«La injusticia en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes».                                        

Martin Luther King

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¿Puede haber una «banca ética»?

Esteban Lobos, analista.

La “banca”, es decir los bancos, lucen vistosas oficinas, gastan miles de millones en publicidad y, como dijo Mark Twain,  nos prestan dinero para comprar un paraguas cuando hay sol y nos quitan el paraguas cuando llueve. Su capital propio es relativamente poco. Su  gran negocio es recibir dinero de sus clientes a través de sus cuentas y depósitos y prestarles  ese mismo dinero a otros clientes a tasas exageradamente altas. Esta “intermediación financiera” les permite pingües utilidades. De yapa, cobran comisiones por todo, cargan seguros sin autorización  para que el cliente quede protegido de los errores que ellos mismos puedan cometer.

En general, puede decirse que la mayor parte de la gente está satisfecha con “su banco” pero paradojalmente tiene un sentimiento de insatisfacción con “la banca”. Aunque muchos ya lo han olvidado, bajo la gran crisis económica del gobierno militar, el Estado salvó de la quiebra  a estas entidades entregándoles platas fiscales para que las devolvieran “cuando quisieran y pudieran”. Casi una década más tarde, con grandes dificultades, el ministro Alejandro Foxley logró someterlos a un calendario de pagos.

De hecho, estos bancos prestan plata a quien tiene plata sin molestarse en ver para qué será usado ese dinero lo que permite que se le destine con frecuencia a actividades meramente especulativas y no productivas.

De un tiempo a esta parte, se pasea por Chile Joan Antoni Melé, economista catalán, ejecutivo de “Global Alliance for Banking on Values”, organización europea que agrupa a 43 bancos, cooperativas y entidades financieras cuyo fin es invertir en negocios sustentables que generen desarrollo social, cultural y medio ambiental lo que diferencia sustantivamente a este grupo de la banca tradicional. Con presencia en cuatro continentes (excepto Asia), cuenta con 24 millones de clientes y activos en inversiones sustentables por sobre 110.000 millones de dólares.

Melé es autor de dos textos de alto interés: “Dinero y Comercio. ¿A quién sirve mi dinero?” y “La economía explicada a los jóvenes”. Es actualmente Director del “Triodos Bank”, creado  en 1971, que constituye la primera expresión de una “banca ética” y que cuenta con 600.000 clientes y sucursales en Bélgica, Reino Unido, España y Alemania. Su plataforma de inversiones “2ble Impacto”, puesta en marcha en 2016, está ya financiando proyectos en desarrollo urbano, reforestación, alimentación orgánica, reciclaje y periodismo, acciones que se extenderán luego a los campos de la energía renovable, la innovación tecnológica y la cultura.

Con el apoyo de entidades que proyectan su actividad en la generación de “una economía humana” ( Fundación Avina, Sistema B, Banca Ética Latinoamericana, Economía del Bien Común, Comercio Justo, Fundación Proyecto Propio y Centro de Ética y Reflexión Social de la Universidad Alberto Hurtado) pretende constituirse en el corto plazo en una entidad  formal, sometida a la legislación nacional, con un capital de $21.000 millones y que sea un banco profesional, moderno, pero que derive   recursos a la “economía real” a través de empresas responsables que aporten a la cultura, el medio ambiente, a lo social.

Según ha indicado Melé, se trata de un movimiento ciudadano que promueva conductas éticas en el uso que las personas, las empresas y las organizaciones en general, dan al dinero.

Se tiene, así, como “Misión” el transformar el uso que le damos al dinero en nuestra sociedad, en un medio cuyo objetivo es relacionarnos de forma más humana en un fin en sí mismo.

La “Visión” implica lograr que las instituciones financieras pongan énfasis en los siguientes aspectos:

  • Rentabilidad social de sus acciones financiando empresas y organizaciones que mejoren la vida de las personas, cuiden el medio ambiente y apoyen proyectos en sectores medio ambiental, social y cultural que, además de ser viables, sean sustentables económicamente en el tiempo;
  • Financiamiento de iniciativas de la economía real con beneficio social efectivo lo que permite una evolución más estable y sostenible al margen de las oscilaciones de la economía especulativa;
  • Promoción de una conducta ética en el uso consciente y responsable del dinero como medio de intercambio, ahorro y donación, poniendo fin a la especulación y a la codicia, fuentes de deshumanización de la cultura, la economía y la convivencia social;
  • Transparencia, informando pública y verazmente sobre las organizaciones y empresas que se financian, apoyan o con las que se relacionan.

La iniciativa de la “banca ética” constituye una nueva forma de respuesta que pretende dar la sociedad a las insatisfacciones que genera la cultura de la sociedad de consumo.  El gasto que realizan las personas es un gesto irreflexivo e inconsciente que no mide las consecuencias de lo que se hace, de tal forma que al comprar equipamiento deportivo o vestuario de moda, los consumidores no toman conciencia acerca del hecho de que pueden haber sido confeccionados a través de la explotación inmisericorde de niños y mujeres en Paquistán o Blangadesh.

Sólo a través de la denuncia, de la información y de la actitud de consumo razonable,  puede ser posible avanzar hacia una economía al servicio del ser humano.

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