Enriquecimiento léxico
¿Cómo aumentamos nuestro repertorio léxico? Eminentemente de tres formas, dejando como otro recurso la adopción de palabras de otras lenguas, con o sin asimilación al estándar morfológico castellano; en primer lugar, anteponemos elementos compositivos a la palabra o raíz primitiva, tal como sería el caso del siguiente ejemplo: el verbo “poner” como primitivo deriva muchos otros de su misma clase con el fenómeno llamado “proclisis”, es decir, anteponiendo elementos que varían totalmente el significado del base y contribuyendo a aumentar el léxico disponible de los hablantes. Como derivados de este verbo, tenemos otros muy manejados en nuestra comunicación cotidiana; así conocemos verbos como:
anteponer, componer, contraponer, deponer, descomponer, exponer, imponer, interponer, oponer, preponer, posponer, oponer, reponer, recomponer, suponer, trasponer o transponer, quizás entre muchos otros.
Una serie de verbos muy usados dan origen a otros derivados, cual es el caso de primitivos como “tomar”, “decir”, “parar”, “prender”, “hacer”, “formar”, por nombrar sólo algunos:
retomar, contradecir, desdecir, reparar, amparar, disparar, aprender, reprender, rehacer, deshacer, reformar, informar, conformar, preformar, etc. en los que casi desaparece el significado original del verbo.
Otro mecanismo de formación léxica que da origen a derivados es la inserción de elementos post radicales, es decir, a continuación de la raíz del término y se conoce con el nombre de “enclisis”; se trata de elementos que cambian el sentido del término original, creándose aumentativos, diminutivos, a veces de sentido positivo o negativo. Con algunos ejemplos explicamos este tipo de derivación. Tomamos por ejemplos los derivados de “hombre”, “mujer”, “casa” y “mano”.
hombre: hombrecito, hombrecillo, hombrón, hombrazo
mujer: mujercita, mujercilla, mujerona, mujeraza, mujerzuela
casa: casita, casilla, casona, caserón, casaza
mano: manito, manilla, manaza, manecilla, manota, manotón
En ocasiones, no es fácil determinar el valor aumentativo o diminutivo, ya que no se reflejan en el significado primitivo. Por ejemplo: un “autazo” no es un “auto grande” sino uno moderno y de último modelo; una “casaza” no implica tamaño, sino calidad, es una valoración subjetivo-emotiva, como decir que “se trata de una casa excepcional”. Posiblemente estas palabras no están en el diccionario, pero el uso las hace válidas.
Otros ejemplos graficarán la limitación que no impone la lengua con sus paradigmas; un “papelillo” no es un “papel pequeño”, sino un antiguo preparado que se hacía las “boticas”, hoy “farmacias”. La “masilla” no es una “masa pequeña”, sino un elemento de carpintería para fijar los vidrios en los marcos de las ventanas. La apetecida “frutilla” no es una “fruta pequeña”, sino una variedad de berries. El “huesillo” no apunta a un “hueso pequeño”, sino es el tan apetecido “durazno deshidratado” que todos nos servimos acompañado de mote.
Para indicar que algo tiene menor tamaño, usamos elementos derivativos como “-ito/-ita”, “-illo/-illa” o “-ecito/ecita”, en ejemplos como: osito, carita, piececito, pececillo, florecilla, etc.
En fin, más ejemplos no solucionan el problema; no olvidemos que la lengua nos juega malas pasadas y hay veces en que no sabemos con certeza si el término formado proyecta nuestra intención. El uso difiere -o mejor dicho el mal uso- de la norma, pero en los hablantes impera éste.
En el vertiginoso mundo de las comunicaciones globalizadas y la digitalización imperante, tenemos un tercer método para la formación y creación de neologismos, constituyendo una clase abierta: nos referimos a las palabras compuestas que prácticamente inundan nuestro léxico estándar. Esta composición de palabras incorpora elementos de otras lenguas, como elementos constituyentes del nuevo término; son comunes los elementos compositivos greco-latinos, especialmente en el lenguaje de las ciencias y la tecnología, pero el inglés o palabras de este idioma se ven frecuentemente como componentes léxicos. A continuación, van algunos ejemplos:
anti + doping (“antidopaje”)
mono + block (“asientos empotrados en un solo bloque de cemento”)
fono + avisos (“avisos realizados por teléfono fijo o celular”)
músico + terapia (“tratamiento curativo a través de la música”)
cine + mark (“complejo de salas de cine en un lugar específico”)
bit + coin (“moneda digital para transacciones on line a nivel bancario internacional”)
skate + park (“parque de patinaje”)
tri + pack (“envase que contiene tres productos”)
flash + mob (“flash” = inglés para “rápido, relámpago” y “mob” también del inglés para “mobility”; se refiere a un grupo de personas que se toman un espacio común para divertirse con bailes, acrobacias, teatro, mimos, etc.)
lip + gloss (inglés para “brillo labial”)
eco + lodge (“albergue ecológico”)
smart + phone (“teléfono inteligente”)
kinder + garten (alemán para” jardín infantil”)
whatsapp (inglés para “what’s the application”, i.e. “¿cuál es la aplicación?)
Estimados lectores, si les interesa, fíjense bien, porque este tipo de palabras surgen día a día y las empleamos sin siquiera pestañear o saber qué significan. Lean el periódico, los folletos publicitarios, revistas, anexos científicos y material impreso a diario.
Que no nos extrañe entonces que los elementos foráneos dejen de serlo y parezcan propios, ya que los incorporamos todos nosotros a nuestro léxico en uso.
Usted siempre nos sorprende y nos enseña de una manera que resulta agradable. Siempre será entretenido leerla
Linda, su artículos son una delicia, gozo con su fineza y su pulcritud de su léxico.
Mucho mas con sus sutilezas.
Anita Pandolfi Burzio, eres de las grandes.
» Eminentemente» es usted una gran catedrática.
Todavía se le recuerdan sus cátedras y aportes en nuestra Udec.