«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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Transpersonal

Yerko Strika

Psicólogo Clínico, Psicoterapeuta.

Transpersonal,  es el nombre que se le da a una corriente psicológica que “integra los aspectos espirituales y trascendentes de la experiencia humana con el marco de trabajo e investigación de la psicología moderna. El término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y se refiere a las experiencias, procesos y eventos que transcienden la habitual sensación de identidad, permitiendo experimentar una realidad mayor y más significativa” (Daniels, 2008).

De la definición precedente, haré énfasis  en el término transpersonal en sí, que como ya se dijo, se refiere a ir más allá o a través de lo personal; de la persona. En este sentido y para este artículo, entenderemos Persona desde su acepción griega, que significa literalmente “delante de la cara” o sea, una máscara. Este artefacto era usado en el teatro griego para retratar un personaje, acentuando una expresión que transmitía un sentimiento y por extensión, el resto del individuo.

Entonces, esto de ir “más allá de la persona”, tiene que ver con que el individuo tome consciencia de aquellas cosas con la que se enmascara, las pueda ver y distinguir dentro de su estructura psicológica; como éstas se relacionan y operan en su vida diaria. Los seres humanos, desde que nacemos, comenzamos a estructurar nuestra personalidad, desde realidades tan obvias como el sexo al que pertenecemos, el nombre con que nos llaman, la ropa con que nos visten, la forma en que nos tratan, como se satisfacen nuestras necesidades, etcétera. De forma paulatina, vamos integrando todos estos aspectos como ciertos, con los que generamos apegos y luego pasamos a identificarnos con ellos. Es como agregar capas a nuestra humanidad, vistiéndonos con un  ropaje que no siempre nos es propio. Esto, en lenguaje transpersonal, se aborda como la distinción entre Esencia y Ego, es decir, el que  Soy y la Construcción del que Soy.

De este modo y de forma paulatina, vamos incorporando ideas acerca de nosotros mismos, que comienzan a condicionarnos y crear patrones emocionales, cognitivos, y conductuales, que se convierten en nuestra forma de estar en el mundo. Hasta ahí todo bien, pues nadie puede estar en el mundo sin una mínima estructura. El tema se vuelve incómodo, cuando estos patrones se tornan insuficientes para seguir avanzando en el desarrollo individual. En un ejemplo muy burdo: Hasta hace no mucho tiempo,  se aceptaba el castigo físico como método de crianza. Esa introyección en la cabeza del adulto  – y socialmente validada-   puede haber estado muy bien, si lo que quería era criar un niño obediente, temeroso y resentido. Sin embargo, esa mirada hoy en día no tiene justificación al momento de ayudar a un individuo a expresar su máximo potencial. Aquí, el patrón es una crianza castigadora que no da respuesta a las necesidades de desarrollo de la infancia. Al respecto, es altamente probable que ese modo de crianza, haya sido “heredado” de los que a su vez fueron las figuras parentales, e incorporado como patrón de cómo debía tratarse a los niños. Interrumpir esa situación, requiere entender  por parte del adulto, que se está incurriendo en un maltrato y verlo como tal. Sólo ahí, se puede modificar.

Los patrones per se, no son indeseables, pero ocurre que cuando se tornan rígidos y abarcan espacios importantes de nuestra personalidad, no permiten el desarrollo armónico de quienes somos. Además, suelen ser respuestas automáticas que no valoran la conveniencia de su presencia ni la congruencia con los deseos del individuo. Un patrón recurrente en las personas, es identificarse con ideas nocivas respecto de sí mismas, con juicios que estancan el crecimiento, con mensajes saboteadores de la felicidad. Tal vez, esa construcción de uno mismo es más fácil, pues básicamente conlleva oír lo que el medio espera o dice de mí y no un trabajo introspectivo que dé luces acerca de mis verdaderas necesidades. Ver el ego que soy para poder estar un poco más en concordancia con mi esencia.

Desde la labor que realizo como psicoterapeuta, es frecuente que el cliente (uso cliente en la terminología Rogeriana) llegue agobiado por la construcción que ha hecho de sí mismo, lo que generalmente acarrea un malestar emocional o un sinsentido vital. El trabajo en terapia consiste  -en primera instancia-  en observar esas estructuras arbitrarias que se han instalado en su existencia. Una vez que es capaz de verlas, se pueden modificar o dejarlas ir, puesto que no son de utilidad para el bienestar individual.

En suma, esta persona que somos, debe ser constantemente auscultada si no queremos convertirnos exclusivamente en eso, pues tras la máscara hay un sinnúmero de posibilidades para elegir en consciencia. Nuestro cerebro, como expresión física de la psiquis, es un órgano al que le gusta aprender y modificarse, pero debemos ayudarlo desde un lugar reflexivo como observadores atentos de nuestra propia realidad.

Básicamente nos estructuramos en ideas y emociones, que son llevadas a nuestra consciencia en palabras. Pruebe con actos más allá de la forma habitual con que mira el mundo, en un propósito de descubrir opciones, de soltar estructuras. En una de esas se encuentra con una visión que tenga más cercanía con su propia interpretación de quién es Usted. Al respecto, me parece que Nicanor Parra hace un ejercicio magnífico, creando un paisaje humano sin límites, cuando escribe su poema El Hombre Imaginario, yendo más allá del hombre ordinario, del ego corriente,  y acercándose a la esencia de lo que podría ser. Recomiendo leerlo completo y la poesía en general, como escritura ligada a la intimidad de quienes somos.

El Hombre Imaginario (fragmento)

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario.

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3 Comentarios en Transpersonal

  1. Muy buen artículo. Explorarno fuera de nuestras propias construcciones para dejar salir nuevos imaginarios y esencias es un trabajo vital. Nunca sabremos lo mucho que podríamos esplayar y dar si no nos desmascaramos.

  2. Como siempre Yerko, sus artículos nos aportan sabiduría y conocimiento, ojalá la familia chilena tenga oportunidad de analizar estos temas.

    • Gracias señor una clara y valiosa lección,para la familia y para toda institución que quiera superar nuestras crisis de convivencia.
      Gran herramienta su artículo.

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