
LA DERECHA LO LOGRÓ (I)
El candidato Sebastián Piñera remontó su desempeño de noviembre y pudo imponerse en la segunda vuelta de las elecciones. La derecha obtiene así finalmente su ansiado objetivo. Mediante un trabajo lento, arduo y hecho a conciencia, consigue revertir su estruendosa derrota electoral del año 2013, cuando la Presidenta Michel Bachelet se impuso sobre su candidata Mathei con el 62 % de los votos, mientras que ellos lograban en esa oportunidad apenas un 37 %
Desde ese mismo momento, la derecha entendió que se avecinaban tiempos difíciles con las reformas que prometía la llegada del gobierno de la Nueva Mayoría. Golpeada duramente en las urnas por el voto ciudadano, tomó la iniciativa de activar todos sus medios y centros de poder y apuntó los cañones hacia el gobierno de la Presidenta Bachelet. Había que impedir las reformas a cualquier precio. Todo estaba permitido.
Piñera prepara su equipo y se pone en campaña para volver al gobierno. La derecha saca a relucir a viejos personajes de la política, académicos, “sesudos” economistas y estudiosos de sus centros de estudios. Alinean tras sus banderas a los gremios empresariales y diversas organizaciones civiles, incluso logran positivos acercamientos a nivel de la Iglesia para “defender” a sus pobres colegios católicos amenazados. Comprometen en su campaña a todos los medios de comunicación que controlan. Ubican sus mejores peones en los centros que elaboran encuestas y estudios de opinión. Destinan a personas a “trabajar” directamente en las redes sociales, para que desde el anonimato, mintieran, “echaran a correr rumores malintencionados”, descalificaran y ridiculizarán a la Presidenta y su Gobierno.
Los partidos de la derecha abren sus brazos a sus amistades al interior de la Nueva Mayoría, para amplificar sus críticas y resquebrajar la alianza de Gobierno. Así, cada una de las Reformas son atacadas y desprestigiadas a todo nivel. A poco andar la derecha logra instalar en la opinión pública, incluso también en sectores al interior de la propia Nueva Mayoría, que “la gente no quiere las reformas del Gobierno”, “que las reformas están mal diseñadas”, “que ellas sólo traerán problemas a la economía y al empleo”, “que las personas del gobierno no saben hacer bien las cosas”, “que el Gobierno de la Presidenta Bachelet es el peor de la historia.”
Sus manipuladas “encuestas” dirán que la Presidenta baja cada día su popularidad y su adhesión ciudadana; que la economía es un desastre; que la gente quiere que vengan tiempos mejores, que esperan que vuelva Piñera, que ya está en campaña corriendo solo.
EL DESPRESTIGIO DE LA POLITICA
La Presidenta trata de mantener el rumbo estoicamente, pero con en el tiempo los dirigentes de los partidos de su coalición la fueron dejando sola. Se logran cambios significativos e importantes, pero al finalizar el primer año de Gobierno el estallido del escándalo de la relación perversa entre el dinero de los grandes empresarios con políticos de prácticamente todos los partidos, destapa un problema que se arrastraba por años, donde la derecha comprometía recursos a los distintos políticos para defender sus intereses y privilegios. Esta situación crea una sensación de desprestigio y repudio generalizado entre los ciudadanos.
Muy de cerca, la Presidenta es golpeada por el caso Caval, que involucra a su hijo y su cuñada, con manejos de conflictos de interés financiero, en una oscura y sospechosa situación donde aparecen comprometidas también personas de la UDI, un familiar de Piñera incluso un ex agente de la CNI.
Con todo este trabajo, la derecha tiene ya todo el escenario preparado para enfrentar las próximas elecciones con perspectiva de triunfo. A sus seguidores poco le importan las denuncias de escándalos, cohecho y negociados de Piñera, sus ex ministros y dirigentes de sus partidos.
Sólo le falta alinear mejor a sus partidos y algunos personajes más díscolos. Para ello, los logra comprometer en una elección primaria del sector, donde se impone Piñera sin mayores dificultades. Sólo se resta Kast, que también llegará a concursar a la primera vuelta, pero con el objetivo de comprometer el apoyo en una segunda vuelta de sectores más reticentes a Piñera desde el área de la derecha más conservadora, sectores de las iglesias evangélicas molestos con el programa valórico de la Presidenta Bachelet (aborto en tres causales, matrimonio igualitario) y los votos de la “familia militar” aún seguidora de “su general Pinochet”.
