
Por fin, buenas noticias
En la sicología de los individuos, existen momentos que están marcados ya sea por la presencia de problemas individuales o por factores externos que nos afectan. Los Inviernos, quizás por la carencia de luz, nos llevan al pesimismo. Las Primaveras, por el brotar esplendoroso de la naturaleza en el marco de días claros y temperaturas agradables, nos hacen mirar la vida con más cara de optimismo. En este 2018, en que las lluvias se han extendido mucho más allá de lo previsto llevándonos a una actitud gris y decaída, como desesperanzada, un importante y silente sector de la población tiene, al parecer, razones para sonreír.
Hace más de un año, imprevistamente surgió un fuerte movimiento social que, según sus organizadores, logró reunir en las calles de Chile a más de un millón de personas. Su eslogan, claro, breve y simple (¡NO MÁS AFPs!) interpretó los sentimientos de desconfianza ciudadana hacia estas administradoras no sólo de parte de sus potenciales “beneficiarios” sino de muchos jóvenes que observan con preocupación la situación de sus padres y abuelos y, también, su propio futuro. El razonamiento ha sido claro: las AFPs no pagan el nivel de pensiones que prometieron (70% de tasa de reemplazo); cobran comisiones a todo evento (aunque lleven a pérdida los fondos que administran), cobran, además, comisiones encubiertas; financian con el dinero barato que reciben a empresas financieras relacionadas. El sistema es de capitalización individual y carece de todo atisbo de solidaridad.
Aunque los chilenos somos aficionados a quejarnos de todo, nos sorprendió el Índice Global de Pensiones Melbourne Mercer 2018 dado a conocer el pasado lunes 22 de octubre. Como informó gozosamente “El Mercurio”, a ocho columnas, el “Estudio asegura que Chile tiene el octavo mejor sistema previsional del mundo, pero requiere perfeccionarse”. Sí, tal como lo oye. Solo Holanda, Dinamarca, Finlandia, Australia, Suecia, Noruega y Singapur, nos superan. Pero, atrás de nosotros quedan países tales como Nueva Zelandia, Canadá, Suiza, Alemania, Reino Unido, Francia, Arabia Saudita, Estados Unidos, España, Austria, Sudáfrica y Japón, cuyos gobiernos seguramente se dejarán caer en los próximos meses para copiarnos nuestro sistema Al día siguiente, tanto el Gobierno como las propias AFPs aplaudieron el ranking.
Lo curioso es que, pese a la amplia recepción dada a esta información por la prensa tradicional, en ninguna parte se señala quiénes son los hacedores que están detrás de este ranking. A veces preocupa que los que efectúan estas mediciones sean contratados por los mismos que son medidos. Por el momento, habrá que confiar.
El Índice Mercer califica cuarenta factores. Entre otros, Adecuación (beneficio, diseño del sistema, ahorros); Sostenibilidad (cobertura, activos totales, crecimiento económico), Integridad (regulación, costos, protección, comunicación), Legislación. Sorprende constatar que en estos ítem destaca Chile, aunque existe conciencia generalizada de que en materia de cobertura, regulación, costos (comisiones), comunicación con los afiliados, nuestra realidad es bastante negativa.
Ahora bien, Perogrullo sostiene que los sistemas de pensiones han sido diseñados precisamente para pagar pensiones relativamente decentes. El Ministro de Hacienda, Felipe Larraín apunta al respecto: “Hay más de un millón de personas que tienen la pensión básica, que está en torno a los $107.000”. La opinión del gerente general de AFP Cuprum, Martin Mujica, precisamente dice que esta posición en el ranking es una buena noticia: “Tenemos una buena base, una buena arquitectura, que nos permite hoy día estar pensando y discutiendo como mejorar más las pensiones” (sic). El representante de Mercer en el país, Diego Guaita comentó: “Lo que hace que el sistema chileno esté bien posicionado tiene que ver con sus sostenibilidad… Otros modelos muestran desequilibrios especialmente financieros, pues tienen un pasivo previsional sin generar los activos que lo financien… Cuando los sistemas de pensiones son muy generosos, conllevan que el gobierno debe buscar una manera de financiarlos y para eso se acude a impuestos o reducción de beneficios”.
Al cierre de este comentario, se ha informado que el Presidente de la República anunciaría las reformas al sistema chileno de pensiones, el domingo 28, a las 21.oo horas, por cadena nacional de TV. Diez días antes , al lanzar el programa “Adulto Mejor” (es importante poner un buen nombre a todos los proyectos), ya preanunció los alcances de su iniciativa: “A fines de octubre o comienzos de noviembre vamos a enviar al Congreso un proyecto que va a mejorar las pensiones de todos los jubilados chilenos… El beneficio va a ser para todos, pero las mujeres, la clase media y los más vulnerables van a tener un trato especial”.
Como a veces las cosas en el Congreso Nacional no caminan con la velocidad que se desea (no olvidemos que los parlamentarios cada vez que pueden hacen sanguchito), y salvo que el Ejecutivo exija al Parlamento una “discusión inmediata” sobre la materia, es poco probable que este mejoramiento para todos llegue a nuestros bolsillos antes de Navidad. Por ese motivo, sugerimos que hagamos como que no existe y, cuando llegue, no lo gastemos sino que lo ahorremos para tener recursos con los que atender cualquiera emergencia.
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