«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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Panorama Político Nacional

Juan Luis Castillo Moraga

Ciudadano Independiente.

Complejo, confuso y complicado, son algunos de los calificativos con que se puede caracterizar el actual panorama político que “cruza” al país en esta coyuntura. A partir de la elección presidencial, pasando por la asunción del actual gobierno de la derecha, hasta su primera cuenta pública, todo es confuso.

La elección se define con un nivel de ventaja para la derecha, inusual en la historia política del país. Razones: la invertebrada y desequilibrada dispersión de la centro-izquierda, sumado al inmenso divorcio de los partidos tradicionales de este sector con significativos sectores de la ciudadanía que, abandonada por estos partidos, cobró revancha quitándole el apoyo electoral a quienes históricamente la había representado electoral, política y reivindicativamente.

A lo anterior, se suma la aparición de un frente amplio, cuya característica fundamental está determinada por su impronta de convertirse en una alternativa a las fuerzas de centro izquierda, lo que más allá de sus aciertos e insuficiencias, bastó para restarle votos a quienes históricamente se llamaron partidos “progresistas”.

Pero lo fundamental de este fenómeno electoral, fue la campaña del terror con que la derecha terminó “erosionar” las debilitadas fuerzas electorales que el candidato Alejandro Guillier había logrado acumular y que, en algún momento ilusionó a las llamadas “fuerzas progresistas” con la posibilidad de, sumando y restando los votos de la primera vuelta, soñar con un triunfo (ingenuamente), pensando que los votos de los emergentes “Frente Amplio” se sumaban mecánicamente, sin entender que muchos en ése “Frente” apostaban a la derrota de los tradicionalistas a los que pretenden reemplazar como fuerza “progresista”.

Esta derrota electoral de los históricamente llamados “fuerzas de centro Izquierda”, marca además el definitivo abandono de los partidos de la Nueva Mayoría al gobierno de la presidenta Bachelet y acentúa los desaciertos a que la llevan sus inexpertos ministros en el último periodo de su mandato.

La derrota es total y marca los rumbos estratégicos del sector en general y de cada partido del conglomerado en particular, lo que los hará mantener su crisis por un largo tiempo, sin saber si lograrán superarla.

La derecha se empodera y comienza a soñar con dos o tres periodos en la administración del gobierno, sin dar cuenta, obnubilada, de las profundas diferencias que mantiene la coalición derechista, lo que tarde o temprana les iba a comenzar a pasar la cuenta, más aun teniendo en cuenta las promesas electorales de un candidato que termina la elección con un “candor” absolutamente populista.

La cuenta pública encuentra a la llamada centro izquierda y al llamado Frente Amplio sin ser capaces de elaborar un diseño político que le permita, a lo menos defender los avances democráticos con claridad y solvencia frente a un gobierno que se entretiene dividiendo a los inexpertos y confusos opositores tendiéndoles la trampa de las comisiones de “interés nacional” o entregándoles limosnas que le permitan a algunos tener acceso a las luces de la televisión y la prensa.

Oposición dividida, confusa en lo coyuntural y absolutamente sin definiciones estratégicas. Un gobierno que lleva “la batuta”, que dispersa a sus adversarios y que intenta acomodarse a los vaivenes de las reivindicaciones y movilizaciones sociales, dando respuestas confusas, pues no puede dejar contentos a todos los sectores de su conglomerado, obviamente por lo disimiles y contradictorias aspiraciones al interior del bloque oficialista.

