
Pobreza, pobreza…..¿Cuántas mentiras se dicen en tu nombre?
La “pobreza” es uno de los temas que con mayor persistencia podemos encontrar en el debate político y económico. Los contrapuestos puntos de vista resultan apasionantes, no tanto por el fervor con que se presentan sino por la sencilla razón de que, más allá de todos los argumentos, “los pobres”, considerados como personas individuales concretas, y no como concepto abstracto, siguen donde mismo pese al paso de los años y al crecimiento de índices elaborados por expertos.
La frase más usual en este campo es aquélla que, ante el progreso de la tecnología y el incremento constante de la producción de bienes y servicios, afirma que “el capitalismo es muy bueno para producir pero pésimo para distribuir”.
A este respecto, los últimos días nos trajeron dos noticias interesantes.
Una, que por primera vez en la historia moderna los astros se alinearon y los diez hombres más ricos del mundo lograron ganar MIL MILLONES DE DÓLARES, cada uno, en un solo día.
La otra, que el PNUD, dio a conocer su informe anual con las cifras más interesantes de la economía planetaria, documento que, por supuesto, amerita algunas consideraciones.
En la actualidad, 1.300 millones de personas, viven, o más bien subsisten, con menos de 5,5 dólares al día, algo así como $3.765 pesos, cifra promedio que incluye todos sus gastos.
En América Latina, la “pobreza extrema”, que en 1990 alcanzaba al 14% de sus habitantes, aún encuentra a 26.000.000 de personas en esa situación. ¿Qué entiende el Banco por “pobreza extrema”? Aquéllos sectores de la población que subsisten con menos de 1,9 dólares (mil trescientos pesos) por
Los sectores que registran un ingreso de 1,9 dólares por día, carecen de servicios básicos (en particular agua corriente potable y alcantarillado), habitan viviendas extremadamente precarias (favelas, campamentos) y se mantienen con una insuficiente alimentación básica. El sector con ingresos diarios inferiores a 3,2 dólares, si bien habita viviendas un poco más estables, vive en condiciones de hacinamiento, carece de saneamiento y su abastecimiento de agua es insuficiente.
Al medir la pobreza, hoy no se consideran solamente los ingresos monetarios sino que se efectúa un enfoque multidimensional que toma en cuenta educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno, redes y cohesión social, entre otros indicadores.
A nivel global, el 83% de la pobreza se concentra en el África subsahariana (560 millones) y en el Asia meridional, especialmente India (540 millones). A nivel país, la mayor cantidad de los 3,5 millones de pobres, corresponden a sectores rurales y a niños, que se concentran en las regiones de La Araucanía, Los Lagos, Tarapacá y Ñuble. Si se consideran solamente los ingresos monetarios, la pobreza nacional disminuyó un 3% entre 2015 y 2017, pero si se atiende a los demás indicadores, la situación de este sector ha permanecido prácticamente estancada.
Chile cuenta hoy con un PIB per cápita del orden de los 20.000 dólares anuales ($13.700.000 pesos), lo que implica claramente que no somos un país pobre matemáticamente hablando sino que somos un país con una pésima distribución del ingreso. La alta concentración de la riqueza en una docena de familias basta para constatar esta aseveración.
Si a lo dicho agregamos la consideración de factores éticos y sociales que contribuyen a hacer de nuestra realidad una sociedad profundamente fragmentada en la cual el egoísmo, la soberbia, la ostentación prepotente, son muestras de nuestra cultura de marginación y exclusión (¿leyó la noticia del robo en Vitacura de un auto avaluado en casi $400 millones de pesos?).
El Ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, ha dado a conocer un programa gubernativo para luchar contra la pobreza: “COMPROMISO-PAÍS”. Constituye una idea novedosa que pretende unir en un solo frente de combate a Gobierno, Grandes Empresas y Academia. Los críticos han señalado que se trataría de una operación de “lavado de imagen” de parte de las mayores de fortunas del país o de una operación ideológica de preservación del modelo neoliberal, que busca legitimarlo socialmente.
Un columnista del diario La Tercera, afín al oficialismo, luego de aplaudir la iniciativa, ha sido claro en afirmar que esto era lo que el país requería: una nueva derecha, “una derecha compasiva”. A nuestro juicio, la desafortunada frase transparenta lo que ha sido el devenir de un país que históricamente se ha negado a reconocer “derechos” a las personas y que ha optado por la limosna y la caridad. El cura Alberto Hurtado lo dijo: “La caridad comienza una vez que se ha cumplido con la justicia”.
Veremos qué pasa. Entonces, conversaremos.
Déjanos tu comentario: