DRAMATICA SEMEJANZA ENTRE “IL POSTINO” Y “EL HOMBRE DEL FUTURO”
Estrenada recientemente en Sanfic como única película chilena participante, la cinta dirigida por Felipe Rios y producida por Giancarlo Nasi (Quijote y Sagrado films), se encuadra precisamente en el marco de film festivalero. Quienes la idearon no apuntan a la gran taquilla sino al buen cine y a los encuentros internacionales.
Primero, fue Antonio Skarmeta quien dirigió “El cartero”, con Oscar Castro y Marcela Osorio (él exiliado en Francia, ella en Italia) en los años 80 y posteriormente Micahel Radford, con el nombre “Il Postino”, también basada en la obra del Premio Nacional.
Ya analizamos en comentarios previos las características del film del “El Hombre del futuro” que tratan la nula comunicación que existe ente la mayoría de los chilenos, especialmente en los ámbitos rurales o donde se producen conflictos familiares cuando nadie ha dado explicación alguna hasta que la granada explota.
Massimo Trossi quien encarna al cartero de Pablo Neruda en la producción europea, sufría del corazón y terminado el rodaje, fallece sin acceder incluso al estreno.
La paradoja en “El hombre del futuro”, parte con el título. José Soza magistral, pese a sus aún vigentes blancos de memoria-no ostensibles en el cine pero sí en el teatro- encarnada en un hombre que es despedido, lo que en metáfora nacional se llama, alejado del cargo. Le piden que jubile y el viaje en el cual se concentra la película es de Cochrane a Villa O´Higgins, pasando por caleta Tortel. O sea en términos ayseninos, el fin del mundo. En consecuencia, futuro no existe para Michelsen, salvo la única y última oportunidad de reencontrar a su hija Elisa a quien abandonó a los seis años por razones inexplicables. ¿Por qué? Por la falta de comunicación, que se anquilosa en hacer el gesto de querer hablar y las palabras no salen y por ende los diálogos son escasísimos.
La similitud entre Tossi y Soza, coincide en que durante el rodaje en el invierno del 2018, Soza comenzó a sufrir arritmias que obligaron a una internación breve en el Hospital de Coyhaique.
Primer aviso.
Terminada la filmación, debió someterse a una intervención quirúrgica al corazón, en el Hospital del Torax, con el injerto de una válvula de cerdo para reemplazar la mitral, según Soza.
Lo magistral y patético, es que José Soza casi no necesita expresar sus dolores en el rodaje puesto que el malestar se le hacía manifiesto durante todo el tiempo. Y en ese clima inhóspito, bajo cuyos cielos cubiertos y atiborrados de chubascos, se expande una naturaleza hermosa, casi única en el sur, padece de verdad su enfermedad cardiaca.
El decorado ad hoc, como se ha dicho, lo usó Carlos Ibáñez del Campo cuando a cambio de permitir la quema de miles de hectáreas de bosques, puso gratuitamente a disposición de los interesados esos terrenos para colonizar la región menos poblada del país en relación a su superficie.
En los créditos se aprecia el generoso aporte del cine argentino, que ni pincha ni corta en la película y que contrasta con uno de los últimos pesos que invierte el Bancoestado en el cine nacional según anunciaron los ejecutivos de la entidad bancaria.
“El Hombre del futuro” es sutil, conservadora y vanguardista a la vez. Sin mayor ostentación, desnuda la relación lésbica entre su hija, Antonia Giesen quien debuta en el cine-solo ha aparecido en televisión- y una compañera de curso.
La realidad del ambiente local es plasmada con toda naturaleza; nadie se baña, nadie se cambia de ropa y parten a conducir con corbata puesta.
Quien busque emociones fuertes al estilo Iron Man, ingresó a la sala equivocada. La película llega al corazón con otros elementos que no siempre van vinculados a la cibernética y a las armas.
Buen cine chileno que hurga en nosotros mismos, o por lo menos en la mayoría de los habitantes del país que no habitan esmogosas urbes.
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