Amén de las diferencias en el gobierno, sus desprolijidades en el nombramiento de Seremis, ministros y subsecretarios, se suman los estragos causados por declaraciones de ministros inexpertos en la gestión pública, (pero muy eficiente en la defensa de los intereses del empresariado) y con razonamientos contradictorios entre ellos. El Presidente de la República, el contra alto en este coro de confusiones, saca un argumento con el que trata de ordenar a sus huestes y callar a la oposición política y social. “Estamos haciendo lo que la mayoría nos pidió”. Poco sólido argumento, sustentado eso sí por la mayoría de la prensa chilena, y lo es porque la mayoría electoral se logró con la ya aludida campaña del terror, cuyo argumento principal era el “mentado Chilezuela” y, segundo, trabajo para todos, “un espejismo”, amén que cada día queda más en evidencia que, como lo hizo Trump en Estados Unidos, se utilizaron incluso las mismas herramientas y fake news. Fue sólo fue una “caza de incautos” y hoy, la mayoría de ellos ya está reaccionando.

¿Qué se viene hacia adelante?

Con este panorama difícil resulta observar con claridad el panorama, más allá de decir que se ve muy nublado y con pocos claros en el horizonte. Al gobierno y a la derecha se le complejiza el panorama sobremanera, teniendo en cuenta, a lo menos dos factores: Las reivindicaciones sociales y sus consecuentes movilizaciones van de la mano de un objetivo rechazo al gobierno, por su carácter y por su falta de credibilidad; lo heterogéneo del conglomerado, muestra dispersión política e incluso, las distintas “sensibilidades ideológicas” que se observan en los distintos movimientos y partidos al que echó mano la derecha y los unió para enfrentar la pasada elección, hoy les es muy difícil intentar convivir al interior del gobierno. La fragilidad es notoria.

Por el lado de la oposición, hasta aquí se ve un Frente Amplio inexperto y con divisiones que los hacen poco sólidos para encabezar o conducir a la oposición. La DC tiene para rato para recomponerse y los llamados partidos de izquierda llevan sobre sus hombros “pecados” difíciles de limpiar con la misma dirigencia que los ha llevado a la debacle y a sufrir un rechazo y marcada distancia de esa parte importante de la ciudadanía que un día depositó toda su confianza en ellos. La refundación de estos sólo será posible, si los “emblemáticos cuadros dirigentes” de los partidos llamados de izquierda son capaces de entregar su reconstrucción y a las bases partidarias previo, justos procesos de auditoría conductual hacia las viejas dirigencias.

…Lo único que nos queda, la posibilidad cierta de que la ciudadanía se organice, y levante una plataforma democratizadora en defensa de sus intereses y del verdadero interés general de la nación.

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4 Comentarios en Panorama Político Nacional

  1. Muy buen análisis, el tema y grave problema es qué hacer, necesitamos una izquierda, cómo lograr empoderar a la ciudadanía y que se organice de verdad tras las causas sociales y políticas.

  2. Una muy buena mirada a la situación política del país.
    Ojalá, la ciudadanía se organice y juegue un rol significativo en los destinos del país.
    Los partidos de izquierda nos hacen faltsfalta, pero min que tenemos hoy, claramente no sirve.

  3. “Desde el corazón mismo de la derrota”, asi podría titularse esta columna que reconoce a grandes rasgos el camino hacia un resultado electoral que a juicio de algunos no hace justicia a las transformaciones impulsadas desde la moneda por la compañera Michelle, olvida eso si, nuestro amigo columnista señalar sin matices el egoísmo que se tomó una campaña electoral donde los protagonistas y las preocupaciones eran mas bien artificiales y comenzaban a delinear desde temprano que prevalecerían los interés particulares por sobre los comunes en el Conglomerado.
    También se extraña el reconocimiento a la falta de credibilidad hacia el candidato Guillier por parte de su propio sector, solo después de la primera vuelta cuando el candidato de la derecha no alcanza la votación arrolladora que se esperaba, algunos, solo algunos comienzan a mirar a Guiller con algún tipo de esperanza.
    En honor a la verdad y a la historia, las heridas pueden cicatrizar, pero jamás la legitima confianza, la ex concertación, ex nueva mayoría, parece estar mas cerca de sumarse como vagón de cola al proyecto frente amplista, que de asumir liderazgos políticos. Así como están las cosas todo puede pasar en cuatro años

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