
Aumento de pensiones y dinero gratuito
El pasado domingo 28 de octubre, y tal como lo anticipáramos en nuestro comentario anterior, el Presidente Piñera anunció el proyecto de reforma al régimen de pensiones vigente en el país. Todo cuanto tiene que ver con la seguridad social es muy complejo, tanto por lo difícil que es su comprensión para el ciudadano común y corriente como por el hecho evidente de que cualquiera medida que se adopte tendrá, tarde o temprano, incidencia en otras áreas de la vida económica y social del país.
Realizar un comentario sobre la iniciativa del Ejecutivo, puede ser bastante irresponsable ya que solo se conocen algunas ideas matrices expresadas en el discurso presidencial. Por supuesto, las ideas dadas a conocer implican introducir modificaciones a la normativa actual pero, como era esperable, en lo grueso no implica una alteración de fondo al sistema creado por José Piñera, el hermanito mayor. Él dijo hace dos años, que el régimen de capitalización individual puede considerarse como “un Mercedes Benz” al que sólo hay que ponerle más bencina para que funcione a la perfección y lo que hoy se estaría haciendo es precisamente eso. Personeros de la actual Oposición calificaron el anuncio como “insuficiente” lo que parece de bastante mal gusto toda vez que hasta hace algunos meses ellos eran Gobierno y tras sesudos estudios y profundos análisis de comisiones especializadas, no fueron capaces de promover reforma alguna sobre la materia.
En el proyecto destacan: Aumento paulatino de un 4% de las cotizaciones, de cargo del empleador, lo que, para quienes se están recién incorporando a un régimen laboral formal implicará un 40% de aumento en sus pensiones a partir del 2058; Aumento inmediato de 10% de las Pensiones Básicas Solidarias, lo que puede llegar hasta 70% de acuerdo a la edad y en el mediano plazo; Aporte directo del Estado a pensionados de clase media con pensión inferior a 25 UF diferenciado en favor de las mujeres; Suplemento especial a pensionados adultos mayores en estado de dependencia funcional severa.
En cuanto al sistema mismo: se buscaría generar mayor competencia permitiendo que el 4% adicional mencionado pueda ser administrado por Cajas de Compensación, Compañías de Seguros, Cooperativas de Ahorro, por las propias AFPs u otras entidades; se autoriza a las AFPs para que compartan sus utilidades con los afiliados y puedan devolverle parte de las comisiones que pagan (ésta si que es buena noticia pero, ojo, se autoriza, no se obliga) ; se permite bajo ciertas condiciones que los cotizantes que sigan trabajando más allá de la edad legal para pensionarse, puedan retirar parte del mayor ahorro que acumulen con libre disposición (vivienda, viajes, etc.).
Como se señaló, es difícil un análisis del tema sin conocer en detalle la propuesta legal y (peligro siempre latente) lo que dice la letra chica. Por ejemplo: las sumas retiradas con fines de libre disposición ¿estarán afectas al impuesto a la renta? En el debate parlamentario se dilucidarán muchas de las inquietudes ciudadanas al respecto.
Otro tema.
En el sistema capitalista, los Bancos constituyen una de sus piedras angulares. Por esa razón, los Gobiernos están dispuestos a todo con el fin de salvaguardar la estabilidad del sistema bancario. Así, bajo el Gobierno Militar se dispuso que el Banco Central tendiera su mano y los chilenos (todos, ustedes y yo) le compráramos la deuda a estas entidades. El salvavidas fue por miles y miles de millones de dólares y, curiosamente, quizás por un olvido, a esos banqueros no se les fijó un plazo determinado para el pago de la denominada “deuda subordinada”. Solo bajo la presidencia de Aylwin, el ministro de Hacienda Alejandro Foxley, usando todo tipo de presiones, logró imponerles un programa de pago en cuotas con fechas determinadas.
La banca chilena ganó DOS MIL TRES MILLONES DE DÓLARES en el primer semestre de este año. Los expertos pronostican para todo el 2018, una utilidad cercana a los 4.100 MILLONES DE DÓLARES, lo que equivale, más/menos, a 2,8 BILLONES DE PESOS. Los mayores beneficiarios de esta cifra sideral son los Bancos Santander, Chile y BCI.
¿Cómo logran alcanzar estos números?
La respuesta es fácil. La operatoria consiste en algo muy simple: CONSEGUIR DINERO FÁCIL, A UN COSTO LO MÁS BARATO POSIBLE PARA LUEGO PRESTAR ESE MISMO DINERO A UN COSTO LO MÁS ALTO POSIBLE.
Millones de personas mantienen dinero en los bancos ya sea en depósitos a plazo por los cuales se les pagan bajísimos intereses que en general no cubren ni siquiera la inflación del período, o como saldos en sus cuentas por los cuales, por supuesto, se les paga 0% de interés aunque la ley les permite hacerlo. Ese dinero (que implica billones de pesos) es obtenido por cada banco prácticamente gratis y es entregado en préstamo a sus clientes a tasas que van desde el 6% anual para los créditos hipotecarios hasta el 23 o 24% para los créditos de consumo. Es decir, el banco lo que presta a sus clientes no es dinero proveniente de su capital propio sino dinero de sus clientes que lo entrega en créditos a otros clientes. En los EE.UU., según informa el periódico financiero Wall Street Journal, las personas han empezado a retirar paulatinamente sus saldos desde los bancos: al 30 de junio de este año, el retiro ha superado los 30.000 millones de dólares lo que no se veía en décadas. Las personas ahora buscan alternativas que les ofrezcan mayor rentabilidad o alternativas de inversión. Con un buen manejo de las cuentas personales y de empresas, es posible irse desplazando, por ejemplo, a las compras al contado o a la adquisición de buenas ofertas, obteniendo de esta forma un plus de rentabilidad muy superior a lo que hoy ofrecen estas entidades financieras.
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