Todos a sus puestos ….!!!!
René Fuentealba Prado, abogado.
En 72 horas más, por disposición inapelable de la madre naturaleza, llega el mes de marzo. Durante los cálidos días de febrero nuestra casta política ha podido recuperar energías (las neuronas gastadas no son recuperables) y de esta manera se apresta para la madre de todas las batallas, la próxima elección presidencial, y para los combates adyacentes: los comicios parlamentarios y, eventualmente, de gobernadores regionales. Se han echado de menos las ya tradicionales vocerías estivales del hoy senador de la República Iván Moreira, en cuyo espacio ha marcado notoria presencia la dirigente del PRI (Partido Regionalista de los Independientes) Alejandra Bravo, en tanto que por el bando oficialista ha confirmado su voluntad de competir la senadora magallánica DC, Carolina Goic.
Para ordenar un poco el naipe y poder entender un panorama que se muestra bastante confuso, se puede preanunciar una confrontación a tres carriles: la Derecha, con su coalición Chile Vamos; la Centro Izquierda, sin nombre y con más dudas que certezas; y un eventual “Frente Amplio” que acogería a algunos partidos emergentes. Los nombres que pretenden competir por afuera de estos cauces, responden más a aventuras personales o a sesgados grupos de interés que a propuestas serias destinadas a ser validadas por la ciudadanía. Por supuesto que aún no está dicha la última palabra: un brujo brasileño ha profetizado que la presidencial la ganará un candidato que todavía no aparece en el horizonte.
El autodenominado Frente Amplio ha hecho un trabajo de hormigas con el fin de constituir legalmente sus partidos al alero de sus diputados Jackson y Boric. Su labor encomiable debe ser reconocida y también su consecuencia. Surgidos como una voz renovadora de la política nacional, con constantes y duras críticas al modelo vigente, han tenido acogida favorable en sectores jóvenes y movimientos sociales alternativos, a todos los cuales se les han sumado algunas individualidades descolgadas de partidos tradicionales pero que, hasta aquí, han mostrado ser un aporte irrelevante. Caras ya conocidas, como Alejandro Navarro y Marco Enríquez-Ominami, se han estado ofreciendo para ser su abanderado pero se les ha rechazado por considerárseles como figuras “contaminadas” con las viejas formas de hacer política. El continuo deambular del senador por colectividades que él mismo ha armado a su medida y que luego ha abandonado, ha contribuido a que no se le considere como digno de crédito en tanto que ME-O parece haber sido dañado irreversiblemente por su inaceptable financiamiento por parte de la empresa SQM y su aún no aclarada relación con cuestionadas empresas brasileñas. La aparición de nuevas colectividades no debe ser criticada, toda vez que son la expresión del incesante renovarse de las sociedades en aras de lograr nuevos estándares éticos rechazando conductas inaceptables y condenables que han ido malgastando o corrompiendo a los “señores del poder”. Antaño, los “emergentes” pudieron esperar hasta que el proceso de germinación de sus ideas cumpliera su ciclo natural. Así, la Falange Nacional subsistió durante dos décadas antes de alcanzar su maduración. Sin embargo, los tiempos actuales no se ven como propicios para esta espera. La cultura de hoy es la de la inmediatez, lo que lleva a un afán enfermizo por el crecimiento aquí y ahora, lo que implica pérdida de homogeneidad. Ya se verá lo que pasa.
En otra línea transita el mundo de la coalición gobernante. Es evidente que ella encarna los sentimientos de una constante mayoría social que rechaza la concentración del poder y del dinero en unas pocas manos, que aspira a una sociedad más equitativa, y que se ha expresado persistentemente durante 8 décadas con excepciones que claramente se han dado por la división de sus fuerzas. La ciudadanía le ha entregado y vuelto a entregar su confianza, incluso en la reciente oportunidad con clara mayoría parlamentaria, pero su gestión ha sido notoriamente deficiente. Un populismo larvado (que duró mientras el alto precio del cobre lo permitió) sirvió para encubrir lo que se estaba haciendo mal pero, al final del día, los grandes problemas estructurales se han mantenido. Una sociedad clasista y fragmentada con injusticias e inequidades intolerables; una economía que sigue basada en la exportación de materias sin valor agregado y en el acrecentamiento de la riqueza de una docena de familias; una carencia de organización social que haga posible la participación ciudadana real y efectiva; una concentración territorial que de hecho excluye a la mitad de la población de los beneficios de una sociedad moderna; son muestras palmarias de lo afirmado. Hoy, su discusión gira en torno a nombres más o nombres menos, con una notoria desorientación dentro de los partidos y con la incapacidad de ofrecer alternativas programáticas novedosas, posibles y eficientes. Los plazos se le acortan sin que se vislumbren vientos favorables, no sólo para ganar sino para gobernar.
En el ala derecha, las cosas se ven más claras. Pareciera que el senador Ossandón no constituye una amenaza real para el ex Presidente Piñera. La dilación de éste para definir su candidatura, más parece un juego de estrategia electoral. La UDI, el partido más fuerte de Chile Vamos, ha resignado su opción definitivamente, lo que era esperable toda vez que muchas de sus personeros han instalado carpa en la sede de Apoquindo donde subsisten con el financiamiento fiscal a los ex mandatarios. La preferencia está por consolidar su poder parlamentario. Los nubarrones para el piñerismo vuelven a venir por el eterno conflicto entre los negocios y la política. El diario electrónico El Mostrador ha mantenido una sostenida campaña, que lleva 105 días contados uno a uno, exigiendo que se hagan públicos antecedentes que la ciudadanía (y, a lo mejor, las Fiscalías) debiera conocer. En las redes sociales, se exige que se hagan públicos los correos electrónicos entre Sebastián Piñera Morel y gerentes de sus empresas. Otro señor, aboga por la clarificación de posibles ambigüedades tributarias. Los de más allá, critican que un hombre público que aspira al conducir el país mantenga una fortuna cercana a los 2 mil millones de dólares en paraísos fiscales en actividades especulativas y no los invierta en su patria en acciones productivas. La avalancha por ese lado es preocupante y de poco servirá mantener silencio. Si no se hace cirugía de inmediato, como lo exigen principios básicos de transparencia, puede que la enfermedad termine fuera de control y su tratamiento, más tarde sea muy tardío. Por otra parte, la Derecha ha sido criticada, hasta por sus propios partidarios, por la “carencia de un relato”. Los senadores Hernán Larraín y Andrés Allamand han abordado el problema entregando un “Manifiesto por la República y el buen gobierno” el que, curiosamente, ha sido acogido con frialdad hasta por medios tradicionales afines al sector. Obviamente, el texto amerita comentarios. Pero, por ahora, la dictadura del espacio no lo hace posible.
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