
De Izquierdas y Derechas
“Si te paras frente a mí, tu izquierda es mi derecha y tu derecha es mi izquierda” con esa sencilla frase mi madre hace ya décadas trataba de explicarme las contradicciones con las cuales me encontré en mi juventud tratando de entender los vaivenes políticos de una época que caminaba hacia la consolidación de un proceso democrático.
Hoy, a casi tres décadas de esa conversación con mi madre, su interpretación de la realidad política cobra inusitada actualidad dejando entre ver que las definiciones actuales de izquierda y derecha obedecen más aun principio de oportunidad que a una ideología representativa, dejando a interpretaciones que buscan la mañosa ventaja política más que el beneficio de la comunidad que en sus discursos cada partido o conglomerado pretende imponer.
Así por ejemplo, para algunas decisiones como las de Manuel Guerra, fiscal regional metropolitano de liberar del delito de cohecho a Carlos Alberto Délano y a Carlos Eugenio Lavín, dueños de Penta, y a Pablo Wagner, ex subsecretario de Minería, para unos son un acto de justicia y para otros es una reafirmación de como los poderosos se encubren y protegen, mientras que en casos como el MOP GATE, los que hoy defienden la decisión de fiscal Guerra en el caso Penta son los mismos, ideológicamente hablando, que critican la “poca dureza de las condenas” mientras que para los otros es una decisión que reafirma que el caso no era “para tanto”.
Tal como en su oportunidad me lo señalo mi madre, derechas e izquierdas se definen más bien de acuerdo a parámetros donde la oportunidad define el peso de sus argumentos, así por ejemplo, los chistes de Piñera son machistas y misóginos para los mismos que dicen que los comentarios de Baradit solo son contextualizaciones que obedecen a otra época. O mientras en temas como el nepotismo hace unos años algunos criticaban o enarbolaban banderas contra esta práctica en el aparato estatal hoy vemos como sufren el síndrome del avestruz ocultando su cabeza y principalmente su voz en hechos que para ellos ayer merecían el más fuerte de los repudios.
Así suma y sigue, la postura de algunos ante temas de interés común seguirá -para nuestros representantes políticos- definida por el principio de oportunidad fijando posturas distintas en temas que para la ciudadanía es imperioso que se definan con claridad. No existe violencia de género si el acusado es un compañero o camarada, no hay cohecho si el involucrado es un correligionario o miembro del partido, el misógino no es misógino pese a sus comentarios, solo es un mal chiste sacado de contexto; así es fácil entender cómo se aportillan comisiones en el parlamento cuando lo que se investiga puede perjudicar al partido; así es fácil entender como algunas asumen cargos en el gobierno pese a estar cuestionados por temas como SQM, Corpesca, etc.; así es fácil entender como quienes alzan la voz defendiendo al pueblo mantienen secuestrada la consecuencia para facilitar un buen negocio económico o electoral; así es fácil entender cómo se entrampan ideas en torno a la igualdad de género si en la oscuridad de los pasillos conviven con la inconsecuencia y la violencia.
Mi madre tenía razón, no hay alguien suficientemente a la izquierda para no definirlo como de derecha, porque en el fondo, pero ni tanto, sigue siendo tu izquierda mi derecha y mi derecha tu izquierda, y seguirá la ocasión definiendo la ideología de algunos mientras una gran mayoría espera las definiciones políticas entre caliente y frío, para nuestra clase política la vida sigue interpretándose entre una tibia comodidad, una que le permite acusar y callar a conveniencia con el fin de hacernos creer que defiende lo que dicen defender pero en realidad solo administran con genialidad la cuota de poder que una inconsciente masa electoral les dejó administrar.
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