de planeta (animales y vegetales) y nosotros, simples administradores que abusamos de nuestra casa común que necesitaba un respiro, un descanso para reponer energías, para asear el ambiente, para que cuando volvamos a la nueva normalidad, seamos mejores, más humanos, más fraternos y  sociables. Aprendamos a respetarnos en nuestras legítimas percepciones de la vida y el amor, conviviendo sanamente con nuestras diferencias, a pensar en un país más justo, donde el reparto de las riquezas sea más ecuánime para todos. Solo así podremos asumir el futuro, con una mejor y mayor disposición al bien común y no al egoísmo materialista actual que nos llevó a esta desgracia que nos tiene a todos amenazados.

Nota.

Dedico esta crónica a la memoria de mi estimado amigo Sergio Ramos Muñoz (1950 – 2020), ‘pinteño’ de nacimiento y ciudadano del mundo. Exiliado, viajero, traductor, lector y poeta con quien compartí inolvidables tertulias de feliz camaradería junto a su apreciada familia en Pinto, Santiago y Temuco, víctima prematura del corona-virus.   

Fuente de figura:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-52473180

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2 Comentarios en TIEMPO DE PANDEMIA

  1. FERNANDO…
    CONCIDO CON UD. EL HOMBRE A TRANSGREDIDO TODAS A BARRERAS..LA CORDURA DESAPARECIO POR ARTE DE…POSEER,..CONSUMIR…DOMINAR…IGNORAR QUE LOS VALORES SON UN BIEN PRECIADO.QUE LA VIDA NO SE PUEDE JUGAR EN VANALIDADES..QUE ES SAGRADA ..LA PROPIA Y LA AJENA.
    cASITIGO DIVINO? PORQUE NO? SOMOS TAN SOBERBIOS QUE DUDAMOS DE ESA POSIBILIDAD SUPONEMOS QUE SOMOS INTOCABLES…YA SE VE QUE NO…MIENTRAS TANTO ESTAMOS ENCERRADOS Y DIOS QUIERA QUE SALGAMOS CON EL PENSAMIENTO Y LA OBRA SANEADOS…
    QUE LA VIDA QUE ESTE EXTRAÑO PERSONAJE SE LLEVÓ NO SEA EN VANO.
    GRACIAS.
    GLADYS

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