
“Me declaro culpable”.
Profundo impacto y gran sorpresa causó la declaración del Presidente de la República emitida a principios de la última semana de febrero. El ciudadano Sebastián Piñera, que acusado desde su juventud como responsable de diversos delitos especialmente de naturaleza económica (Banco de Talca, Tarjetas de crédito, negociación ilícita de venta de acciones de Endesa, uso de información privilegiada para adquisición de acciones de Lan – Chile, oscuro negocio de minera Dominga, etc. entre los asuntos más conocidos y relevantes) proclamó en todos estos casos “su absoluta inocencia”, ahora de golpe y porrazo se reconocía culpable.
La prensa, como ha sucedido en diversas situaciones, estaba sacando de contexto las palabras del mandatario y titulando insidiosamente tal como lo hace este comentario.
En verdad, lo dicho por el mandatario fue lo siguiente: “Si nos acusan de que queremos gobernar hasta el 11 de marzo, me declaro culpable. Sí. Vamos a gobernar hasta el 11 de marzo”. Claro, preciso y reiterativo.
La frase transcrita textualmente, amerita algunos comentarios.
La última encuesta CADEM (agencia de opinión cercana al actual gobierno) de la misma semana señalaba que la desaprobación a la gestión del presidente, se había elevado desde un 67% a un 72% y, tal como ha venido ocurriendo desde hace más de dos años, expresaba el descontento ciudadano en materia política, económica, social y educacional.
Con la sola exclusión de las acciones realizadas en el terreno sanitario, el calificativo que resume el juicio de la opinión pública se puede resumir en una sola palabra: “Desgobierno”.
No es posible, por ahora, efectuar un análisis acabado de la gestión gubernativa del cuadrienio. Sin embargo, si se pretende evaluar el período salta a la vista que importantes errores tanto en materia de política nacional como internacional son innegables. Las propias colectividades (UDI, Renovación Nacional, Evópoli) sobre las cuales Piñera pretendió sustentar su mandato, han sido claras en criticar acerbamente una gestión caótica que ha superado todas las cifras históricas en sucesivas sustituciones de ministros, subsecretarios, intendentes, gobernadores, sin que nadie entendiera las razones de los cambios ni eventuales reorientaciones. Si se pretendiera revisar ministerio por ministerio es muy poco lo rescatable. En materia internacional, su fallida pretensión de asumir un liderazgo iniciada en Cúcuta fue desdibujada por su contradictoria actitud frente a los temas del momento: cambio climático y medio ambiente, que dañaron gravemente la imagen exterior del país.
Hay tres temas básicos en que el desgobierno ha marcado pauta: 1) el conflicto de la llamada “macro zona sur” en el cual notoriamente conviven las demandas por reivindicaciones ancestrales de los pueblos originarios, el delito común y la actividad del narcotráfico; 2) El problema de la inmigración, que en la zona norte se ha descontrolado totalmente; y 3) La delincuencia y la seguridad pública que nos hacen recordar la panfletaria amenaza de campaña: “Delincuentes, se les acabó la fiesta”.
En un desesperado esfuerzo por alcanzar algunos puntos adicionales de aprobación, de improviso, cuando él y todo su equipo retornaban de sus inmerecidas vacaciones estivales, el Presidente anunció la extensión del IFE laboral por tres meses más y del subsidio Protege hasta el 30 de junio. Ante las críticas provenientes de sectores allegados al nuevo gobierno, un destemplado Piñera respondía iracundo: “¿Qué quieren? ¿Qué dejemos de fomentar el empleo? ¿Qué dejemos de proteger a las madres y a los niños?”.
El futuro Ministro de Hacienda Mario Marcel señaló: “Esperamos no tener más sorpresas de estas características, en que se comprometen recursos públicos inopinadamente. Esperamos que, de ser ello necesario, se nos informe oportunamente”.
La fiesta de la demagogia y de la incompetencia está llenado a su fin. Gabriel Boric asumirá su cargo con un cúmulo de problemas por delante y, de seguro, veremos que los responsables de muchas de las cosas que están pasando, aparecerán dictando cátedra.
Lamentablemente, que Chile haya electo a un fraudulento del Banco de Talca 2 veces como Presidente, nos demuestra una vez más lo atrasado que estamos. Y este artículo nos señala que habrá mucho por hacer, para que nuestro país logre un merecido desarrollo. Este ejemplo, es idéntico a lo ocurrido con otro millonario Presidente, me refiero a Donald J. Trump, quien no solamente dejó una deuda extraordinaria en el presupuesto norteamericano, después de 4 años en La Casa Blanca, y ahora pretende volver a ser electo nuevamente en los Estado Unidos de Norteamérica. Felicito al autor de este artículo en La Ventana Ciudadana, quien compartió con los lectores esta horrible experiencia chilena.