EDITORIAL: VIVA LA LIBERTAD DE PRENSA!
El miércoles 3 de mayo se conmemoró el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”. Algunos destacados avisos de la Asociación Nacional de la Prensa se sumaron a artículos y editoriales varios sobre la materia. En general, todas estas expresiones valoraron la importancia de este “derecho humano” considerado como uno de los pilares en que se sustenta una auténtica democracia.
Destacable es, por lo demás, el constatar que Chile aparece entre las naciones del mundo en que no hay restricciones ni constitucionales ni legales ni de hecho a esta amplia facultad de que gozan las personas independientemente de sus posiciones filosóficas, políticas o religiosas.
Lo preocupante es verificar el silencio ciudadano frente a la creciente concentración de la propiedad de los medios de comunicación social en unas manos que son, precisamente, las de los dueños del gran capital.
Al sobradamente conocido duopolio de la prensa escrita (El Mercurio y Copesa aglutinan sobre el 90% de este mercado) se han ido sumando sus acciones tendientes a incursionar en la televisión de pago y en el control de la radiodifusión. Algunos de los principales grupos económicos no han querido quedarse atrás. Es así como el holding mediático de Megavisión (controlado por el grupo Bethia, es decir por el conglomerado Falabella) que ya era propietario de las emisoras Candela y Carolina ha adquirido en la presente semana tres nuevas estaciones: Romántica, Infinita y Tiempo. Por su lado, Andrónico Luksic, cuya familia posee la mayor fortuna del país, ha confesado su interés en crecer en el área de los medios teniendo como base de operaciones el Canal 13. Sencillamente ha dicho “me gustaría comprar más radios” para revelar, acto seguido, las razones que finalmente lo mueven, ya que “en los últimos años se ha ido instalando una concepción que pone en duda al aporte de la empresa privada al progreso de nuestro país”.
Si bien las nuevas tecnologías han hecho posible el surgimiento de una variedad importante de medios digitales, éstos difícilmente llegarán a constituir una verdadera competencia informativa tanto por la transitoriedad de sus mensajes como por la carencia de fuentes de financiamiento ya que la publicidad es manejada por un número muy limitado de actores y, con frecuencia, es distribuida atendiendo al sesgo ideológico de avisadores y de medios.
La concentración del poder comunicacional constituye una amenaza para la subsistencia de una sociedad auténticamente democrática ya que, como ha quedado sobradamente demostrado, la información que se entrega es parcial, desfigura los contenidos incluso a través de la forma de titular los textos, marca las agendas noticiosas destacando o silenciando ciertos hechos o valorando socialmente encuestas de opinión manipuladas y técnicamente deficientes.
Asimismo, constituye un atentado a la diversidad social toda vez que se destacan preferentemente los problemas y requerimientos de los sectores más influyentes al tiempo que se minimizan o esconden las causas estructurales de problemas como la pobreza y la delincuencia.
Incluso, desde el punto de vista del desarrollo integral del país, el solo hecho de que las bases de operaciones de estos conglomerados estén todas afincadas en la metrópoli distorsiona la realidad y genera nefastos efectos en cuanto a las regiones.
Finalmente, al hacer este análisis, es preciso denunciar la conducta de actores políticos que comparten muchas de las consideraciones críticas precedentes pero que, paradojalmente, justifican sin vergüenza alguna las dictaduras de todos los colores afines a sus pensamientos.
La libertad de expresión es una condición sine qua non de la democracia política y, por esa sola razón, es nuestro deber como ciudadanos el de actuar para defenderla y preservarla. Pero, además, tenemos el derecho de exigir a los comunicadores sociales altos niveles de ética y responsabilidad de tal forma que cumplan con su obligación de informar y no pretendan manipular conciencias en defensa de intereses propios que no son los de la comunidad nacional.
Déjanos tu comentario: