
¿SALVARÁN A LA HUMANIDAD LAS CIENCIAS Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS?
Desde mis años universitarios, allá por los años 60’, me he visto a menudo enfrascado en conversaciones y discusiones (hoy mucho menos) en las que planteaba mi visión acerca de cómo vislumbraba el futuro de la humanidad a la luz del comportamiento de la sociedad, de la política y del tratamiento que le damos los humanos al medio natural y a sus ‘bienes naturales’. (A propósito no empleo la expresión ‘recursos naturales’ porque tienden a dar la idea que están ahí, a nuestro alcance y disposición, para que los explotemos a destajo).
Las respuestas mayoritarias eran (y son) con un sentido que no había que preocuparse tanto porque aparecerá un descubrimiento, invento o milagro que nos aportará la ciencia y la tecnología, para revertir las situaciones de las fuentes secundarias de energía, deterioro medio ambiental y contaminación provocados por el crecimiento exponencial de la población mundial, el aumento de la deforestación para obtener más superficies para cultivos tradicionales y mono-cultivos agrícolas y forestales, el crecimiento de la industrialización y la creciente extracción de bienes naturales para sostener el crecimiento.
Y esa elección de esperar cómodamente que algo así ocurriera mientras la humanidad seguía comportándose irresponsablemente mal, no está produciendo cambio positivo alguno sino todo lo contrario. Lo estamos palpando con crudeza en todo el mundo y en Chile desde el 18.10 con el comienzo del llamado “estallido”, que muchos veíamos venir desde los años 90’; aquellos años de optimismo enfermizo del “jaguarismo” y de los sueños de grandeza, en que los ‘economistas’ neo-liberales adiestrados por Milton Friedman y sus monsergas intentaron hacernos creer que estábamos ad portas de ser un ‘país desarrollado’, como nuestros socios de la OCDE. Pero despertamos ¡por fin! del sueño soporífero en que plácidamente estábamos, los estratos más acomodados ¡claro que sí!, pero no las mayorías ciudadanas o la llamada ‘gente de a pie’.
Pero no existen los milagros ni las panaceas, ni energéticas ni de ninguna clase. Lo que tratan de vendernos como la quintaesencia de las tecnologías, muchas veces son mentiras o falacias. Siguiendo al físico-químico y académico italiano de la Universidad de Florencia Ugo Bardi en su blog “The Cassandra’s Legacy” [1], con quien concuerdo en varias de sus aseveraciones que aportan a re-afirmar lo dicho, debemos convenir con él en que para hacer buenas predicciones, estas son las recomendaciones que se deben seguir:
1. Siempre debemos creer en la termodinámica;
2. No debemos creer en ‘maravillosas nuevas tecnologías’;
3. Recordar siempre que el sistema tiene puntos de inflexión
impredecibles.
A continuación, una lista de algunos de los sucesos asertivos de Bardi relacionados con los cambios o avances tecnológicos:
a. El hidrógeno como combustible para vehículos “limpio y no contaminante”, del que se ha hablado desde hace décadas, ¡es un bulo! No existe la “economía del hidrógeno”. Veinte años después de la aparición de este nuevo invento energético, no hay autos ‘a hidrógeno’ ni producción de hidrógeno a partir de energías renovables.
b. El automóvil ‘a aire comprimido’ es una estafa. La ida de un inventor francés anduvo dando vueltas desde 2005 por unos 10 años y finalmente se diluyó y aún no aparece en el mercado tal tipo de automóvil.
c. El catalizador de energía, el e-Cat de Andrea Ross, es otra estafa. Después de varios años de intentar convencer al mundo científico de su invento, todo terminó cuando se descubrió que había un error que dejó en claro que era un bulo. El señor Ross es una de esos personajes probablemente con problemas mentales que se obsesionan tratando de descubrir el “movimiento perpetuo”, y que además insultan a sus detractores. He conocido en Chile a varios personajes con esa clase de ideas locas.
d. El Informe “Los Límites del Crecimiento” ¡fue correcto! En 2011, Bardi publicó sus primeras evaluaciones del Informe «The Limits to Growth», D. Meadows et al., M.I.T., 1972 [2]. En 2014, escribió un libro titulado «The Limits to Growth Revisited» (“Los Límites del Crecimiento Retomados”). Re-examinó toda la historia acerca de cómo el estudio fue rechazado y demonizado, y ampliamente torpedeado por personas que decían que contenía «predicciones erróneas», llegando a la conclusión de que no había nada malo en ese libro y que su rechazo era uno de los primeros ejemplos de campañas públicas diseñadas por los “negacionistas” para desacreditar las investigaciones científicas que se consideraban perjudiciales para los lobbies de grandes inversionistas industriales y empresas trasnacionales. En este sentido, la predicción de Bardi fue correcta.
