
Editorial: Un espectáculo nada de alentador.
Conforme a la legislación vigente, el día viernes 20 de octubre se dio inicio a la campaña publicitaria relativa a las próximas elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales. La ciudadanía ha podido observar con satisfacción que las nuevas normas han permitido superar el insoportable e inútil despilfarro de recursos que había agobiado nuestras calles y caminos en oportunidades anteriores. Sin embargo, sigue siendo preocupante constatar que la inmensa mayoría de los postulantes sigue ocultando su filiación política, lo que constituye, por una parte, el reconocimiento tácito de los altos niveles de desprestigio que han alcanzado las diversas colectividades y, por otro lado, una forma mañosa de engañar a los electores bajo eslóganes vacíos pero rimbombantes.
En medio del ambiente de pasividad y escepticismo que es fácil constatar en todos los sectores y niveles, existía aún una cierta esperanza de que los debates entre los candidatos presidenciales y la franja televisiva legal fuesen útiles para revertir esa situación de desánimo generalizado.
La franja emitida a través de los diversos canales de televisión abierta, pese a estar situada en horario preferente, no captó mayormente la atención de los telespectadores, gran parte de los cuales declara haberla observado más por inercia que por interés real, pese a que las telenovelas vespertinas y los noticiarios tradicionales le aseguraban un piso favorable. En general, las diversas presentaciones mostraron pocas novedades técnicas y fuertes debilidades en materia de contenidos. Plagadas de lugares comunes, ninguna ha mostrado la capacidad de convocar al ciudadano incitándolo a participar; ninguna hasta ahora ha sido capaz de ofrecer una gama de respuestas serias, responsables, factibles, a los problemas del país, ninguna ha dado razones por las cuales es importante tomar una opción y concurrir a votar; ninguna ha llamado al ciudadano a asumir sus propias responsabilidades y sus deberes.
Por otro lado, el debate organizado por la Asociación de Radiodifusoras de Chile ((ARCHI) mostró algunos elementos positivos tales como un efectivo pluralismo y seriedad y respeto por parte de los periodistas participantes. Pero, la superficialidad de algunos candidatos y su evidente mala educación buscando preferentemente el escándalo por sobre el raciocinio, terminaron por decepcionar a los radioescuchas.
Las diversas campañas presidenciales han mostrado claramente que quienes las conducen ven todo el proceso simplemente como una operación de mercadeo mediante la cual se pretende fijar en la mente del ciudadano receptor, una imagen, unos colores, algún eslogan. Por esa razón, no ha constituido mayor sorpresa el hecho de que un estudio realizado por una universidad privada capitalina haya constatado que el 49% de los mensajes que circulan por las redes sociales en favor del candidato favorito de las encuestas, son falsos, es decir son generados artificialmente para generar sensaciones de simpatía y popularidad.
Es evidente que, una vez más, la democracia chilena simplemente se está farreando la oportunidad de utilizar estas jornadas políticas para realizar una verdadera pedagogía social y política.
Así, la valiosa e indispensable interacción entre las personas y quienes aspiran a ser sus representantes, se transforma en algo enteramente vacío y que no hace más que consolidar el fuerte distanciamiento que desde hace años se constata entre las grandes mayorías y una élite con ínfulas de clase y superioridad.
Se hace difícil pensar siquiera que en las tres semanas que quedan hasta el día de los comicios haya un cambio significativo de la actitud que cuestionamos. Pero, como el país es una realidad social no sujeta ni a fechas ni a calendarios, será preciso insistir, sin descanso, en la necesidad de trabajar incansablemente en pro de una democracia sustantiva que, más allá de las formas, considere canales de participación real que hagan viable la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
LOS HECHOS ELECTORALES, NO LAS ENCUESTAS SON LOS SIGUIENTES:
1. Según EMOL, la encuesta CEP de sept-oct de 2013, registró que la entonces candidata Michelle Bachelet tenía 34% de aprobación y 46% de desaprobación. Sin embargo, un mes después, en noviembre, en primera vuelta, contra ocho candidatos, la misma candidata alcanzó 46,67% de los sufragios válidamente emitidos; y en diciembre, en segunda vuelta, 62,13% de los sufragios válidamente emitidos. http://www.emol.com/…/CEP-Bachelet-cae-en-su-aprobacion…
2. El gobierno de Piñera es el peor evaluado por la ciudadanía desde 1988, incluido Pinochet: en 2013, tanto su candidata presidencial, Evelyn Matthei, y la Alianza, su coalición de gobierno, obtuvieron los peores resultados electorales, no en las encuestas.
3. Piñera frente a Fernando Paulsen en Chilevisión sostuvo que “modificará las tres principales reformas del gobierno” de la presidenta Bachelet. Sin embargo, hace menos de un año, en la elección de Concejales, la ciudadanía dio a Nueva Mayoría y el gobierno un gran triunfo: Nueva Mayoría: 2.140.733 votos (47.10%); Chile Vamos: 1.794.792 votos (39.49%).
4. Tanto fue así que una semana después de tan seria derrota, Piñera confió a El Mercurio (29-10-16): «Hoy día me llegó un informe… que simula qué pasaría con la elección de senadores si se repitiera la misma votación que se obtuvo en concejales y la verdad es que si bien dimos un gran paso el domingo pasado, esto nos lleva a una minoría en ambas cámaras».
5. Sólo la postulación de la presidenta del PDC, Carolina Goic, puede concentrar al máximo la votación favorable a continuar la democratización del país y derrotar la candidatura oligárquica en segunda vuelta.
¡A VOTAR POR CAROLINA GOIC, N° 1 EN PRIMERA VUELTA!