REFORMA AGRARIA: LA TIERRA PARA EL QUE LA CUIDA (NO SOLO TRABAJA)
Agustín Infante Lira
Ingeniero Agrónomo
Magister en Desarrollo Rural. Doctor en Agroecología
Director Regional del Centro de Educación y Tecnología CET
Premio Regional de Medioambiente 2009
Un artículo futurista al cual aún no estamos preparados
Así como vamos en el presente, el futuro será más difícil dado la terquedad y necedad gubernamental, la ambición de las transnacionales y la insensibilidad de la población mundial, probablemente las crisis serán múltiples. Como muchos intelectuales describen tenemos hoy una crisis económica, financiera, ambiental, climática y de alimentación. Probablemente en años venideros se intensificaran estas crisis en especial la ambiental y de la soberanía alimentaria. Además es probable que se sumaran otras crisis como de ingobernabilidad central y mundial.
No será fácil alimentar a 10 mil millones de personas con agroecosistemas casi destruidos en sistemas climáticos impredecibles y con escasos insumos energéticos y genéticos disponibles. Estos tormentos serán especialmente difíciles para esas familias campesinas y aquellas que fueron migrando de la ciudad al campo. Lo que antiguamente se describía como que en el campo “nunca faltaba algo para comer” en esos tiempo también será cosas del pasado, debido a la casi completa destrucción de su recurso suelo, perdida de biodiversidad y falta de agua. Lamentablemente el campesino y el pequeño productor presionado por reproducir su sistema familiar, a veces por ignorancia o falta de oportunidades de capacitación no han sido capaces de revertir este proceso autodestructivo. El paquete tecnológico obsoleto y inaplicable transmitido por agentes de desarrollo ligados a los gobiernos solo han acelerado esos procesos. Ni las universidades ni los centros públicos de investigación han tenido capacidad para corregir estos errores. Por otro lado los movimientos agroecológicos y alternativos no han logrado plasmar en los planes gubernamentales sus propuestas. Muchos de ellos quedaron encerrados en pequeñas experiencias exitosas u otros han fracasado en la puesta en acciones cuando los gobiernos les dio la oportunidad. Exceso de ortodoxia, falta de experiencia, poca capacidad de negociación y discursos divisionista erosionaron las oportunidades generadas y logradas después de años de lucha. Se suma a todo ello la crisis productiva de las grandes multinacionales producida por la rápida destrucción de sus recursos naturales por un desacertado paquete tecnológico basado en fertilizantes que destruyeron la fertilidad natural de los suelos, el uso indiscriminado de agua que en pocos años acabo con las reservas acuíferas, el aumento de las plagas, enfermedades y malezas que se acrecieron por la resistencia adquirida por ellas, la ausencia de control natural y el fracaso del uso de pesticidas han agudizado mas aun los problemas de alimentación mundial.
Las experiencias agroecológicas aunque aún no masificadas están dispersas en todo el mundo y han demostrado a lo largo de décadas su capacidad productiva y su alta sustentabilidad. Ellas nos demuestran que con adecuado manejo, aun en suelos degradados o en condiciones muy difíciles para la agricultura, es posible producir alimentos suficientes para todo la población del mundo. La soberanía alimentaria lograda en las últimas décadas por cientos de grupos dispersos en todo el mundo son faros metodológicos, técnicos y sociales que iluminan a la humanidad y que los gobiernos locales y regionales ya a estos niveles de crisis no pueden desconocer y eludir.
Los recursos naturales para hacer agricultura ya se han hecho demasiado importante. Actualmente esta considerado un crimen a la humanidad cualquier atisbo de destrucción. Erosionar el suelo, desperdiciar el agua, contaminar, cortar arboles y extinguir especies naturales son ya penadas en muchas partes del mundo.
Pero eso aun no es suficiente, la redistribución de la tierra se hace imprescindible, la humanidad es una bomba de tiempo, 10 mil millones de personas requieren satisfacer sus necesidades básicas. Empresas multinacionales, grandes productores, medianos y pequeños agricultores e inclusive campesinos e indígenas que no manejen en forma sustentable sus campos serán despojados de sus terrenos para entregárselas o los que la cuidan y la trabajan. La reforma agraria ecológica es la parte central de la soberanía alimentaria de los pueblos.
Para resguardar y asegurar un adecuado proceso reformista requiere de una alta participación local. Una reforma agraria de abajo hacia arriba y no como se realizó en tiempos pasados en que eran los gobiernos progresistas los que expropiaron los campos para luego ser entregado a los campesinos con poca intervención popular y sin un enfoque agroecológico que les permitiera sustentarse en el tiempo. Fue así como los procesos de reforma agraria y contrarreforma se fueron dando periódicamente en diversos países a los largo de los últimos 100 años.
Esta nueva concepción de reforma agraria se basa en la participación de las comunidades rurales, los gobiernos locales comunales y el apoyo de instituciones nacionales y privadas. Se aplicara un examen de sustentabilidad predial y de acuerdo a una tabla de puntaje algunos propietarios serán aprobados, otros con bajo puntaje, podrán ser despojados o pasar a un sistema de formación y apoyo técnico y financiero que asegure sus sustentabilidad. Si en una segunda evaluación a los 3 años tampoco es aceptado puede perder parte de su predio o en su totalidad. De continuar así, el gobierno local y la comunidad podrá otorgar una segunda y ultimo periodo de formación agroecológica que lo lleve a la sustentabilidad. Los terrenos incautados serán entregados a postulantes jóvenes tanto de campesinos sin tierra como jóvenes de ciudad que quieran fundar sus nuevas vidas en al campo. Ellos deberán pasar además por una formación agroecológica. Cada comuna destinara parte de los terrenos incautados para implementar centros demostrativos y de investigación que den soluciones ingeniosas a los problemas técnicos surgidos a sus vecinos. Parte de estos terrenos comunitarios serán trabajados por presidiarios mientras cumplen sus sentencias.
Solo una reforma genuina y la protección contra el despojo de tierra de los campesinos sustentables podrán hacer frente a la crisis alimentaria y protegerá al mundo de la especulación y el dumping del mercado de los alimentos. En algunos años más, sin embargo, se requerirá tomar el toro por las astas y realizar una reforma agraria participativa, correctiva y con un alto sello sustentable, de manera que sean los que trabajan la tierra cuidándola, los verdaderos protagonistas de la soberanía alimentaria del mundo.
Excelente exposición y propuesta para el trabajo adecuado y sustentable en el sector agrícola. Buen tema para que lo tomen los candidatos presidenciales.
Un tema digno de ser abordado por la sociedad chilena…
las autoridades de gobierno del área deberían asumir el tema con visión integral.