
El retorno
Hace unos días fue presentado el plan de retorno a esta “nueva normalidad” propuesta por el gobierno. Entre las medidas también se discute el retorno a clases. Si bien, el plan original era regresar el lunes 27 de abril, discrepancias internas en el mismo gobierno impidieron fijar una fecha clara de retorno, por ahora seguirán las clases online. El consejo asesor dio algunas directrices mínimas que se debiesen cumplir, entre las cuales están que las comunas no deben haber reportado nuevos casos de contagios en los últimos 14 días, que se pueda asegurar un distanciamiento de dos metros entre estudiantes en las salas de clases, tener recreos diferidos, los estudiantes y profesionales de los establecimientos tengan acceso a uso de mascarillas, y por supuesto que exista acceso a jabón y agua.
En nuestra realidad, algunas de estas medidas son factibles de implementar, pero otras se ven casi imposibles, solo pensar que los más pequeños puedan permanecer por más de media hora con mascarillas puestas correctamente y sin tocarlas es un desafío difícil de imaginar. A su vez, la mayoría de los establecimientos tienen cursos con 40 estudiantes en salas de clases pequeñas, cumplir con los dos metros de distancia entre ellos, quiere decir que al menos cada curso se debiese dividir en dos, pasando a dos jornadas o a tener clases día por medio. Ni pensar en establecimientos con infraestructura mínima y donde simplemente no hay espacio disponible.
A pesar de estas medidas, hoy tenemos una oportunidad única de repensar nuestra malla curricular y la metodología actual de enseñanza. Cumplir con los contenidos pasados a cabalidad es importante, pero no lo más, también debemos enseñar a desarrollar el pensamiento crítico, a buscar y seleccionar información fiable en plena era de la comunicación y los datos, asociar lo que se enseña en aula con un cambiante y dinámico día a día. No me extrañaría que este sea un año en que no tengamos clases presenciales en buena parte del país y dejemos que los niños y niñas vayan aprendiendo en sus casas a su propio ritmo y según su realidad. Cierto es que hay realidades diametralmente opuestas y hogares vulnerables donde el aprendizaje es imposible. Para ellos, ya es suficiente el estrés de quedarse en casa, percibir la inestabilidad laboral, emocional o cualquier otra de sus progenitores, para que les exijamos rendir como en una situación de “normalidad”.
Los que sí me preocupa, son los y las estudiantes que este año cursan cuarto medio, quienes tienen un desafío doble, terminar su formación escolar y aquellos que así lo deseen, preparase para una prueba que desconocen. Recordemos que a inicios de este año se anunció que se aplicará una prueba de selección distinta a la PSU. Creo que como país debemos aprender a ser proactivos y estar pensando (o, a estas alturas implementando) medidas para darle tranquilidad y que sepan a la brevedad posible como será el sistema de ingreso a la educación superior.
En las Universidades, la situación no es muy distinta, si bien los y las estudiantes comprenderán las medidas, hay un porcentaje que cree que no serán contagiados; recordemos que parte de ser joven, es creer que somos invencibles. Es posible que cambie la forma de enseñar, pasemos a campus virtuales, de las que aun estamos lejos y tengamos actividades prácticas en las universidades. Lo que es claro, es que SARs-Cov2, logró lo que muchos pidieron por años sin éxito, cambiar -por un momento- nuestro modelo educativo.
Sofía, Sofía, como siempre usted doctora, aportando con su talento y conocimientos.
Muchas gracias Eliana, saludos y a seguir cuidándose y cuidándonos … en estos tiempos de pandemia.