
Sobre piedras, camélidos y estrellas
Nos encontramos a los pies del gran telescopio de 3.6 metros del Observatorio La Silla en el norte de Chile, una vez uno de los mayores telescopios del hemisferio sur. Un viento fresco nos rodea mientras descendemos siguiendo el camino pavimentado y agrietado que conduce a las habitaciones de los astrónomos. Varios cientos de metros más abajo, un camino lateral de tierra, angosto y pedregoso, nos conduce al borde de un acantilado donde distinguimos algunas viscachas, zorros y de vez en cuando burros. La sorpresa viene al descender por el abrupto acantilado, agarrándonos de la piedras para no caer, llegamos a un valle agreste, rojizo anaranjado, y entre las matas de espinos y cardos, aparecen las piedras, con dibujos ancianos, hechos por manos humanas que no conocieron el mundo moderno. Son los rastros del arte rupestre Complejo El Molle, el primer pueblo agroalfarero prehispánico del Norte Chico chileno, que habitó desde el siglo III a. C. hasta el Siglo VIII. Ellos dejaron grabadas en petroglifos mujeres de vientre abultado, hombres de rostros pintados y de cabeza adornada con plumajes y escenas de domesticación de camélidos, también círculos, espirales y enrejados.
Frente a este espectáculo, imposible no pensar en el camino recorrido por la raza humana, bajo la constante lluvia de radiación que proviene del cosmos. Muchos de nuestros ancestros adoraron los astros, que ahora estudiamos recogiendo y analizando dicha lluvia de fotones.
Un descendiente del primer telescopio construido por Galileo se asienta en el eje Tierra y Sol, en un punto gravitacional neutro llamado segundo punto de Lagrange, a 1.5 millones de kilómetros de la tierra. Allí hemos montado un explorador de los cielos, el telescopio espacial James Webb, fruto de la colaboración de 20 países. Su espejo primario, compuesto de 16 espejos hexagonales equivale a un espejo de 6.5 metros que capturará 6.25 veces más luz que el telescopio Hubble y lo hará en el infrarrojo. Obtendremos imágenes de planetas orbitando otras estrellas, y también imágenes de las primeras estrellas formadas en el universo. Con sus dedos pintados de colores, nuestros niños podrán dibujar en papeles y cartulinas, no escenas de ritos o domesticación de camélidos, sino las figuras de galaxias y estrellas capturadas por este ojo gigante, alegrando sin duda a sus padres orgullosos, mientras pavimentan el camino de las generaciones que están por venir, llamadas a realizar nuevos descubrimientos, con nuevas tecnologías, que nos permitirán ampliar nuestro entendimiento de nuestro lugar en el Universo, sobre un punto azul pálido único en medio de una lluvia de luz que no cesa.
El telescopio espacial James Webb fue lanzado el 25 de diciembre de 2021, a bordo de un cohete Ariane 5, desde la base de la Guayana Francesa y emitió su primera imagen a la tierra el 16 de marzo de 2022.
Gracias profesor por darnos l posibilidad de leer tan importante y hermoso relato.
Gracias Roxana por su comentario, saludos.
Gracias a todos y cada una de las personas que nos escriben enviándonos sus opiniones. Gracias por supuesto a nuestros colaboradores por sus interesantes artículos.
Gracias a Ronald `por uno mas de sus magníficos aportes.
Sí, muy de acuerdo con la opinión de Lorena, un gran artículo plagado de un maravilloso ejercicio de descripción del lugar y con argumentación sólidamente armónico e integral.
Gracias al Profesor Ronald
Muchas gracias Claudia por su comentario. Saludos y que tengas una buena tarde.
un hermoso relato que además nos educa y nos incentiva a poner la vista en la ciencia, pero , el profesor lo logra de modo didáctico,armónico y con un bello relato integral del espacio.
Muchas gracias Lorena por su comentario que aprecio. Saludos cordiales.