Asimismo, mi primer ‘encuentro’ con “Los Límites del Crecimiento” fue un artículo sobre el informe publicado en una edición de la famosa revista “Playboy” del año 1973. Su lectura me provocó una profunda impresión por la potencia y seriedad de la investigación, deducida desde la redacción de su autor. Lo leí tres veces en dos días y deduje que lo dicho en ese estudio sería rebatido y negado por muchos,… y así fue, mi predicción se cumplió.
e. Los autos eléctricos son el futuro. Una buena tecnología que podría aliviar varios problemas: contaminación, cambio climático, etc. Tuvo razón al pensar que los vehículos eléctricos se convertirían en moda, a pesar de que los responsables de la toma de decisiones tardaron un tiempo en comprender el punto. Incluso hoy, los vehículos eléctricos se enfrentan una fuerte resistencia de una alianza artera de compañías petroleras, fabricantes de automóviles y ciertos ambientalistas. Van a reemplazar los vehículos tradicionales en los próximos años.
f. Los precios del petróleo bajarán. En 2008, los precios del petróleo habían comenzado a subir, llegando a US $ 150 el barril, y todos esperaban que siguieran subiendo. Pero operó la “ley de la oferta y la demanda” y, como la demanda no puede ser infinita, los precios tampoco y….los precios bajaron.
g. La energía fotovoltaica es el futuro. Aseveración sostenida desde 2005 y sucedió, sobre todo cuando la energía FV alcanzó la «paridad de red» con otras tecnologías eléctricas. Hoy sigue aumentando su aplicación en todo el mundo. Ahora, veamos la lista de algunos casos en los que Bardi se equivocó:
- El ‘peak’ del petróleo se producirá en 2010. No se cumplió esa fecha, por varios errores cometidos en los análisis, entre otros subestimar la importancia que podría alcanzar el petróleo (y gas natural) «no convencional». Los autores de ese vaticinio no se dieron debida cuenta de que el petróleo de esquisto bituminoso (“shale oil”) [3] no es tanto un recurso económico como un ‘arma de dominio estratégico’. Las predicciones de que la «burbuja de esquisto” iba a estallar, aún no han ocurrido.
- Energía eólica de gran altitud. Bardi evaluó muy positivamente esta energía en 2009, aplicada a un prototipo de turbina que se desarrollaba en Italia. Pero fue demasiado su optimismo pues esa tecnología resultó ser mucho más difícil de desarrollar de lo que parecía. Hoy, 10 años después, sigue siendo una promesa incumplida.
- Greta Thunberg: lo inesperado. En 2018 Bardi publicó un análisis de las tendencias del “meme del cambio climático», y concluyó que el interés público estaba disminuyendo y que pronto ya nadie seguiría interesado en ello. Pero en 2018-2019 apareció Greta Thumberg cambiándolo todo (tal como lo intentó la hoy olvidada niña canadiense Severn Cullis-Suzuki en su discurso –muy parecido al de Greta- en la Cumbre de Río de Janeiro, de 1992 [4] ). Cometió el error clásico: pensar que las tendencias pasadas también serán tendencias futuras. A veces es así, pero muchas veces no, como en este caso.
Mientras tanto, el mundo sigue su marcha hasta el fin de los tiempos.
Referencias:
[1] https://cassandralegacy.blogspot.com/
[2] https://laventanaciudadana.cl/el-club-de-roma-y-los-limites-del-crecimiento/
[3] https://laventanaciudadana.cl/gnl-es-un-gas-limpio/
[4] https://www.youtube.com/watch?v=l06CAmuqYfo
Gracias Lala y Pedro por vuestros comentarios. También creo que debemos ser muy cuidadosos y críticos con las tecnologías, las que a mi juicio no nos salvarán. Debemos ir hacia el máximo ahorro y evitar todo tipo de despilfarro ya que estamos necesitando casi dos planetas Tierra si pretendemos mantener las tasas tradicionales de crecimiento; por lo demás, ya hemos analizado que la hipótesis del crecimiento está acabada.
«Maravillosas nuevas tecnologías» que si no somos finos en la elección de ellas y en el uso discriminatorios, nos atrapan como en «telaarañas».
Nó, no nos salvarán, si no elevamos nuestros niveles de conciencia crítica y seguimos cayendo en las «Redes», pero, sin pensar, sin discriminar y sin razonar.