«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

Realidad  Económica Mundial…

Hoy, nos guste o no, en esta fase del desarrollo y expresión capitalista, no se vislumbra, al menos en el corto plazo, ninguna alternativa que exprese cierto nivel real de contrapeso con esta realidad.

Una constatación básica, elemental es que el sistema imperante es funcional exclusivamente, a los intereses de la gran empresa y no resuelve el problema de la pobreza en el mundo ni se sostiene en una visión de desarrollo equilibrado con las necesidades humanas ni con el  necesario sustento armónico del medio ambiente.

La desaparición de los «Socialismos reales», la debacle de los países de la órbita socialista, dejan sin contrapeso el sustento y desarrollo de esta expresión del capitalismo.

Ni en América Latina, ni en Europa se ven propuestas alternativas coherentes que puedan enfrentar, doblegar o ser alternativa a un modelo económico y social que ha ganado la batalla económica y una enorme influencia ideológica, la que se extrapola a las conductas individuales y se hace carne en las personas.

En Asia, África y Medio Oriente, la nebulosa es aún más grande, compleja y llena de tráfico de raras influencias, a lo menos para quienes tienen los pies en esta lejana y apartada larga faja de tierra enclavada en América Latina. En dónde nuestras propias falencias, conflictos y miserias conductuales -las que se reproducen a una velocidad alarmante y que son propias de este dominio ideológico capitalista y la falta casi absoluta de referentes políticos ideológicos, éticos y morales- nos ciegan y nos concentran en mirarnos el ombligo inundado de nuestra hoy  oscura realidad.

En el marco de la sociedad, se masifica el individualismo, el egoísmo, la corrupción, conductas inspiradas en una formación social,  que se concentra sólo en el interés individual de las personas, en dónde las ideas sufren de un reblandecimiento y además se alejan de la ética, la moral y el interés general.

El neoliberalismo utiliza como herramientas de dominio la concentración de capital expresada en una realidad indesmentible: cada día más concentración de la riqueza en el mundo y en el ámbito de  cada país, con un dominio ideológico traducido y expresado en conductas sociales y personales que eliminan la solidaridad como modo de vida.

El direccionamiento y control de las economías de los países, en dónde es imposible desarrollar marcos de competencia real, acciones de los empresarios lindan con la ilegalidad y falta de fiscalización de los Estados, complotan con toda posibilidad de incentivar y abrir la competencia real.

La globalización, es otro instrumento del control, intervención e injerencia de las economías por parte del modelo mundial imperante.

Hay una suerte de consenso, en que este modelo reinante es injusto  y no resuelve los problemas de pobreza ni permite un desarrollo social y económico y ambiental equilibrado ni equitativo que requiere la humanidad.

¿Cómo encontrar respuestas a esta situación de injusticia social?

Quizás la base de sustentación de alternativas más justas se puede encontrar en modelos de gobernabilidad social micro, de base, a menor escala.

Hoy no es posible, no están las condiciones para «asalta el poder». Pero sí puede ser posible entrar a definir modelos de gestión más justos y equilibrados a partir de realidades locales.

Por ahora se hace difícil encontrar con claridad respuestas alternativas a esta realidad, entre otras muchas causas, la falta de confianza en las Utopías…

Juan Luis Castillo Moraga.

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