
GOLPE DE TIMÓN…
Sin lugar a dudas, el gobierno de nuestra presidenta Michelle Bachelet, transita por una senda de inestabilidad política y un, cada vez más bajo reconocimiento a su gestión…
Más allá de los niveles de objetividad que explican esta suerte de inestabilidad y falta de apoyo ciudadano a su gestión, existen otros varios motivos que dan cuenta de dicha situación.
Elementos internos y externos concurren a explicitar este panorama; entre los externos:
- Situación económica del país, la que se explica, no sólo por la acción y medidas del gobierno sino además, por el panorama económico internacional que incide en la marcha de nuestra economía. (entre ellos la baja del precio del cobre)
- Sumado a ello, una tenaz oposición de los grupos económicos nacionales que, con justificación o sin ella, tienden a paralizar la inversión o, al menos, a restringirla.
- Una oposición política férrea, dura, obstaculizante y muy poco propositiva, menos aún colaborativa. (esto, más allá que se justifique o no)
Entre alguno de los elementos internos, se puede observar lo que sigue:
- No cuenta ni a contado con un diseño claro y suficientemente explícito que permita poner en práctica, ordenada y armónicamente las reformas que se llevan a cabo.
- Una coalición de partidos dispersa, que adolece de un marco mínimo de unidad que permita respaldar con claridad al gobierno y no dispersarse en la discusión de la agenda ni propinarle “fuego amigo“ a su propio gobierno.
- Un parlamento con una amplia mayoría pero miope, indisciplinado y sin una estrategia que permita apoyar al gobierno, con críticas y auto-críticas fundadas y en un marco de privacidad que le permita superar las diferencias con un mínimo de madurez política. (más bien caen, incesantemente, en el exhibicionismo y el individualismo que les depara cámara).
- Un plantel de ministros que no logra cautelar el interés general del gobierno y solventar la imagen de la presidenta, por sobre intereses partidistas o de grupos.
- Un gabinete poco solvente políticamente, inexperto y con una imagen de poca fluidez en el accionar del gobierno.
- Errores cometidos por la presidenta, por falta de un equipo asesor consistente y que colabore en la lectura del panorama político y la asesore con claridad en las decisiones del día a día, en el marco de una estrategia clara y consolidada.
A pesar de todo lo anterior, creo, a un año y medio del término del gobierno existe una clara oportunidad que la presidenta de un golpe de timón certero, que logre explicitar a la ciudadanía los logros avances y limitaciones en el rumbo de desarrollo del país.
Ese certero golpe de timón, pasa por pasar a la ofensiva con medidas tales como:
- Cambio de gabinete, incorporando experiencia, sabiduría y habilidad política. Cuadros políticos experimentados, conformando un plantel de colaboradores que aseguren unidad acción, en función de diseños políticos claros y nítidos que le permitan asumir un rumbo expedito en la acción de gobierno, pero por sobre todo que le dé claridad y seguridad a la ciudadanía que, se le escucha y se asumen compromisos con el interés general de la nación.
- Una agenda que ponga a los partidos y parlamentarios, en un cauce de unidad, respeto y apoyo al gobierno, sumando sus críticas y autocríticas con disciplina, en un marco de mínima privacidad.
- Una agenda que apunte a un acuerdo con el empresariado en función de potenciar la inversión y el crecimiento.
- Una iniciativa comunicacional y de cara a la población explicitando lo que se ha logrado, sus limitaciones, y consecuencias respecto de cada una de las reformas y por sobre todo en relación a la agenda de los últimos dieciocho meses de gobierno.
- Todo lo anterior con una presidenta empoderada, asumiendo la primera palabra en la vocería de gobierno y retomando contacto permanente con la ciudadanía.
Y, lo más delicado y difícil cerrar de una vez por todas, con una profunda y sincera autocrítica el desagradable “tema Cabal”. Esto, con valentía y fortaleza, tendiente a enterrar definitivamente un conflicto que hoy le “pena”…
Creo que la presidenta debe apuntar a recuperar ese inmenso capital político que tuvo en sus manos, la credibilidad y confianza que la mayoría del país le concedió eligiéndola para conducir los destinos del país.
La presidenta necesita y merece recuperar ese capital político que nunca debió perder.
Podrá realmente?
Estará dispuesta.