«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

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ALARMANTE IMPAVIDEZ

Que Chile vive momentos políticamente muy complejos, creo que nadie duda. A la desconfianza generalizada  en los partidos e instituciones, en particular el Parlamento,  se suma hay la creciente despolitización, aquello que Bauman y Bordini denominan  “anti política”. Un estado en que la política y los políticos pasan a ser algo detestable en  desconexión absoluta con ciudadanos indignados ante la corrupción, los escándalos, la dilapidación del dinero público, la irresponsabilidad, etc. El sociólogo Alfredo Joignant, Director del Servicio Electoral, nos relata   en su columna del 15 de Junio del vespertino La Segunda, que el antiguo padrón de militantes de partido conformado por 935.043 personas, luego del re fichaje ha quedado reducido a 445.608 personas,  es decir 489.435 ciudadanos menos que en padrón anterior. Pero lo más significativo es que sólo 55.021 personas antes afiliadas ratificaron su militancia, es decir ¡¡ un mísero 5,8 % ha decidido continuar militando en el  partido en que estaban inscritos!! Triste realidad que,  entre otras causas, refleja la profundidad del descontento y la desafección de la  gente que luego de la dictadura se inscribió para dar de nuevo vida a los partidos y con ello a la democracia. Ningún dirigente partidario ha dicho nada. Parece que no interesa o resulte favorable que descontentos y críticos se auto marginen para que no obstaculicen su trepadura a los  espacios de poder.

Mientras tanto los partidos de la coalición gobernante, dividida y ausente de liderazgo, se alejan cada día más de su gobierno. Las fuerzas que la conformaban –hablo en pasado- se disputan a brazo partido cupos parlamentarios sin arribar a comprender   que solo la unidad les permitiría alcanzarlos. Al parecer a la manada de precandidatos- incluye a todos los altos dirigentes de los diversos partidos que a su ve z son jueces y parte por lo tanto- en puja feroz interesan poco los intereses del país, su estabilidad y gobernabilidad. Para  ellos lo más importante es alcanzar el curul a como de lugar. Así se ha sabido que el  Presidente de uno de los partidos que ha proclamado a Alejandro Guillier, en medio de una juerga, proclamaba que a él lo único que le interesaba era su elección como diputado y no el futuro de su  candidato presidencial. La propia Presidenta en su último Mensaje  se ha visto obligada a pedir a sus partidarios unidad y lista única parlamentaria para así asegurar el futuro de las reformas. Obviamente que no ha sido escuchada.  Olvidan estos dirigentes que en el Chile de hoy no existe partido alguno con posibilidades de alcanzar más del 15 % de los votos y que en tales condiciones para gobernar resulta  imperativo  construir  alianzas   de cuya solidez   dependerá, nada más y nada menos, que la gobernabilidad del país. Nada de eso importa, la ceguera es total. Primero sus intereses, después los del país. La candidata Beatriz Sánchez al respecto resultó olímpica. Ante la pregunta acerca de si iba a gobernar- si resultaba elegida- con ministros que tengan el pecado de haber sido parte de la Nueva Mayoría su respuesta fue un NO rotundo. Entonces cabe preguntarse si eventualmente gobernaría con la derecha o los marcianos o la gente del PODEMOS español. No lo sabemos.

Los franceses, sin excepción,  han mostrado alarma  porque en su  última elección solo votó el 50% de los ciudadanos con derecho al voto. Pues bien,  en nuestra última elección solo votó el 35% del padrón, sin embargo ningún dirigente, cientista político y  menos el gobierno, emitieron   opinión de fondo alguna que buscara explicar las causas de tan negativo fenómeno.  No creo que exista país alguno donde la gente manifieste menos interés en votar que en el nuestro. Países donde existe competencia electoral real y democrática por su puesto. La oscura relación entre dinero y política que ha preocupado y alarmado al país durante los últimos 4 años, al final parece no importar tanto, por cuanto  la derecha  postula como su candidato presidencial justamente a un hombre paradigmático en este terreno proceloso. Si, al mismo que presidió un  gobierno que hoy tiene al  mayor número de sus ex altos funcionarios desfilando en tribunales. Todo esto a vista y paciencia de la gente y con un apoyo estimable en las encuestas que lo instalan desde hace tiempo a la cabeza de la carrera. ¿Será esto entendible para un demócrata de otras latitudes?

La dirigencia de los partidos  permanece impávida ante este cuadro bastante desolador. Continúan inmutables en una interminable pugna por el poder donde la operación política de estilo florentino es la regla. Las decisiones solo se toman por una  suerte de sanedrín santiaguino compuesto por unos escasos iluminados,  el resto conformamos solo  un rebaño de clientes electorales.  De otra parte, pareciera ser que para los  iluminados los tiempos del binominal continuasen vigentes. Por lo tanto la disputa continúa decidiéndose entre los dos antiguos bloques. Para ellos el 65% que no ha votado no cuenta y los grupos políticos de corta data no tienen representatividad. Es una manera de ver las cosas absolutamente alejada de la realidad.  No se dan cuenta de las consecuencias políticas negativas que tal manera de pensar y actuar ha tenido y tendrá. No comprenden que tal forma de ver y enfrentar  los problemas de Chile ya no sirve y que por lo tanto continuar viviendo ensimismados en un mundo que ya no es tal, no solo les conduce a esos dirigentes  a una catástrofe política, que no importaría tanto, sino que llevará al país a una crisis social y política situación muy compleja. Al momento de escribir estas líneas, 44 parlamentarios en ejercicio de todos los partidos de la Nueva Mayoría y senadores socialistas, han hecho un firme llamado a la unidad. Esto reconforta. Resta  solamente que las dirigencias partidarias y todos los candidatos presidenciales progresistas escuchen alguna vez el  clamor que recorre al Chile democrático y progresista: UNIDAD. Chile la necesita porque nuestros hijos y nietos tienen derecho a vivir en un país más justo, más igualitario y más fraterno.

Dr Ariel Ulloa.

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