
De la Juanita Castro a Juan Andrés Camus.
Círculo en la luna, novedad ninguna. En la historia republicana de Chile, constituye ya casi una tradición que, frente a las confrontaciones electorales, los sectores más conservadores de la sociedad apelen al terrorismo económico y político como herramienta de trabajo indispensable para lograr la adhesión ciudadana. En la materia, se carece de todo escrúpulo. Así como otrora se trajo a Juanita Castro, hermana disidente de Fidel, para advertirnos de los riesgos que el país correría si se convirtiera en una nueva Cuba; así como Joaquín Lavín y Manfredo Mayol utilizaron a una persona con notorios problemas psiquiátricos para atacar a un contendor; así, hoy sale a la palestra un señor llamado Juan Andrés Camus Camus.
¿Quién es Juan Andrés Camus Camus? Es un ingeniero comercial, egresado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Junto a Jorge Errázuriz y el cubano Mario Lobo, formó hace algunos años del Fondo de Inversión “CELFIN CAPITAL” (Camus, Errázuriz, Lobo Finanzas), grupo económico que hace algunos años se integró con el poderoso grupo financiero brasileño BTG PACTUAL. Accionista de la Bolsa de Comercio de Santiago, fue elegido presidente de la entidad para el período 2014-2017. Hasta ahí nada extraordinario tratándose de un personaje que forma parte del 1% más rico del país.
El miércoles 4 de octubre recién pasado, el Cuerpo “Economía y Negocios” de “El Mercurio” sorprendió con las declaraciones de Camus. El “timonel de la principal bolsa local” participó el día anterior en la inauguración de la World Investor Week organizada por la Superintendencia de Valores y Seguros y tras la rueda bursátil de la jornada descartó que el alza de los precios de las acciones pudiera deberse a la gestión del gobierno actual, señalando que el elemento político es uno de los factores que han influido en ello, toda vez que ”hay una expectativa de mejor ambiente económico». Cerró sus declaraciones con una frase para el bronce: “Claramente, si no saliera elegido Piñera, la probabilidad que tengamos un colapso en el precio de las acciones es alta”. Lo curioso es que el mismo periódico cierra su información señalando que, según publicación del día anterior del diario “La Segunda” (de la misma cadena) Camus aportó, vía Servel, 13 millones de pesos a la referida candidatura.
Frente a las duras críticas recibidas desde todos los ámbitos, el personaje en cuestión reconoció que su expresión había sido una “imprudencia” lo que implica asumir que no había tenido suficiente tino. Es decir, para más precisión, no dijo que había cometido un error sino que, tácitamente, dejo establecido que eso era lo que pensaba pero que no debió haberlo dicho.
Las palabras de Camus, claramente constituyen una torpeza, un descriterio y, más aún, hasta podrían configurar un delito.
En efecto, formular declaraciones de ese tenor al mismo tiempo que casi todos los encuestólogos y medios tradicionales de comunicación aseveran y vuelven a aseverar, que el más probable próximo Presidente de Chile es el mencionado candidato, significa asumir que tal “verdad comunicacional” está francamente en duda.
Lo grave es que en el ente que preside Camus se transan diariamente miles de acciones de empresas privadas nacionales las que son compradas y vendidas en su mayor parte por las tan cuestionadas “Administradoras de Fondos de Pensiones”. Por tanto, las declaraciones del empresario pueden afectar gravemente los fondos de los trabajadores que son administrados por dichas AFPs, ya que el mercado accionario es naturalmente muy sensible a estas apreciaciones y a las expectativas que generan, como, por supuesto, a la acción de los especuladores que tienen fácil acceso a información privilegiada.
Por otra parte, el artículo 61 de la ley 18.045 sobre Mercado de Valores sanciona con pena de presidio menor en sus grados mínimo a medio al “que con el objeto de inducir a error en el mercado de valores difunda información falsa o tendenciosa, aun cuando no persigan con ello obtener ventajas o beneficios para sí o para terceros” agregando que la pena se aumentará según el cargo, posición o actividad del delincuente.
A un debate presidencial que hasta aquí se ha visto débil en contenido, pobre hasta en la forma de expresarse, carente de un abordaje a fondo de los problemas actuales de la sociedad chilena y de los desafíos del futuro, se ha sumado, una vez más, la campaña del terror.
Bueno sería que los diversos sectores políticos compitieran ante la ciudadanía demostrando las bondades de su modelo ideológico, explicando la forma en que proyectan su concreción, justificando una trayectoria al servicio del bien general de la nación con independencia de los grandes grupos de poder, antes que estuvieran permanentemente recurriendo al ataque personal, a la atemorización de la población y a otros procedimientos subalternos.
Como se puede apreciar en este material, presentado por el abogado René Fuentealba Prado, también en Chile se está practicando la misma estrategia política utilizada en los Estados Unidos de Norteamérica, bajo esta nueva administración de Donald J. Trump, quien se ha especializado en mantener una nación atemorizada, lo que ya está causando un sentimiento bastante negativo en todo el país. Debemos comprender, que no se puede comparar la población de Chile, con los 325 millones de habitantes en los EE.UU., pero los resultados son idénticos, en cuanto al temor ciudadano.
Los chilenos no se deben dejar atemorizar tan facilmente, sólo porque un individuo millonario pretende sacar mayores beneficios económicos. Y Juan Andrés Camus no es el mejor ejemplo a seguir.