«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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Editorial: ¿Juguemos a las escondidas?

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

La esencia de una sociedad democrática radica, en última instancia, en la igualdad política de las personas. Como se ha dicho reiteradamente, en el día de los comicios electorales, (aunque este principio moleste a muchos como lo demuestra la historia y como se vio al interior de la famosa Comisión Ortúzar que redactó la Constitución del 80) hombres y mujeres, jóvenes y viejos, sabios y analfabetos y, lo más doloroso, pobres y ricos se igualan al extremo que su voluntad, cada voluntad, cada sufragio, tiene el mismo valor como si un rasero hubiese nivelado y emparejado a los diversos individuos entregando a cada uno igual dosis de poder y de soberanía.

Las familias y clases dominantes, enfrentadas a una realidad que sería muy feo, casi indecente, entrar a cuestionar, optan por controlarla y dominarla a través de la manipulación sistemática de todos los medios a su alcance para crear de esta manera “climas de opinión”, “verdades comunicacionales”, “necesidades artificiales”, “temores y aprensiones”, “factores distractivos”, etcétera, elementos todos destinados a impedir que la gente piense, dude, critique, y, conforme a ello, tome sus decisiones.

Si se hiciera un análisis concienzudo del tipo de información que se entrega y de la forma en que se la presenta, se podría constatar fácilmente cómo la denominada “prensa seria” y   la televisión abierta tradicional, buscan conducir y orientar forzadamente al público receptor. Por supuesto, eso no es todo, ya que siempre esta línea de acción va a acompañada con el silenciamiento deliberado y sistemático de opiniones, datos y análisis que cuestionan los dogmas que pretenden vender como verdades irrefutables.

En la prensa europea, infinitamente más pluralista que la criolla, se pueden encontrar ejemplos destacables.

Richard Wilkinson, destacado intelectual británico, profesor emérito de “epidemiología social” en la Universidad de Nottingham, es desconocido en Chile. Junto a su pareja, Kate Pickett, son autores de dos libros interesantes: “Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad colectiva” e “Igualdad. Como las sociedades más igualitarias mejoran el bienestar colectivo”.

Los dos textos, como se deduce de sus títulos, son peligrosos y amenazadores para el “orden establecido”.

En entrevista concedida a la periodista Carmen Pérez Lanzac del diario “El País”, de España”, Wilkinson hace afirmaciones bastante molestas:

  • “Las sociedades con distribución más equitativa de ingresos tienen mejor salud, menos problemas sociales como la violencia, abuso de drogas, nacimientos adolescentes, enfermedades mentales, obesidad”.
  • “Los efectos de la desigualdad no son tan obvios. Afecta a la felicidad, al bienestar, a la salud, a la esperanza de vida, a los resultados académicos de los niños; provoca un aumento del consumo de drogas, causa infinidad de problemas muy perniciosos. Todos los problemas que son más habituales en los estratos más bajos se extienden por toda la sociedad. Nos dañan a todos”.
  • “Se ha creído que con más desigualdad la economía crecía más pero recientemente el Banco Mundial y el FMI han cambiado de opinión. Han visto que los países con más desigualdad tienden a crecimientos repentinos seguidos de batacazos”
  • “La idea de que la desigualdad fomenta la iniciativa privada también es errónea. Se registran más patentes per cápita en los países más igualitarios”.
  • “Le gente tiene prejuicios hacia grupos vulnerables como los inmigrantes, las etnias minoritarias e incluso las mujeres”.
  • “Los estadounidenses creen que tienen mucha movilidad social cuando padecen una de las menores del mundo desarrollado”.
  • “Las habilidades de cada persona son primordialmente el reflejo el reflejo de su punto de partida en la escala social, más que el punto de llegada. La gente cree que es al revés”.
  • “Desde 1930 hasta los 70, la desigualdad esteba en retroceso en casi todos los países. A partir de los años 80, con la llegada del neoliberalismo, empieza a crecer”.
  • “Yo prohibiría los paraísos fiscales y la maquinaria financiera que ayuda a los privilegiados a evadir impuestos. Debería haber un acuerdo internacional para frenar estas dos trampas. Y elevaría el impuesto a las sucesiones. Estamos creando dinastías. Hay familias en que los hijos no necesitan trabajar y muchos los miran como seres superiores cuando no lo son”.

Los amos del poder en nuestro país, ocultan estas afirmaciones y eluden, como si se tratara de impuestos, el debate sobre aseveraciones de esta naturaleza.

La trama social chilena urdida por siglos, está destinada a preservar y perpetuar los privilegios de los privilegiados y a mantener a los sectores deprivados laboral, económica, social y culturalmente, en niveles de mera subsistencia en cuanto puedan ser funcionales a la mantención del modelo.

¿Cuándo llegará el día  en que dejemos de esconder una realidad que pareciera ser evidente y nos embarquemos en una cruzada de equidad, inclusión y solidaridad?

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1 Comentario en Editorial: ¿Juguemos a las escondidas?

  1. Perdón señor, interesante su columna, pero… ¿de qué democracia estamos hablando?
    ¿Dónde hay DEMOCRACIa hoy en día?

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