APUESTA CON TODA LA PRESIÓN
A pesar de tener todas las cartas para obtener el triunfo, Piñera no lo logra en su primera vuelta y la derecha en conjunto obtiene prácticamente su votación histórica del 44 %, que no le alcanza para ganar.
Entonces la derecha se la juega con todo por el triunfo. Se activa todo su aparato electoral que se vuelca a las calles y casas para obtener una votación favorable. Sus candidatos electos, más sus antiguos contendores Kast y Ossandón, recorren activamente sus bases llamando a sus adherentes a votar por Piñera y a comprometer cada uno al menos otros dos votos más para el candidato.
Para reforzar su votación y lograr que nuevas personas vayan a votar, se despliega toda una campaña del terror, donde un triunfo de Guilier manejado por los “comunistas”, se supone volvería a Chile a los tiempos del desabastecimiento y las colas de la Unidad Popular. Ahora ya no se recurre a la llegada de los “tanques rusos”, pero se especula con Cuba y el fantasma de Venezuela. Una irresponsable denuncia del candidato Piñera de que al parecer en la primera vuelta habrían existido unos votos “marcados” con preferencias por Guillier y Beatriz Sánchez, provoca una masiva y mística participación de sus adherentes del barrio alto que se convocan y comprometen en una cruzada para defender los votos de Piñera en cada una de las mesas de todas las comunas de Santiago y detectar esos votos “marcados” que los adherentes de Guillier, coludidos con el gobierno, tratarán de poner fraudulentamente en las urnas.
Se convoca a masivas reuniones donde se les enseña el comportamiento frente a las elecciones. Se organizan coordinados grupos por internet y de redes de Whatsapp. Se instruye sobre viejas prácticas, como la de ser los primeros en llegar a los locales de votación, ofrecerse como vocales sustitutos para constituir las mesas, ostentar su presencia en los locales de votación, denunciar cualquier sospecha de irregularidad durante el proceso electoral, tratar de objetar votos del otro candidato, presionar a los miembros de las mesas, etc. Aquí todos los adherentes de Piñera deben entender que se juega algo importante para la derecha y sus intereses.
El candidato con tal de obtener más votos de los sectores populares, cambia su discurso y no tiene ningún escrúpulo en asumir planteamientos de la Nueva Mayoría o el Frente Amplio. Nos encontramos con un Piñera, que ahora está de acuerdo con la gratuidad de la educación, con el término del CAE, con revisar la Ley de pesca, con hacer una AFP estatal. La demagogia y el oportunismo llevada al límite. Similar estrategia utilizada en la segunda vuelta del año 2009, cuando para ganarle a Frei planteó que la gente no perdería ninguna de las ventajas obtenidas con la Presidenta Bachelet, todo sería igual, pero lo que cambiaría con su gobierno, es que las cosas se harían ahora con mayor eficiencia y sin burocracia.
Todo está permitido, lo importante es ganar a cualquier precio. El esfuerzo tiene su recompensa y su candidato triunfa esa noche del 17 de Diciembre. Guillier reconoce la derrota y saluda al candidato triunfante. La derecha está delirante. El barrio alto está de fiesta. Aparecen entre sus adherentes hasta fotos de Pinochet. Piñera plantea un discurso lleno de demagogia, lugares comunes, llamados de unidad y frases para el bronce, que esconden los reales y verdaderos intereses que tiene la derecha al recuperar el poder del gobierno.
Este material presentado por Luís Enrique Salinas, nos debe hacer pensar profundamente, sobre lo que Chile se verá envuelto en los próximos cuatro años. Una situación muy similar se está viviendo en los EE.UU. con Donald John Trump, quien es una persona de extrema derecho, un empresario multi-millonario, al igual que Miguel Juan Sebastián Piñera Echeñique, y ambos piensan que la presidencia nacional del país es nada menos que una administración más de sus negocios personales. Las necesidades de sus propios países queda en un tercer lugar.
¿Es esto lo que realmente Chile necesita? Por favor, comprendan el mensaje entregado en este artículo, y luego saquen sus propias conclusiones.